Tamara de Lempicka, estrella del ¡®art d¨¦co¡¯ y del ¡®glamour¡¯
Reconocida por su arte con los pinceles y dama de alta sociedad a partes iguales, su nombre entr¨® en la historia desde la primera exposici¨®n que se organiz¨® sobre el nuevo y elegante estilo pict¨®rico
Tamara de Lempicka fue sofisticada desde la cuna. Naci¨® en una familia adinerada y no le cost¨® acostumbrarse al buen gusto y al lujo. Fue tan presumida que se cree que minti¨® no solo sobre su edad, sino tambi¨¦n sobre su lugar de nacimiento y, m¨¢s tarde, sobre su hija, a la que present¨® como su hermana peque?a para quitarse a?os. Pero todo se le perdona a una artista considerada la ¡®reina del art d¨¦co¡¯ y con una vida tan fascinante como su obra sin que una se comprenda sin la otra.
Exc¨¦ntrica, vanidosa, bisexual reconocida y de una personalidad arrolladora, cre¨® un personaje a la medida de los a?os locos de entreguerras que le permiti¨® triunfar tanto en la pintura como en la vida social europea y norteamericana al representar como nadie la est¨¦tica y la atm¨®sfera que caracterizaron los a?os 20 y el principio de los a?os 30 del pasado siglo.
Tamara de Lempicka se llamaba en realidad Tamara Rosal¨ªa Gurwik-G¨®rska. Su padre fue un rico jud¨ªo de origen ruso y su madre una polaca de la alta sociedad. La familia estaba compuesta, adem¨¢s, por otros dos hermanos que pasaron sus primeros a?os de vida en Mosc¨². Tamara de Lempicka naci¨® entre 1895 y 1900, aunque posteriormente se las arreglar¨ªa para que en su partida de nacimiento constara que fue en Polonia donde naci¨® el 16 de mayo de 1898.
Tampoco se sabe muy bien si su padre se divorci¨® de su madre o se quit¨® la vida. Seg¨²n la biograf¨ªa de la propia artista, se divorciaron y este hecho favoreci¨® sus viajes y su futuro lleno de lujos y ¡®glamour¡¯. La infancia y adolescencia de Tamara transcurri¨® con grandes dosis de educaci¨®n art¨ªstica y acad¨¦mica por la clase social acomodada a la que pertenec¨ªa su madre, que hasta le permitieron estar en un internado en Lausana, Suiza.
En 1910 pint¨® un retrato de su hermana que siempre record¨® como su primer trabajo, y pas¨® el invierno de 1911 con su abuela en Italia, un viaje que le ayud¨® a descubrir su pasi¨®n por el arte y los pintores del Renacimiento. Tras el divorcio de sus padres y la muerte de su abuela se fue vivir a San Petersburgo con su t¨ªa Stefa, una mujer tambi¨¦n muy rica y bien acomodada en la sociedad rusa. Fue en estos a?os cuando De Lempicka empez¨® a acudir a la Academia de Bellas Artes y a participar activamente en la vida cultural de la ciudad acudiendo a conciertos, recitales, teatros y ballets.
En uno de estos actos conoci¨® a su primer marido, el rico abogado Tadeusz Lempicki, con quien se cas¨® en 1916 y con quien tuvo a su hija Maria de Krystyna, a la que llamar¨ªa cari?osamente Kizette. La coqueter¨ªa de Tamara estaba tan consolidada que presum¨ªa de que su hija hab¨ªa nacido en Par¨ªs en 1918 y, cuando super¨® la adolescencia, la presentaba como su hermana peque?a.
Aunque acababa de estallar la Primera Guerra Mundial, el conflicto no afect¨® a la pareja, que vivi¨® unos a?os de luna de miel dadas sus posibilidades. En realidad, fue la Revoluci¨®n Rusa la que trunc¨® de forma temporal la felicidad de la pareja. Tadeusz fue encarcelado por los bolcheviques pero la valent¨ªa y el amor de Tamara hacia su marido consiguieron liberarlo con alg¨²n favor del c¨®nsul de Suecia y huyeron a Par¨ªs, donde fijaron su residencia.
Sanos y salvos, pero sin dinero, llegaron a un Par¨ªs en plena ebullici¨®n creativa y que acog¨ªa indistintamente en 1918 a nobles rusos que deb¨ªan reinventar sus vidas y empezar de cero y a pintores que alcanzar¨ªan fama mundial pero que a¨²n lo sab¨ªan. De hecho, la familia Lempicki malvivi¨® en esos los primeros a?os de exilio. Como ricos que cre¨ªan que segu¨ªan siendo, Tadeusz se neg¨® a trabajar para sobrevivir, as¨ª que fue la hermana de Tamara, futura arquitecta, la que anim¨® a ¨¦sta a desarrollar su juvenil afici¨®n y disposici¨®n para la pintura.
Tamara continu¨® estudiando y empez¨® a ganar fama entre la alta sociedad parisiense gracias a sus elegantes y sofisticados retratos. Acudi¨® a la Academia Ranson, donde recibi¨® clases de pintura de Maurice Denis y, posteriormente, sigui¨® estudiando con Andr¨¦ Lhote, una gran influencia para su obra.
En la d¨¦cada de los a?os 20 Tamara comienza a exponer sus obras con gran ¨¦xito art¨ªstico y econ¨®mico. Supo hacerse un hueco en la burgues¨ªa acomodada y entre los ricos empresarios, que le encargaron gran cantidad de retratos para decorar sus palacetes, as¨ª que empez¨® a pintar m¨¢s de 12 horas al d¨ªa. Empez¨® a ganar mucho dinero, pero las alabanzas se mezclaban con las cr¨ªticas a sus obras acus¨¢ndola de emplear un estilo cursi y ser obras lascivas.
En 1925 present¨® su primera exposici¨®n con su propio nombre. Fue en la ¡®Exposition internationale des arts d¨¦coratifs et industriels modernes¡¯. Para ello, Tamara De Lempicka pint¨® 28 trabajos nuevos en seis meses, un esfuerzo supremo considerando que cada retrato le llevaba cerca de tres semanas de trabajo. Desde ese momento, Tamara qued¨® unida al ¡®art d¨¦co¡¯ como la primera mujer y m¨¢xima exponente.
En 1927, su cuadro ¡®Kizette en el balc¨®n¡¯ la hace acreedora de su primer premio, un diploma de honor en la Exposici¨®n Internacional de Burdeos. Sin embargo, no todo es felicidad en su vida, ya que tambi¨¦n se divorcia de Tadeusz, y es que el estilo de vida de Tamara estaba muy alejado de las normas sociales com¨²nmente aceptadas al no ocultar sus muchos amores con hombres y mujeres, ya fueran verdaderos o inventados, as¨ª que su conocida amistad con Gabriel d¡¯Annunzio tuvo la consecuencia del divorcio.
Tamara entr¨® en crisis porque su universo de pintar a destajo, atender a su hija, aguantar a su marido, salir por las noches y relacionarse con la alta burgues¨ªa se le desvanec¨ªa en una de sus patas: llegaron las depresiones y tratamientos psiqui¨¢tricos..., la resaca de los excesos y de lo inesperado. De hecho, el retrato que estaba pintando a su marido en 1928, y que no acab¨®, lleva por t¨ªtulo el expresivo ¡®Retrato de hombre inacabado¡¯.
En 1929 De Lempicka pint¨® uno de sus trabajos m¨¢s famosos, ¡®Autorretrato en un Bugatti verde¡¯, obra en la que Tamara recuerda la tr¨¢gica muerte de la bailarina estadounidense Isadora Duncan, que muri¨® estrangulada en 1927 cuando su largo chal se enred¨® en una de las ruedas posteriores de su Bugatti.
Tamara de Lempicka volvi¨® a casarse en 1934 con el bar¨®n Raoulf Kuffner. El inicio de la Segunda Guerra Mundial y su ascendencia jud¨ªa contribuyeron a que Tamara y su hija, junto con la nueva pareja de la artista, se mudaran a Am¨¦rica. La artista no tard¨® en hacerse famosa entre la burgues¨ªa neoyorquina y expuso en varias galer¨ªas estadounidenses y europeas. Viaj¨® temporalmente a Chicago para trabajar con Willem de Kooning y Georgia O¡¯Keeffe, pero en 1938 se fueron a vivir a Beverly Hills y m¨¢s tarde a Nueva York, Houston y Los ?ngeles, donde tambi¨¦n se dedic¨® al interiorismo. En Estados Unidos dej¨® huella de su irresistible ¡®glamour¡¯, ya que Greta Garbo, Orson Welles y Rita Hayworth, entre otros, eran habituales de sus grandes fiestas.
Fue un gran periodo para De Lempicka, al conseguir muy pronto de manera sencilla la admiraci¨®n y el respeto del mundo del Hollywood, pero eso dur¨® hasta que en la ¨¦poca de la posguerra se empez¨® a apreciar a otros representantes de diferentes movimientos como el surrealismo y el arte abstracto. En principio no le import¨® demasiado, ya que Tamara era baronesa y el personaje de su vida superaba a la artista que era.
Sin embargo, en 1960 Tamara De Lempicka cambia de estilo, pas¨¢ndose al abstraccionismo, aunque su carrera decadente ya no remont¨® a pesar de sus intentos por renovar su estilo y centrarse en imitaciones de paisajes surrealistas y la abstracci¨®n expresionista y textural. Dos a?os despu¨¦s, en 1962, muere su esposo, as¨ª que decide mudarse a Cuernavaca, M¨¦xico, junto a su hija hasta el final de sus d¨ªas.
El 18 de marzo de 1980, a los 81 a?os seg¨²n su partida de nacimiento, Tamara de Lempicka muri¨® mientras dorm¨ªa. Su hija Kizette, complaciendo el sue?o de su madre, subi¨® a un helic¨®ptero y arroj¨® sus cenizas en el cr¨¢ter del volc¨¢n ¡®Popocat¨¦petl¡¯ acompa?ada del escultor mexicano V¨ªctor Manuel Contreras, heredero de gran cantidad de las obras de la pintora.
Tamara de Lempicka fue una adelantada a su tiempo que mostraba damas elegantes, refinadas, fr¨ªas y hasta inalcanzables, representando, sobre todo, la figura femenina aunque tambi¨¦n realiz¨® retratos de la burgues¨ªa y de la clase acaudalada del momento, as¨ª como tem¨¢tica floral en el ¨²ltimo periodo de su vida. Los colores vibrantes y brillantes, contrastes de luces y sombras, paleta de colores fuerte e intensa, l¨ªneas precisas y afiladas definen su obra y tambi¨¦n su legado.
Su obra contin¨²a causando admiraci¨®n y muchas personas del mundo del arte y el espect¨¢culo tienen sus pinturas, como Jack Nicholson, Barbara Streisand o Madonna. En este ¨²ltimo caso, la admiraci¨®n es tan grande que ha ejercido influencia y ha marcado tendencia en la propia imagen de Madonna y en su est¨¦tica en videoclips como ¡®Vogue¡¯ y ¡®Open your heart¡¯.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.