Las figuras del toreo, avaladas por un rancio ¡®sistema¡¯, ya no llenan las plazas
Los taurinos han secuestrado la fiesta y la han convertido en un espect¨¢culo aburrido y previsible
Viernes, 3 de agosto.
¡ª ?Sabes cu¨¢nto me ha costado la entrada?
El mensaje era de un amigo, contagiado desde su nacimiento por el veneno de la afici¨®n a los toros, que estaba con su esposa en un tendido de sombra de la plaza de Huelva.
¡ª Setenta y cinco euros.
¡ª ?Y est¨¢n llenos los tendidos?
¡ª Tres cuartos escasos, siendo muy generoso.
Era el primer d¨ªa grande de Las Colombinas, y un cartel plagado de atractivos: Morante de la Puebla, Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares, la reaparici¨®n del joven onubense David de Miranda, y los toros de Juan Pedro Domecq.
¡°Esta es la fiesta de ellos¡±, comenta un aficionado
A los pocos minutos, un nuevo mensaje: una foto en la que se ve a un toro derrengado en la arena mientras un subalterno le tira del rabo, otro trata de levantarlo mostr¨¢ndole el capote, y Manzanares, muleta en mano, espera el desenlace; y un texto desesperanzado: ¡°Esta es la fiesta de ellos¡±.
Esta es la fiesta de ellos¡ Seis palabras que sonaban a todo un alarmante tratado sobre la cruda realidad de la fiesta de los toros en la temporada de 2018.
Ese fin de semana se celebraron diversas corridas en otros tantos puntos del pa¨ªs.
En Huelva, por ejemplo, se anunciaron el s¨¢bado El Juli, Perera y Roca Rey (toros de Torrealta), y los rejoneadores Diego Ventura, Andr¨¦s Romero y Andy Cartagena el domingo, y la asistencia no super¨® los tres cuartos ambos d¨ªas, y solo se cubri¨® la mitad de la plaza en la novillada que abri¨® la feria. Algo muy serio ha cambiado ¡ªo est¨¢ cambiando¡ª en la feria de Las Colombinas.
Ese s¨¢bado 4 de agosto se anunci¨® un cartel¨®n en El Puerto de Santa Mar¨ªa: Morante, Manzanares y la alternativa de Daniel Crespo (toros de N¨²?ez del Cuvillo), y las cr¨®nicas certificaron que no se alcanzaron los tres cuartos de entrada. Y el domingo, en la misma plaza, un cuarto de entrada para ver toros de La Palmosilla, El Fandi, Castella y Perera.
Festejo de gala, tambi¨¦n, en Pontevedra el d¨ªa 5: El Juli, Manzanares y Roca Rey (toros de Alcurruc¨¦n), y casi tres cuartos de entrada, seg¨²n inform¨® la agencia Efe.
Hubo otros festejos en plazas menores, con resultados m¨¢s pobres a¨²n en taquilla.
?Qu¨¦ est¨¢ pasando?
?C¨®mo es que figuras modernas tan reconocidas como Morante, Manzanares, El Juli o Roca Rey no cuelgan el cartel de "no hay billetes" all¨¢ por donde van?
A ver si va a tener raz¨®n el amigo que mantiene que ¡°esta es la fiesta de ellos¡±.
El toro ha desaparecido de las plazas de post¨ªn
Una fiesta secuestrada por los taurinos; pensada, dise?ada y ejecutada de espaldas a los clientes, en la que ya no hay toro, sino una maltrecha caricatura vestida de negro, con m¨¢s aspiraciones de ser un artista cursil¨®n que un animal fiero, poderoso, ese que impone respeto a los toreros y miedo a los tendidos. Un animal bonito, cari?oso, tierno y angelical, cual peluche infantil, feble y claudicante, que no admite, por incapacidad de nacimiento, la suerte de varas, y hace esfuerzos por llegar al tercio final con algo de aliento en las entra?as; es verdad, no obstante, que, a veces, como ocurri¨® en Huelva con un toro de Torrealta, un ¡®artista¡¯ se muestra infatigable en la muleta, pero con tanta bondad y nobleza que no emociona m¨¢s que a los toreristas de clavel.
Una fiesta aburrida, previsible, sopor¨ªfera y escasamente emocionante, sostenida por el llamado ¡®sistema¡¯, que viene a ser algo as¨ª como el gobierno en la sombra que mantiene el entramado del espect¨¢culo taurino.
Un ¡®sistema¡¯ compuesto por la mayor parte de las figuras, los grandes empresarios y las conocidas ¡®casas¡¯ que ejercen como apoderados y ganaderos y con mando en muchas plazas. A la cabeza ?invisible? de todas ellas un personaje desconocido socialmente, investido de un poder omn¨ªmodo, con ramificaciones en todos los estamentos, respetado y temido a un tiempo, cuyo nombre parece la banda sonora de una pel¨ªcula de miedo: ?Ma-ti-lla!
A su sombra ¡ªa sus ¨®rdenes¡ª todo es seguridad y tranquilidad: sus ganaderos lidian y sus toreros se visten de luces; frente a ¨¦l, escasean los contratos, se cierran los despachos y los nombres de toros y toreros desaparecen de los carteles.
Que le pregunten, si hay duda, a Alejandro Talavante, supuestamente vetado en las ferias m¨¢s importantes desde que el pasado 3 de junio rompiera su acuerdo de apoderamiento con la Casa Matilla. De nada vale, al parecer, que saliera triunfador de San Isidro, y sea uno de los toreros m¨¢s deseados del escalaf¨®n. Ha roto con el ¡®jefe¡¯ y est¨¢ condenado a mazmorras. Y lo que es peor: nadie del sector -por supuesto, ninguno de los firmantes de la recusaci¨®n contra la presidenta de la plaza de M¨¢laga- ha levantado la voz en su defensa.
Otra vez, adquiere notoriedad el lamento del amigo: ¡°Esta es la fiesta de ellos¡±. De Matilla, de Sim¨®n Casas, de los Choperas, de las figuras que dormitan a su abrigo (Talavante no puede quejarse ahora, porque tambi¨¦n se benefici¨® en silencio del ¡®sistema¡¯ mientras a ¨¦l perteneci¨®), de los ganaderos artistas, y de los aficionados que mantiene con su torerismo el decadente entramado actual.
Y no se olvide el veto supuestamente impuesto por Pablo Hermoso de Mendoza (apoderado por la casa Chopera) a Diego Ventura.
Esta es la fiesta de ellos, de la que han huido miles de aficionados, hartos de tanta sinraz¨®n y enga?o, de tanta sardina de cuatro patas, de tantas tardes de sopor, de tanto artista sin inspiraci¨®n¡
Hace unos a?os, Manuel Chaves, presidente de la Junta de Andaluc¨ªa entonces, asisti¨® a la entrega de los premios taurinos y universitarios de la Real Maestranza de Sevilla, y pronunci¨® una frase que est¨¢ resultando premonitoria: ¡°La fiesta de los toros solo desaparecer¨¢ el d¨ªa que no haya un solo aficionado en una plaza de toros¡±.
Un bello manojo de ver¨®nicas del excelso Morante no justifica que el ¡®sistema¡¯ siga mandando entre el silencio general. A la vista est¨¢: cada vez va menos gente a los toros, y el artista de La Puebla es uno de los damnificados. Su nombre ya no atrae a las masas.
Y, encima, a 75 euros la entrada.
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