La posverdad, hace medio siglo
Una exposici¨®n reivindica a Oscar Massota, artista que intuy¨® que el arte del futuro iba a estar en la reacci¨®n del p¨²blico
Parece inveros¨ªmil suponer un punto de cruce entre la Espa?a de la Transici¨®n, el pensamiento de Jacques Lacan expuesto en castellano, la moda del happening art¨ªstico y su contrario: el happening no sucedido que existe solo en los rumores de su (no) acontecimiento, la persistente provocaci¨®n aprendida en Sartre, la prosa de Merlau-Ponty (¡°que entiende investigar las ideas acariciando las palabras¡±) y la inesperada armon¨ªa entre estructuralismo y marxismo. Pero ese nudo existi¨® y se llam¨® Oscar Masotta. No fue precisamente un artista ni un fil¨®sofo ni un psicoanalista: fue una energ¨ªa encarnada capaz de deslizarse entre disciplinas e hibridarlas, combinarlas, solaparlas y, sobre todo, transmitirlas. Naci¨® y vivi¨® en Buenos Aires hasta mediados de los a?os setenta; muri¨® en Barcelona en 1979, a los 49 a?os. Solo llevaba tres a?os en la ciudad, pero una serie de artistas, poetas, pensadores y (futuros) psicoanalistas quedaron marcados para siempre por los grupos de estudios que dirigi¨® en el taller del pintor Josep Guinovart y en la Biblioteca Freudiana, que ¨¦l mismo fund¨® en 1977. La casualidad quiere que la exposici¨®n sobre Masotta coincida con la de uno de los artistas espa?oles marcados por el encuentro con ¨¦l: la de Pepe Espali¨² en Tecla Sala, en L¡¯Hospitalet.
Los libros de Masotta, como Sexo y traici¨®n en Roberto Arlt, Conciencia y estructura o Introducci¨®n a la lectura de Jacques Lacan, publicados en Argentina entre 1965 y 1975, vienen siendo reeditados en los ¨²ltimos a?os; la porte?a editorial Mansalva acaba de sacar la edici¨®n definitiva de Revoluci¨®n en el arte, art¨ªculos reunidos y prologados por Ana Longoni, comisaria tambi¨¦n de la exposici¨®n que ahora se presenta. A casi cuarenta a?os de su muerte, el Macba despliega ese secreto progresivamente desvelado; el t¨ªtulo de la muestra ya anuncia la peculiaridad de su protagonista y de su tiempo: La teor¨ªa como acci¨®n. Es justo reivindicar y re-presentar la figura de Masotta, y acaso es justo tambi¨¦n que sea una nueva generaci¨®n la que ¨Ca ambos lados del Atl¨¢ntico¨C lo redescubran, porque una de sus intuiciones m¨¢s poderosas consisti¨® precisamente en que el arte del futuro ser¨ªa menos un objeto o un acontecimiento que los efectos provocados en el p¨²blico, como las emanaciones de un n¨²cleo vac¨ªo. Masotta lo concibi¨® como la ¡°desmaterializaci¨®n¡± del arte, etapa siguiente a la del pop en su propia l¨®gica. Los artistas pop creaban im¨¢genes de im¨¢genes; del c¨®mic, como Roy Lichtenstein; de logos comerciales, como Warhol. El vanguardista ruso El Lissitsky lo hab¨ªa intuido en los a?os veinte y Masotta lo ley¨® en revistas inglesas de los sesenta: ¡°Pi¨¦nsense en la correspondencia, por ejemplo: crece el n¨²mero de cartas, la cantidad de papel escrito, hasta que llega el tel¨¦fono y la alivia¡±. Lo mismo pasa con la radio respecto de los peri¨®dicos. Resultado: ¡°La materia disminuye, el proceso de desmaterializaci¨®n se acelera¡±.
?Ejemplos? En octubre de 1967, Masotta reuni¨® a unas ochenta personas en el Instituto Di Tella, la sede y el pulm¨®n del movimiento art¨ªstico de vanguardia en Buenos Aires. Dividi¨® el grupo en dos: una parte fue conducida a un teatro, donde asisti¨® a una serie de actuaciones improvisadas; la segunda fue llevada a un descampado fuera de la ciudad: todo lo que sucedi¨® fue que un helic¨®ptero los sobrevol¨® fugazmente, con una conocida actriz que saluda desde el aparato. Cuando los dos grupos vuelven a reunirse se produce una corriente de relatos, rumores, explicaciones, suposiciones: esas comunicaciones informales, de la que apenas queda registro, son (o est¨¢n en lugar de) la obra. Es el happening que Dora Garc¨ªa reprodujo recientemente en varias ciudades europeas, y cuyos v¨ªdeos forman parte de la exposici¨®n. En 1966 ¨Clo cuenta Ana Longoni¨C ¡°a la salida de uno de los seminarios de Masotta, sus amigos Roberto Jacoby, Ra¨²l Escari y Eduardo Costa fundan el grupo Arte de los Medios. Parten de la idea de que los medios son susceptibles de constituir acontecimientos. Su primera realizaci¨®n, hoy reconocido punto de origen de los desarrollos conceptuales del arte contempor¨¢neo, fue el antihappening: la invenci¨®n de un acontecimiento¡±. Varios periodistas se hicieron eco de ese evento no sucedido. Algunos, a consciencia; otros, dando por buenos los datos transmitidos por terceros. Cincuenta a?os antes del r¨®tulo posverdad se mostraba que los medios crean la noticia, no al rev¨¦s. Era una provocaci¨®n y, a la vez, una forma inasible de acci¨®n, en medio de una muy agitada escena pol¨ªtica. Era una confirmaci¨®n y a la vez una refutaci¨®n de las ideas de Marshall McLuhan, tan en boga por entonces. En la exposici¨®n del Macba puede verse, por ejemplo, un antiposter de Roberto Jacoby de 1969, en la que se lee, junto a la foto m¨¢s ic¨®nica del Che Guevara, fusilado dos a?os antes: ¡°Un guerrillero no muere para que se lo cuelgue en la pared¡±. Pero el inter¨¦s de Masotta por el rumor, lo dicho sobre lo (no) hecho, la distorsi¨®n, la noticia falsa, conecta con uno de los ejes de su acci¨®n te¨®rica: la transmisi¨®n, la convicci¨®n de que el saber solo es productivo cuando circula, cuando crea una cadena y una continuidad, una serie de reflexiones y respuestas, incluso de equ¨ªvocos y reelaboraciones.
La exposici¨®n, que viene del Muac de M¨¦xico e ir¨¢ a finales de a?o al Parque de la Memoria de Buenos Aires, se organiza en nueve n¨²cleos: papeles personales, exilio y psicoan¨¢lisis, literatura y peronismo (Masotta se defin¨ªa como anti-antiperonista), imagineros argentinos, historieta (en 1968 organiz¨® la primera Bienal Mundial de la Historieta), arte de los medios, Masotta happenista, derivas y Masotta polemista. Re¨²ne obras de sus contempor¨¢neos, como Jacoby, Eduardo Costa, Ra¨²l Escari, Marta Minuj¨ªn (la en¨¦rgica impulsora del happening en Argentina), Charlie Squirru, Dalila Puzzovio, Rub¨¦n Santont¨ªn, Luis Wells y Alberto Greco; y de producciones m¨¢s recientes, como las de Gonzalo Elvira, Guillermina Mongan (quien tambi¨¦n colabor¨® en la curadur¨ªa de la exposici¨®n) y el colectivo Un Faulduo, adem¨¢s de la mencionada Dora Garc¨ªa. Entre los numerosos documentos exhibidos se encuentran dos libretas de Osvaldo Lamborghini, el escritor y artista pl¨¢stico casi clandestino (Buenos Aires, 1940-Barcelona, 1985) que ocup¨® hace tres a?os las mismas salas del Macba con sus collages cuasi o s¨²per-pornogr¨¢ficos. Destinos paralelos: nunca se conocieron pero se leyeron y siguieron a distancia.
Finalmente, la exposici¨®n tiene una parte de historia familiar: hace unos pocos a?os Cloe Masotta, hija barcelonesa de Oscar (muri¨® cuando ella ten¨ªa solo dos a?os) asisti¨® a las clases que Ana Longoni viene dictando en el Programa de Estudios Independientes del Macba. Desde entonces trabaja con ella en la investigaci¨®n y exhibici¨®n del legado de Massota, centr¨¢ndose en el rescate de documentos familiares (numerosas fotos, cartas de Masotta a su madre y a sus amigos) y de indagaci¨®n sobre su trayectoria en Argentina y en Barcelona, mediante entrevistas a intelectuales y artistas que le fueron cercanos. Esta aut¨¦ntica constelaci¨®n Masotta se extender¨¢ en mesas redondas, proyecciones y seminarios que actualizar¨¢n la estela de esa energ¨ªa fugaz y todav¨ªa presente en el despliegue de sus sucesivas desmaterializaciones.
Oscar Masotta. La teor¨ªa como acci¨®n. Macba. Barcelona. Hasta el 11 de septiembre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.