Jo Nesbo hace justicia con ¡®Macbeth¡¯
La novela del creador de Harry Hole basada en la obra de Shakespeare es un 'thriller' brutal sobre el poder y la adicci¨®n
¡°Jo Nesbo es un maestro contempor¨¢neo del thriller y ha entendido todo lo que el g¨¦nero le debe a Macbeth¡±. No, no soy yo quien dice esto. Cuando me sent¨ª atrapado hasta la ¨²ltima p¨¢gina por esta adaptaci¨®n que Nesbo ha hecho para el proyecto Hogarth Shakespeare y me puse a escuchar el podcast de The New York Times Book Review sent¨ª cierto alivio. All¨ª, James Shapiro, gran experto en la obra de Shakespeare, estaba loando la versi¨®n que el creador de Harry Hole hab¨ªa escrito y que en Espa?a ha publicado Lumen con traducci¨®n de Lotte Katrine Tollefsen. M¨¢s de 600 p¨¢ginas de violencia, complejidad y retrato de un mundo desesperado y moralmente deleznable, una novela que hace justicia a la obra que le sirve de inspiraci¨®n, llena algunos huecos y desarrolla algunos personajes (de ah¨ª las 600 p¨¢ginas) que en el original son meras sombras.
Macbeth fue escrita en 1606 y para los expertos es junto con El rey Lear la m¨¢s oscura escrita por el bardo ingl¨¦s. Nesbo decide situar su novela en una ciudad indeterminada de Escocia, suena bastante a Glasgow, en la d¨¦cada de los setenta del siglo pasado. Un lugar aplastado por la contaminaci¨®n, la corrupci¨®n, el declive econ¨®mico y en la que la gente se refugia en las drogas, el juego y la violencia. Un lugar que busca un l¨ªder que no encuentra y en el que la muerte es un ingrediente m¨¢s.
Hay dos claves esenciales en la novela, como las hab¨ªa en la obra de teatro: la personal, sobre todo Macbeth con Lady, y la pol¨ªtica y social. Para abordar ambas, Nesbo se vale de un espectacular elenco de personajes que incluye polic¨ªas, gente de la noche, pol¨ªticos, g¨¢nsteres, brujas fabricantes de poderosas drogas, moteros y por encima de todos la propia Lady Macbeth, due?a de la vida, el ocio y la cartera de quienes acuden cada noche, desesperados, a jugarse lo que tienen a su casino. Ella es la sombra de Macbeth, su acicate, causa de su insomnio y v¨ªctima a la vez. Puede que el origen de su relaci¨®n no est¨¦ del todo bien explicado, pero su interacci¨®n es inmensa.
Las setenta primeras p¨¢ginas son pura acci¨®n en las que, entre otras cosas, muere Duncan (que nadie me acuse de destripes, por dios) y se convierten en un paseo por el infierno antes de pasar a describir las complejas tramas que lo rigen. Macbeth es un adicto al poder y a la droga y ambos le hacen sentirse invulnerable y d¨¦bil. Su lucha por llegar a lo m¨¢s alto se llevar¨¢ a muchos por delante, le crear¨¢ dudas, lo destrozar¨¢. Banquo, el hombre que lo cri¨®, su maestro en la polic¨ªa, es uno de los personajes que camina entre dos aguas, en situaciones complejas que no admiten blanco o negro. Su hijo Fleance y el polic¨ªa Angus, estudiante de teolog¨ªa que se niega a participar en masacres y ajusticiamientos, son quiz¨¢s los dos ¨²nicos personajes puros, o todav¨ªa por corromper, de una novela inc¨®moda y violenta en todos los sentidos.
Macbeth es un adicto al poder y a la droga y ambos le hacen sentirse invulnerable y d¨¦bil.
Me encanta Walter Kite, el periodista radiof¨®nico que mantiene con su voz el esp¨ªritu de una ciudad cloaca. Me fascina Caithness, una polic¨ªa que cree en el bien y que lucha por ejercerlo. Pero por encima de todos est¨¢ Duff (Macduff en el original y, de nuevo, ya sabemos lo que pasa con ¨¦l y su familia). Polic¨ªa tambi¨¦n, amigo de la infancia de Macbeth, a veces casi verdadero protagonista, se trata de un hombre ego¨ªsta y arrogante con un oscuro pasado y convertido, casi, en antih¨¦roe total. O Hekate, el malo del que casi nada se sabe, solo que fabrica la s¨²per droga que todos quieren, Macbeth incluido, y con la que controla la ciudad en la sombra. Hay muchos m¨¢s pero no quiero aburrir.
Nesbo dice que cuando le ofrecieron ser parte del proyecto se neg¨® porque ¨¦l no escribe nada que no sea una idea original. Luego se lo pens¨® y condicion¨® su participaci¨®n a que le dejaran elegir Macbeth. No podemos saber qu¨¦ piensa Shakespeare, pero s¨ª podemos decir bien alto todo lo que hemos disfrutado con este pr¨ªncipe de las tinieblas.
Babelia
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