¡®Mamma Mia!¡¯: ABBA vuelve a la vida
La banda sueca de pop m¨¢s famosa anuncia nuevas canciones por primera vez en 35 a?os El grupo prepara una gira con hologramas y una secuela de su famoso musical
Mediante un mensaje en Instagram, los cuatro miembros de ABBA han anunciado que se han reunido en un estudio y, sorpresa, han grabado dos nuevas canciones: ¡°Fue como si el tiempo se hubiera detenido y solo nos hubi¨¦ramos tomado unas vacaciones cortas. ?Una experiencia extremadamente gozosa!¡±.
Es, sin duda, m¨¢s de lo que esperaban sus seguidores obsesivos, que celebran que ¡ªcon los dos nuevos t¨ªtulos¡ª la obra de ABBA llegue a las cien canciones. Aunque no se trata de una reaparici¨®n en toda regla: ni se espera un disco largo ni hay previstos conciertos.
En los 35 a?os pasados desde que anunciaran su ¡°parada¡±, en diciembre de 1982, el cuarteto rechaz¨® ofertas apabullantes ¡ªse habl¨® de mil millones de d¨®lares¡ª para volver a salir de gira, aunque han aprobado para la primavera de 2019 un espect¨¢culo de ¡°realidad virtual¡± que tiene toda la pinta de basarse en hologramas; esa tecnolog¨ªa se utilizar¨¢ para presentar uno de los nuevos temas, ¡°I Still Have Faith in You¡±, dentro de un especial de TV previsto para finales del presente a?o.
Ocurre que los conciertos nunca fueron su actividad favorita: ya hab¨ªan hecho miles durante los sesenta, cuando formaban parte de populares agrupaciones de pop, colectivos de folk y orquestas de dansbandmusik. Como ABBA, sonaban bien y ofrec¨ªan montajes vistosos pero, la verdad, no necesitaban la legitimaci¨®n del directo.
Adem¨¢s, pesa la edad. Con la excepci¨®n de Anni-Frid Lyngstad (1950), pertenecen a la generaci¨®n de los Beatles: nacieron durante la Segunda Guerra Mundial o en los meses posteriores. En realidad, ABBA funcion¨® esencialmente como un grupo de estudio, con un punto de cient¨ªficos de laboratorio. Estaban suscritos a un servicio de la revista Billboard que les enviaba cada semana los discos que entraban en las listas estadounidenses; cada uno era analizado en busca de los elementos novedosos que pudieran asimilar e incorporar a sus grabaciones. Evitaban, eso s¨ª, los plagios, que hab¨ªan ensuciado la reputaci¨®n de Stig Anderson, su descubridor y colaborador ocasional en las letras de ABBA.
El grupo se adelant¨® a su tiempo con la utilizaci¨®n de videoclips, que en buena parte les evit¨® el desgaste de los viajes promocionales. El residir en Suecia tambi¨¦n les ayud¨® a vivir discretamente sus traumas particulares, como la ruptura de los dos matrimonios que constitu¨ªan el cuarteto: Bj?rn Ulvaeus y Agnetha F?lkstog, Benny Andersson y Anni-Frid Lyngstad. No les interesaba conectar vida y arte: sol¨ªan negar que lo que constituye posiblemente la cumbre de su cancionero, ¡°The winner takes it all¡±, fuera una reflexi¨®n sobre sus divorcios.
Se escaparon de los t¨®picos del estrellato gracias a las benditas peculiaridades de la sociedad sueca. No fueron estafados por la industria discogr¨¢fica: en contra de lo habitual, Stig Anderson, su manager, les convirti¨® en socios de su empresa, Polar Music. Pagaron sin rechistar los altos impuestos exigidos por el estado del bienestar al modo escandinavo: no ten¨ªan, que se sepa, vicios caros o man¨ªas de nuevos ricos.
Hay muchas especulaciones sobre el motivo de su ruptura; puede que fuera algo tan ordinario como el aburrimiento. Sab¨ªan que dominaban la (cambiante) f¨®rmula del ¨¦xito global pero ansiaban nuevos retos: Bj?rn y Benny se juntaron con el letrista brit¨¢nico Tim Rice, antiguo c¨®mplice de Andrew Lloyd Webber, para confeccionar el musical Chess, inspirado por los enfrentamientos entre ajedrecistas sovi¨¦ticos y estadounidenses con el tel¨®n de fondo de Guerra Fr¨ªa. Fue un ¨¦xito y les anim¨® a hacer solos Kristina fran Duvemala, una obra m¨¢s localista, que narra los dramas de la emigraci¨®n sueca a Estados Unidos.
Por su parte, tanto Agnetha como Anni-Frid iniciaron carreras en solitario, trabajando en ingl¨¦s con productores for¨¢neos (Phil Collins, Steve Lillywhite, Peter Cetera, Eric Stewart) y grabando ocasionalmente en sueco. Aunque lograron impactos considerables en Europa, no parece que sientan la necesidad de luchar por figurar en primera l¨ªnea.
Tanto ellas como ellos han visto con deleite la revalorizaci¨®n de ABBA, que pasaron de la consideraci¨®n de ¡°placer culpable¡± a ser asumidos como grandes creadores, sin necesidad de recurrir a los filtros de la iron¨ªa. Encarnan incluso un discurso de tolerancia gay, gracias a pel¨ªculas como La leyenda de Priscilla, reina del desierto. En 2010, ingresaron en el Rock & Roll Hall of Fame, instituci¨®n estadounidense altamente selectiva.
Para entonces, sin embargo, sus ingresos se hab¨ªan multiplicado debido al musical Mamma mia!, llevado luego al cine. Aunque Benny Andersson declar¨® que no ve¨ªa ¡°la necesidad de hacer una secuela¡±, eso es precisamente lo que est¨¢ preparando Universal Pictures.
No sufran por ellos. Han pactado con Simon Fuller, quiz¨¢s el m¨¢ximo negociante del pop brit¨¢nico, para sacar rendimiento extra al cat¨¢logo y a la marca ABBA. No cuesta mucho adivinar su mano detr¨¢s de noticias como la de su reaparici¨®n discogr¨¢fica.
Suecia exporta pop
Ya sabemos que, por mor de la neutralidad, Suecia hizo un papel penoso durante la Segunda Guerra Mundial: aparte de alimentar la maquinaria b¨¦lica alemana con sus recursos naturales e industriales, permiti¨® el tr¨¢nsito de tropas del Tercer Reich. Una vez que se adivin¨® qui¨¦n ganar¨ªa la contienda, el pa¨ªs se americaniz¨® a marchas forzadas. Eso tal vez ayude a explicar la asombrosa pasi¨®n sueca por la m¨²sica estadounidense. Tiene incluso algo de Parque Jur¨¢sico: casi todos los g¨¦neros made in USA sobreviven en Suecia, con practicantes locales y oriundos que han encontrado all¨ª un nuevo hogar.
La educaci¨®n musical gratuita garantiza que Suecia disponga de una extraordinaria cantera de instrumentistas y cantantes perfectamente instruidos y biling¨¹es, aptos para funcionar a nivel local o internacional. Coexiste una saludable escena de pop en sueco con una abundancia de grupos y solistas cuyo destino final es la exportaci¨®n. De los primeros sabemos poco mientras que a todos nos suenan los que han seguido la pista de ABBA: piensen ene Europe, Ace of Base, Roxette, los Cardigans, Robyn, Swedish House Mafia o el reci¨¦n fallecido Avicii.
El cosmopolitismo sueco les permite incluso vender su know how a los estadounidenses. El productor y compositor Max Martin est¨¢ detr¨¢s de n¨²merosos ¨¦xitos interpretados por artistas tan diversos como Britney Spears, los Backstreet Boys, Taylor Swift, Katy Perry o Maroon 5. Dentro del pop de amplio espectro, que requiere la colaboraci¨®n de diversos especialistas, Martin y sus ep¨ªgonos han logrado una sensibilidad global que s¨ª, recuerda mucho a los aciertos de Bj?rn y Benny. Estaba cantado que Max Martin recibiera el premio Polar, el equivalente musical a los Nobel, financiado espl¨¦ndidamente (un mill¨®n de coronas recibe cada premiado) por el difunto Stig Anderson con el dinero generado por ABBA.
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