Teatro contra la esclavitud sexual
La Fundaci¨®n Baltasar Garz¨®n, en colaboraci¨®n con APRAMP, crea un taller teatral con mujeres que han sido v¨ªctimas de trata para normalizar su situaci¨®n y visualizar el delito
Entre terciopelo rojo, l¨¢mparas neocl¨¢sicas, artesonado en un imponente dorado y un roset¨®n central de estilo neo¨¢rabe que parece transportar a la opulencia de los a?os 50 marroqu¨ªes en los que reinaba la efervescencia cultural, se dibuja el interior del madrile?o Teatro Mar¨ªa Guerrero. A las puertas espera como cada d¨ªa un grupo de personas para comenzar la visita guiada por las laber¨ªnticas instalaciones. Pero esta es una ocasi¨®n especial. Las mujeres que conforman el grupo son unas invitadas de excepci¨®n. No por su rango social, sus t¨ªtulos nobiliarios o su poder adquisitivo, sino porque se trata de supervivientes a las que la vida les ha dado una segunda oportunidad. Nueve mujeres, entre 18 y 21 a?os, de tonos de tez bien distintos y de procedencias diferentes, se han visto obligadas a vivir el mismo horror: la esclavitud sexual. Esta visita es parte del taller teatral que organiza cada mi¨¦rcoles la Fundaci¨®n Internacional Baltasar Garz¨®n (Fibgar), cuya responsable de cultura es la actriz Natalia D¨ªaz, en colaboraci¨®n con la Asociaci¨®n para la Prevenci¨®n, Reinserci¨®n y Atenci¨®n a la Mujer Prostituida (APRAMP), con el objetivo de, a trav¨¦s de la cultura, "devolverles la dignidad y los derechos que les han sido arrebatados".
Elegidas entre todas las adolescentes de sus aldeas de origen, las nigerianas, uno de los principales focos de trata de mujeres, suelen protagonizar un rito vud¨² antes de salir de sus fronteras, algo que para ellas es como religi¨®n. Con promesas de familiares lejanos o conocidos que les insisten en que hay un trabajo temporal con el que pueden comenzar a vivir en Espa?a, se embarcan en un viaje hacia la pen¨ªnsula sin papeles, sin documentaci¨®n y bajo la tutela de desconocidos. El trayecto es una aut¨¦ntica pesadilla. De una de ellas abusaron tantas veces en los diferentes viajes hasta llegar a Espa?a, que abort¨® hasta en ocho ocasiones", explica D¨ªaz.
La gu¨ªa del teatro explica pausadamente los detalles y la historia del entorno que las rodea. A lo lejos se escucha un leve murmullo. Se trata de una de ellas. Est¨¢ traduciendo del espa?ol a una mezcla de ingl¨¦s con palabras de igbo, una lengua que se habla en la zona sudoriental de Nigeria. Lo hace para una de sus compa?eras, que ha llegado a APRAMP hace poco m¨¢s de tres semanas y a¨²n no entiende el idioma. A la nueva se le ve la mirada perdida, los rasgos tristes, pocas ganas de participar y un poco a remolque de sus compa?eras. ¡°As¨ª es como todas llegan al taller y m¨ªralas ahora. Son todo sonrisa, ilusi¨®n y ganas¡±, apunta D¨ªaz, que explica que para ellas es como recuperar esa inocencia, esa adolescencia llena de ilusiones que les fue arrebatada.
Recorren el pasillo central que lleva a la platea. Pisan la alfombra roja con cuidado, posan sus manos sobre los respaldos de las sillas, acarician las texturas como si pudieran saborearlas. Hace pocos meses que han conseguido salir de las diferentes redes de trata de mujeres que las hab¨ªan tra¨ªdo a Espa?a enga?adas para obligarlas a prostituirse a cambio de pagar la deuda que hab¨ªan contra¨ªdo por los supuestos cientos de miles de euros que les costaba venir desde Nigeria, Venezuela, Honduras¡ ¡°Acceder a ellas es complicado porque suelen sentir mucha desconfianza hacia lo ajeno ya que se han visto enga?adas por todo lo que les rodea¡±, explica Roc¨ªo Nieto, directora de APRAMP. Esta organizaci¨®n trabaja a nivel nacional y se dedica a localizarlas, conseguir que las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado las identifiquen como v¨ªctimas de trata para, posteriormente, acogerlas y ayudarlas en todo el proceso de reinserci¨®n social.
Todas fueron recogidas de las calles, de pol¨ªgonos. Seg¨²n cuenta Nieto, APRAMP tiene empleadas a mujeres que han pasado por el mismo proceso para que se acerquen a las zonas donde saben que ejercen la prostituci¨®n. Como pueden, hablan con ellas y les dejan el contacto para que llamen o acudan al centro m¨¦dico de la asociaci¨®n cuando lo necesiten. ¡°Solo en Madrid solemos atender al d¨ªa a unas 280, pero suele ser solo por cuestiones m¨¦dicas¡±, apunta la directora de la organizaci¨®n. De ese alt¨ªsimo n¨²mero consiguen que alrededor de 15 comiencen los tr¨¢mites para salir de la red. Al identificarlas como v¨ªctima de este delito sexual, pasan a ser testigos protegidos, viven escondidas en pisos que les proporciona la asociaci¨®n, aunque intentan llevar una vida lo m¨¢s normal posible.
Como parte de ello, a Natalia D¨ªaz se le ocurri¨® crear un taller teatral para que las mujeres aprendan el idioma, a expresarse, a hablar en p¨²blico, a moverse en un escenario y, sobre todo, a crear una conciencia de grupo y comiencen a confiar entre ellas. Como parte de este taller, que lo imparte D¨ªaz cada mi¨¦rcoles en el Teatro Intemperie de Madrid, el Mar¨ªa Guerrero las ha invitado para que descubran las diferentes profesiones que hay tras el tel¨®n. ¡°Para la mayor¨ªa, es la primera vez que ven un teatro. Adem¨¢s, es importante que se interesen por los oficios relacionados con este arte para que les pique el gusanillo y comiencen a estudiar e ir a clases¡±, sostiene la int¨¦rprete.
En el taller bailan, leen, grita, se mueven y sobre todo cantan temas que ellas mismas escogieron. Entre sus favoritas se encuentran You're Still The One, de Shania Twain, y Tu canci¨®n, de Amaia y Alfred. ¡°Vemos siempre Operaci¨®n Triunfo y ?nos encanta! Sobre todo esa pareja¡±, confiesa una. Adem¨¢s, D¨ªaz hace que cada d¨ªa reflexionen sobre los grandes temas que sirven de planteamiento teatral, como el amor, la justicia, la familia o el dolor. ¡°Al principio les preguntaba qu¨¦ era el amor para ellas y me dec¨ªan que casarse con un hombre rico¡±, recuerda la actriz, que busca, con esta actividad, redefinir este y otros t¨¦rminos.
Como efecto secundario de esta actividad, aunque igual de importante, quieren que este delito contra los derechos de la mujer tenga una visibilidad real en la sociedad. "Somos de los pa¨ªses que m¨¢s demanda prostituci¨®n. Si visibilizamos el problema y reeducamos a los espa?oles, las redes no traer¨¢n m¨¢s mujeres", se?ala?la directora de APRAMP. Y concluye: "Hay que dejar de verlas como v¨ªctimas, de estigmatizarlas por lo que vivieron. Solo as¨ª ellas mismas se sentir¨¢n parte de la sociedad y tendr¨¢n deseos de seguir con sus vidas".
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