Mam¨¢, quiero ser torero
Decenas de chicos quieren ser matadores hoy en d¨ªa y aprenden en las escuelas taurinas con afici¨®n y esfuerzo
A las cinco de la tarde, los muchachos van llegando a la escuela: ¡°Buenas tardes, maestro¡±, recitan uno por uno, sin excepci¨®n, y tienden la mano al hombre vestido con ch¨¢ndal. Tan solemne saludo en los tiempos que corren se debe, dicen, a una formaci¨®n ¡°en el respeto y los valores de siempre¡±. Los que lo practican son alumnos de la escuela taurina?Jos¨¦ Cubero Yiyo, dirigida Jos¨¦ Pedro Prado, El Fundi, y las clases diarias se imparten en la plaza de toros de Las Ventas (cuando no hay toros). No es un detalle menor: los responsables dicen que eso ha multiplicado el n¨²mero de matriculados. Que esa arena la hollaron los grandes. Con 20 euros al mes y un sacrificio a la altura de la vocaci¨®n uno puede aprender toreo de sal¨®n y debutar con novillos. Para entonces habr¨¢ que afrontar otros gastos, pero nada que sea imposible si uno quiere ponerse delante de un toro. He ah¨ª la cosa: qui¨¦n quiere eso en pleno siglo XXI. Y sobre todo, ?qui¨¦n lo quiere cuando puede estar jugando con la consola tan ricamente? Hay gente pa t¨®, que dec¨ªa El Gallo.
El perfil de estos aprendices no es muy distinto del de hace dos d¨¦cadas, pero s¨ª del de aquellos maletillas que se tiraban de espont¨¢neos a las plazas de pueblo buscando una oportunidad y de los que perd¨ªan la vida en un paisaje de copla: de noche, bajo la luna, saltando un cercado para plantar cara a las reses bravas. Ahora todos van al instituto y dicen comprender que la fama y el dinero, si alg¨²n d¨ªa llega, no tardar¨¢ en dar la vuelta. ¡°La carrera, con suerte, son ocho o 10 a?os¡±, asegura el maestro, antiguo matador, Miguel Rodr¨ªguez, en Las Ventas. Pero a su edad, a los chavales nadie les quita de la cabeza que habr¨¢ para ellos una puerta grande y un futuro de ganader¨ªas.
Mujeres vestidas de luces
Los alumnos de la escuela madrile?a reciben clases te¨®ricas impartidas por profesionales del toro, periodistas y expertos en la materia. Ya no es solo el toreo de sal¨®n, el ejercicio f¨ªsico o las pr¨¢cticas con el carret¨®n. Quiz¨¢ en ellas se abunde en la forma pol¨ªticamente correcta de abordar las cr¨ªticas m¨¢s repetidas que recibe la fiesta. A veces contestan con un discurso tan ce?ido al canon actual que parece una lecci¨®n bien aprendida. Sobre mujeres toreras, por ejemplo, dice uno de los alumnos, Villita: "Da igual si se es hombre o mujer. Aqu¨ª hay una y nos llevamos muy bien con ella, tiene igualdad total entre nosotros; las mujeres son importantes en los toros, yo las animar¨ªa tambi¨¦n a que vengan a ver el espect¨¢culo, esto es de todos". El responsable de la escuela sevillana, Miguel Serrano, cree que las familias disuaden m¨¢s a las ni?as que optan por el toreo de sal¨®n que cuando esa voluntad la manifiesta el hermano. Ellas tienen una est¨¦tica propicia para la fiesta, pero tambi¨¦n cuenta el valor", dice y no ha habido suficientes para sacar una estad¨ªstica comparativa con los varones. "Cuenta la decisi¨®n, la fuerza"... sugiere tambi¨¦n.
La estad¨ªstica es simple cuando se observan estas escuelas. Mujeres, pocas, una o ninguna por cada escuela, podr¨ªa decirse. Haberlas, hubo. Ellas podr¨ªan contar qu¨¦ pas¨®. Los ¨²ltimos datos publicados por el Ministerio de Cultura se?alan que del total de profesionales taurinos inscritos en el registro oficial solo un 2,6% son mujeres.
Por lo general proceden de familias humildes (clase media o media-baja) aunque alguno ha cambiado esta tarde su uniforme de colegio de pago por el ch¨¢ndal. Porque otra de las novedades en el aprendizaje taurino es la m¨¢s esmerada formaci¨®n f¨ªsica que reciben antes de coger los trastos. Tambi¨¦n es com¨²n que en sus familias haya afici¨®n por la fiesta, incluso que alg¨²n pariente vistiera de luces en su d¨ªa. El padre de Juan Jos¨¦ Villa fue banderillero y el bisabuelo de Borja Ximelis ¡°apoderado de toreros grandes¡±; su abuelo, tambi¨¦n banderillero. Y pr¨¢cticamente todos tienen una madre ¡°que es la que peor lleva¡± el gusto del hijo por las astas.
Villita, de 17 a?os, sale todas las tardes de su pueblo, Manzaneque (Toledo) en autob¨²s para Las Ventas, y as¨ª mismo se vuelve por la noche. En el camino se come un bocadillo. Estudia un grado medio de FP de cocina, por si las cosas se tuercen y el restaurante del padre le brinda una salida. Y poco m¨¢s, algo de descanso y familia los domingos. ¡°S¨¦ que estoy perdiendo la juventud. No salgo nada, pero nada¡±, dice. ¡°Aunque tambi¨¦n ganas cosas que a la larga son mejores. La vida hay que vivirla como te haga feliz y lo m¨ªo es el toro¡±.
En Espa?a hay unas 50 escuelas de tauromaquia, unas 60 si se cuentan las de Francia, M¨¦xico, Portugal, Colombia, y unos 1.200 chicos inscritos en ellas. La mayor¨ªa son privadas, pero sobre un 10% reciben alguna ayuda p¨²blica, de Ayuntamientos o Diputaciones, por ejemplo, seg¨²n los datos, muy inconcretos, que maneja el sector. ¡°Andaluc¨ªa es la ¨²nica comunidad que concede cada a?o 100.000 euros de sus presupuestos, sin complejos¡±, suelta Eduardo Ord¨®?ez, presidente de la federaci¨®n de esta regi¨®n, que? agrupa a 24 escuelas donde? este a?o aprenden chicuelinas, caleserinas y bernardinas 430 alumnos. ¡°El futuro de estas escuelas est¨¢ en la pol¨ªtica¡±, dice a su vez ?scar Plaza, que est¨¢ dando forma a una asociaci¨®n internacional de escuelas que todav¨ªa est¨¢ en mantillas. Muchos piensan que los ¡°nuevos partidos pol¨ªticos¡± dejar¨¢n de atender sus necesidades, que, por otro lado, no pueden cifrarse.
Villita: "S¨¦ que estoy perdiendo la juventud, no salgo nunca, pero lo m¨ªo es el toro"
No hay datos sobre la evoluci¨®n que las escuelas taurinas han experimentado con los a?os, ni siquiera se puede saber con precisi¨®n cu¨¢ntos alumnos se forman en ellas. Lo que se percibe es cierto abandono sostenido de la fiesta por parte del p¨²blico. Seg¨²n la estad¨ªstica del Ministerio de Cultura, desde 2007 a 2016 las corridas de toros pasaron de 953 a 387. Y suponen alrededor de un cuarto del total de espect¨¢culos taurinos. En 2006, un 9,8% de la poblaci¨®n asist¨ªa a los toros mientras que en 2015 era un 6,9%.? ¡°Anta?o los chicos solo ten¨ªan en la cabeza a Di St¨¦fano o al Cordob¨¦s¡±, dice el maestro Rodr¨ªguez. Hoy, a ojo de buen cubero, van ganando los futbolistas.
Borja Ximelis, el bisnieto del apoderado, se recoloca un flequillo que le vincula m¨¢s con los Rivera Ord¨®?ez que con aquellos maletillas antiguos. Est¨¢ sudando como un pollo debido a los ejercicios f¨ªsicos de la tarde en Las Ventas. Tiene 20 a?os y su debut est¨¢ a punto de cumplirse. A mediados de verano se las ver¨¢ con dos novillos. Todav¨ªa no hay picadores en estas corridas y los 16 a?os es la edad m¨ªnima para torear; a los 14 se pueden hacer pr¨¢cticas con la escuela, que organiza corridas y cert¨¢menes de intercambio por toda Espa?a. Este bachiller dice que ¡°el toro es un veneno sin el que no se puede vivir, como una droga buena¡±. ?l se ech¨® a una plaza con siete a?os, en la comuni¨®n de una prima, y desde entonces ese mono no le ha abandonado. Se queja del desconocimiento del mundo taurino que encuentra a su alrededor y de ¡°lo antimon¨¢rquicos y antitaurinos¡± que se ven a diario. ¡°Si te gustan los toros te llaman facha y ahora, por lo que se ve, el ejemplo a seguir es el antifachismo¡±.
Tanto el maestro Rodr¨ªguez como Miguel Serrano, responsable de la escuela en Sevilla, esta ¨²ltima vinculada a la Real Maestranza, opinan que otra de las caracter¨ªsticas de estos estudiantes es su madurez, gracias a la cual pueden lidiar con el "desprecio" que se encuentran hoy en d¨ªa en la calle debido a su afici¨®n. No lo siente as¨ª el mexicano Jaime Portilla, de 17 a?os, una rara avis en su familia, porque ¨¦l un d¨ªa se vio impelido a coger los trastos del toreo sin que nadie en su casa viera las corridas ni por la tele. Y se vino a Espa?a, a vivir y estudiar de forma modesta para sacar adelante su afici¨®n. ¡°En lo particular, a m¨ª no me toca que me critiquen; tampoco en el instituto, porque de mi centro sali¨® un torero¡±, explica sonriente.
Muchos piensan que los ¡°nuevos partidos pol¨ªticos¡± dejar¨¢n de atender la fiesta
Imposible medir el ambiente en la calle, pero s¨ª es cierto que ya no est¨¢n las cosas como en tiempos del Cordob¨¦s. La afici¨®n resiste, en algunos sitios m¨¢s que en otros, pero las escuelas saben que su futuro es complicado. Se necesitan reses para que toreen los alumnos, dinero para comprar capotes (300 euros) y muletas (150) y espadas (mil y pico), y para qu¨¦ hablar de un buen traje de luces. Y las grandes figuras del toreo, ?qu¨¦ hacen para que esto no decaiga? ¡°Ni el huevo¡±, se queda a gusto Eduardo Ord¨®?ez, de la federaci¨®n andaluza, que a medida que va hablando se corrige como para s¨ª mismo: ¡°Ya no se dice matar, se dice lidiar¡±. Pues bien, esos que han lidiado ya con la fama y el dinero, ¡°se olvidan de todo¡±. ¡°Me he dirigido personalmente a famosos que hab¨ªan salido de nuestras escuelas para pedirles apoyo y no he conseguido nada. Es triste¡±, lamenta. Alguno hay que se sale de esa cr¨ªtica, asegura, como Espartaco o El Juli, por ejemplo, pero no muchos. La televisi¨®n es otro de los pilares para sostener la tauromaquia. ¡°Important¨ªsimo. Canal Sur nos retransmite 10 espect¨¢culos¡±, agradece.
Pero ah¨ª siguen. Ah¨ª sigue ?scar Lapuente, de 12 a?os, el m¨¢s chico de los alumnos de la escuela madrile?a este a?o, que tambi¨¦n tuvo un banderillero en su entorno. Desde?a las tabletas? digitales y las consolas y pasa hasta del f¨²tbol. ?l se queda con manzanares por ¡°su prodigio y su temple¡±. ?Y eso qu¨¦ es lo que es?, preguntar¨ªa El Gallo. ¡°Pues que triunfa y corta orejas y adem¨¢s lleva al toro despacito...¡±.
Y ah¨ª est¨¢ Villita, que a finales de septiembre se juega el?zapato de oro con tres compa?eros en Arnedo (La Rioja), seleccionado entre varias decenas de aspirantes. Ser¨¢ lo que Dios quiera, porque eso s¨ª. ?Habr¨¢ alg¨²n ateo entre estos alumnos que ocupan hoy la plaza de Las Ventas? ¡°Aqu¨ª no creo¡±, dice Ximelis. Pero tampoco es que sean muy practicantes estos aprendices de matadores actuales. ¡°Lo del toro es esfuerzo y sacrificio; la suerte no es m¨¢s que la preparaci¨®n¡ Pero hay que tener algo donde esconder el miedo¡±.
Ya no hay hambre
Ya no hay maletillas con sus hatillos al hombro por los polvorientos caminos que conducen a las dehesas, ni espont¨¢neos en las plazas de toros que corren delante de la guardia civil, ni chavales harapientos que transitan las fiestas de los pueblos en busca de un pit¨®n¡
Esas im¨¢genes de la Espa?a de los a?os sesenta se han convertido hoy en escuelas taurinas, ubicadas en plazas de toros donde los adolescentes locos por el traje de luces acuden con las mochilas del instituto y los vaqueros ra¨ªdos para conocer el manejo del capote y la muleta, el carret¨®n y el estoque, la dureza y la gloria de la fiesta de los toros
All¨ª, en una aut¨¦ntica escuela de valores -el sacrificio, el esfuerzo, el compromiso- se comprometen a perder su juventud y a ser pareja de hecho de un sue?o que parece imposible.
De las escuelas actuales salen pocos toreros, y los aficionados exigentes se quejan de que los afortunados pecan de uniformidad, como si olvidaran su personalidad a cambio de la formaci¨®n reglada de la tauromaquia.
Quiz¨¢ sea verdad. Ser figura del toreo es casi tan dif¨ªcil como ser Papa de Roma, y, afortunadamente, ya no hay hambre, razones las dos suficientes como para que solo alg¨²n iluminado rompa con lo establecido y toque la gloria con los dedos.
Los que no lo consiguen aprenden a ser personas¡ Casi nada.
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