Un gran descubrimiento p¨®stumo
'Necrosfera' es una novela deslumbrante, de prosa tan cl¨¢sica como transgresora, a la que dedic¨® los ¨²ltimos a?os de su vida el escritor C¨¦sar Mart¨ªn Ortiz
La experiencia dicta que existen al menos dos posibles relatos de la literatura. El primero de ellos viene sancionado por las esferas del gusto y de la opini¨®n, por los esfuerzos a la hora de generar una can¨®nica y por la estructura de las grandes editoriales, a menudo canibalizadoras del sistema cultural. No resulta muy complejo describir este relato, diagnosticar sus fortalezas y prever sus debilidades. Sus l¨ªneas de inter¨¦s se dibujan con claridad y los nombres que lo conforman vertebran el cronomapa literario de una ¨¦poca. Por debajo, al lado o en paralelo, pero casi siempre oculta ante esta narraci¨®n ¡°oficial¡±, discurre otra evidencia de la literatura muchas veces indetectable, invisible en el l¨ªmite, y que cuando asoma se menciona como circunstancia exc¨¦ntrica, nota folcl¨®rica o apunte para curiosos. La visibilidad del primer relato aplasta, de facto, la existencia del segundo, lo cual puede provocar malentendidos, omisiones e incluso dislates. Baste recordar que s¨®lo la terquedad de Max Brod impidi¨® convertirse en un exponente de este segundo orden a quien con m¨¢s raz¨®n que ning¨²n otro autor pudo declarar: ¡°Yo soy la literatura¡±.
Esta historia alternativa se construye en condiciones envidiables desde el punto de vista de la creaci¨®n, pues el motor que la anima es la certidumbre de que la ¨²nica recompensa que existe en literatura es el texto. Una situaci¨®n impulsada por cierta formidable necesidad que hace al escritor trabajar desde una ambici¨®n desnuda y una desesperanzada audacia. As¨ª, escribir sin esperar nada a cambio que no sea la propia obra parece el punto de partida id¨®neo para alcanzar un objetivo que no nace de la coyuntura de premios, plazos o recompensas econ¨®micas, como buena parte de la producci¨®n que sustenta el mercado, sino de la abrupta exigencia del hecho creativo.
A la vista de los datos que poseemos, cabe colegir que C¨¦sar Mart¨ªn Ortiz naveg¨® aplicadamente por estas aguas ignoradas de la literatura. Tras entregar a la imprenta varios libros de poes¨ªa y relato, en 2004 dio la espalda a la edici¨®n y no volvi¨® a publicar hasta su muerte, acaecida en 2010, cuando contaba 52 a?os. Ese silencio editorial no signific¨®, sin embargo, un abandono de la escritura. Al contrario. En los ¨²ltimos a?os de su vida, Mart¨ªn Ortiz escribi¨® con la desesperada ambici¨®n mencionada. Y su fruto se encarna ahora en Necrosfera, una novela deslumbrante y soberana, radical en su forma y en su contenido.
La impedimenta que la soporta opera en la estela de las indagaciones filos¨®ficas de Stanislaw Lem, las fantas¨ªas especulativas de J. G. Ballard y las conjeturas acerca del animal pol¨ªtico que animaron el genio de Miguel Espinosa. Ello no implica una sujeci¨®n a las claves de ciertos subg¨¦neros, sino la conquista de un acervo que redunda en la libertad estructural que la novela atesora. Lo que Mart¨ªn Ortiz faculta en estas p¨¢ginas es la interacci¨®n entre dos mundos: Tierra, un territorio en el que la iniquidad se ha convertido en destino com¨²n de la especie, y Madre, un lugar poblado por Personas y Escientes, entes que no admiten ser reducidos a un canon humano y que estudian con desapego etnogr¨¢fico y desd¨¦n oracular las manifestaciones diversas de la sevicia terr¨ªcola.
El v¨ªnculo entre estos escenarios se satisface mediante el Navegante y el Segundo Piloto, Persona aqu¨¦l, humano ¨¦ste, caracteres cuyos trayectos fatigan tiempos y salvan distancias que revisitan a nuestros ancestros y pronostican lo transhumano, pero que se muevan en el pasado o se asomen al porvenir alumbran en ambos casos la indigencia moral que define la existencia en la Tierra. Y es ah¨ª, en la biopsia del gigantesco organismo, donde Necrosfera se muestra como un r¨¦quiem anticipado por nuestra ruina, un alegato contra la sinraz¨®n y sus s¨ªmbolos, y la constataci¨®n de una certeza, la inhumanidad, que ya desde la frase de George Steiner que sirve de p¨®rtico al libro no se contempla como excepci¨®n, sino como norma definitoria en la aventura del sapiens.
Todo ello servido en una prosa de raro equilibrio e inusitada fuerza, cl¨¢sica a la vez que transgresora, y que rinde, p¨®stumamente, justicia a un autor a quien hoy descubrimos con la aut¨¦ntica sal de la tierra: la admiraci¨®n.
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Autor: Mart¨ªn C¨¦sar.
Editorial: Baile Del Sol Ediciones (2018).
Formato: tapa blanda (410 p¨¢ginas)
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