¡°Hay una guerra del sistema contra los trabajadores¡±
El director St¨¦phane Briz¨¦ presenta ¡®En guerre¡¯ en el Festival de Cannes, donde pone en escena el conflicto entre los obreros y el poder econ¨®mico
Es la historia antediluviana de David contra Goliat, pero ambientada en tiempos de la extinci¨®n del proletariado. Algo as¨ª relata En guerre, la nueva pel¨ªcula del franc¨¦s St¨¦phane Briz¨¦ (Rennes, 1966), presentada en la competici¨®n de Cannes con cierta divisi¨®n de opiniones: la historia de un sindicalista que se niega a aceptar el cierre inexorable de su f¨¢brica, a quien interpreta Vincent Lindon, actor especializado en los hombres corrientes con un extraordinario sentido moral. Briz¨¦ ya cont¨® con Lindon en La ley del mercado, otro cuento deprimente sobre el infausto destino de la clase obrera, que le report¨® el premio de interpretaci¨®n en este festival y sedujo a un mill¨®n de espectadores en Francia. ?A qu¨¦ guerra se refiere el t¨ªtulo de la pel¨ªcula? ¡°Al conflicto de los empleados contra sus dirigentes, pero tambi¨¦n al del sistema contra los obreros. Hay una guerra contra los trabajadores¡±, denuncia Briz¨¦.
La pel¨ªcula describe dos tipos de violencia: la brutalidad de seres desesperados por su situaci¨®n laboral, pero tambi¨¦n la ret¨®rica que el poder econ¨®mico y pol¨ªtico usa para justificar los despidos, m¨¢s sibilina pero igual de agresiva. ¡°Toda la pel¨ªcula se fundamenta en el conflicto entre esas dos violencias. He intentado preguntarme c¨®mo hemos llegado a semejante estado de exasperaci¨®n¡±, resume Briz¨¦. El director tuvo una revelaci¨®n al descubrir en televisi¨®n el mot¨ªn de un grupo de trabajadores de Air France, que en 2015 se abalanzaron sobre la direcci¨®n de la empresa para oponerse a un plan de ajuste que preve¨ªa casi 3.000 despidos. El director de recursos humanos termin¨® huyendo del lugar con la camisa desgarrada por una jaur¨ªa humana. ¡°Lo que me choca es que los pol¨ªticos estigmaticen esa violencia por c¨¢lculos electoralistas, cuando es el resultado de una ira que deber¨ªamos analizar. Si he hecho esta pel¨ªcula es para legitimar esa ira, que me parece sana y que, en el fondo, es la expresi¨®n de un sufrimiento¡±, afirma Briz¨¦.
En guerre fue rodada con tres c¨¢maras a la vez, que recogen los vivos debates entre esos dos bloques, pero tambi¨¦n en el interior del grupo intersindical. Briz¨¦ reconstituye escenas inspiradas en hechos reales con actores amateur que interpretan sus propios papeles. Adem¨¢s, el cineasta escribi¨® la pel¨ªcula con el asesoramiento del sindicalista Xavier Mathieu, uno de los 1.200 trabajadores que intentaron frenar, sin ¨¦xito, el cierre de una f¨¢brica de Continental en la Picard¨ªa francesa en 2010, hoy reciclado en actor ocasional. ?Es su pel¨ªcula un psicodrama, un simulacro? ¡°Prefiero decir que es una reconstituci¨®n a partir de cierta idea de la realidad¡±, expresa el director, que ha apostado por una ficci¨®n con fuerte regusto a documental. ¡°A veces, la ficci¨®n logra ira all¨¢ adonde no llega el documental. Por ejemplo, Kieslowski abandon¨® el documental porque dec¨ªa que quer¨ªa poder meterse en el dormitorio. Yo no me quiero meter en la cama de nadie, pero hab¨ªa lugares a los que el documental no me permit¨ªa acceder¡±, sostiene Briz¨¦.
Sus personajes sienten la angustia de perder sus trabajos, pero tambi¨¦n la de ver c¨®mo desaparece, poco a poco, la clase social a la que pertenecen. La f¨¢brica de la pel¨ªcula ni siquiera es deficitaria, pero sus accionistas consideran no percibir los suficientes dividendos. El despido masivo responde a un c¨¢lculo a largo t¨¦rmino: si la f¨¢brica no cierra ahora deber¨¢ hacerlo, caiga quien caiga, en un futuro pr¨®ximo, cuando la producci¨®n ya est¨¦ totalmente deslocalizada en pa¨ªses con una mano de obra m¨¢s barata. ¡°Sobre el papel, es un plan coherente. El problema es que se basa en la negaci¨®n de la existencia de miles de hombres y mujeres. Tengo la sensaci¨®n de que vivimos en un mundo de locos¡±, opina Briz¨¦. Pese a tomar partido por los trabajadores, el director se ha esforzado en evitar manique¨ªsmos y caricaturas. ¡°Hice leer el guion a grandes empresarios y no se sintieron ofendidos¡±, explica el cineasta. ¡°Habr¨¢ gente que se diga que soy de extrema izquierda, pero no es verdad. No represento a ning¨²n partido. Solo hago una constataci¨®n tr¨¢gica de hechos que est¨¢n sucediendo a nuestro alrededor¡±.
Durante muchos a?os, Briz¨¦ rod¨® historias peque?as e intimistas. Con La ley del mercado se produjo un giro hacia un cine m¨¢s politizado. ?Fue para responder a una situaci¨®n que se agravaba? ¡°No, ya era consciente de eso mucho antes. Lo que pasaba era que no me sent¨ªa leg¨ªtimo para hablar de estas cuestiones¡±, admite el director. Leer Regreso a Reims, el ensayo autobiogr¨¢fico del soci¨®logo Didier Eribon sobre la ¡°verg¨¹enza de clase¡± en la Francia contempor¨¢nea, fue un factor decisivo. ¡°Fue una revelaci¨®n absoluta. Entend¨ª que hab¨ªa nacido enfadado¡±, afirma Briz¨¦, hijo de un cartero bret¨®n, que curs¨® estudios de electr¨®nica y empez¨® su carrera trabajando como t¨¦cnico en la televisi¨®n francesa. Nada que ver, por tanto, con el recorrido cl¨¢sico de un autor en el cine franc¨¦s. ¡°La frase que m¨¢s escuch¨¦ de peque?o, en boca de mi madre, fue: ¡®St¨¦phane, eso no es para la gente como nosotros¡¯. Ciertas opciones profesionales no eran para nosotros. Irse a vacaciones a ciertos lugares no era para nosotros¡±, explica el director. ¡°Yo me he querido oponer a esa orden que te obliga a quedarte en el lugar donde te ha colocado la historia¡±.
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