Las acusaciones de abusos sexuales ponen en duda el regreso de John Lasseter como rey de la animaci¨®n
Se cumplen los seis meses de baja voluntaria que el director de los estudios Pixar y Walt Disney se tom¨® tras ser salpicado por la fuerza del #MeToo
Esta semana se cumplen los seis meses de baja voluntaria que John Lasseter, COO de los estudios Pixar y Walt Disney, se tom¨® el pasado noviembre tras ser salpicado por la fuerza del #MeToo. Durante d¨¦cadas su nombre fue sin¨®nimo de alegres camisas hawaianas y exitosos personajes animados. Le llamaron el nuevo Walt Disney, el rostro del esplendor de la animaci¨®n, un arte en el que los humanos no dan la cara. Eso hasta que salieron a la luz informaciones que le acusaban de pasarse de la raya, f¨ªsica y verbalmente, especialmente con las mujeres de su entorno, un comportamiento abusivo e indigno sobre todo en una compa?¨ªa familiar como Disney. Lasseter (61 a?os, casado y padre de cinco hijos) se disculp¨® por sus ¡°errores¡± de comportamiento, especialmente a aquellos que los sintieron como una falta de respeto o les incomod¨®.
Desde entonces desapareci¨® el hombre orquesta capaz de dirigir en persona desde 2006 dos estudios separados por 600 kil¨®metros, por el que pasaban todas las decisiones que hicieron de Pixar el ¨²nico estudio en el que todos sus estrenos superan los 100 millones de euros y que devolvi¨® la vida al moribundo departamento de animaci¨®n de los estudios Walt Disney. Nadie sabe lo que ha hecho en estos seis meses y su nombre brill¨® por su ausencia hasta en los sempiternos discursos de agradecimiento cuando Coco consigui¨® el Oscar y el Globo de Oro. Ambos estudios se han acostumbrado a trabajar sin cabeza. Los Incre¨ªbles 2 y Rompe Ralph 2 llegar¨¢n este a?o a las pantallas sin que hayan pasado por manos de Lasseter y lo mismo con Toy Story 4 o Frozen 2, que se preparan para el a?o que viene sin el toque m¨¢gico del hombre que los vio nacer.
Esta semana todo podr¨ªa cambiar. O no. Sin que nadie haya ocupado su puesto son muchas las conjeturas y pocas las realidades. The Wall Street Journal asegur¨® que los estudios Disney preparan su vuelta ¡°reduciendo su poder aunque manteniendo su influencia creativa¡±, algo que otros medios como Vanity Fair dudan. Si adem¨¢s de las informaciones que le pintan como un sob¨®n, alguien dado al besuqueo, que abraza demasiado, al que se le van las manos y la lengua sobre los atributos f¨ªsicos de quienes le rodean, especialmente mujeres, hay que creer el resto del retrato pintado en medios como The Hollywood Reporter que hablan de alguien ¡°desagradable¡± y ¡°rencoroso¡± cuando beb¨ªa y al que el ¨¦xito se le subi¨® a la cabeza es muy poco probable que Lasseter acepte las nuevas condiciones. Como declar¨® un miembro de Pixar sin dar su nombre, alguien tan narcisista como Lasseter, acostumbrado a su jet privado y su bungal¨®, no se bajar¨¢ del carro.
Quejas olvidadas
La otra pega a esta posible vuelta negociada est¨¢ en la era del #MeeToo. Lasseter no ha sido acusado de ning¨²n delito sexual, ni en los tribunales ni en los medios. Pero a su comportamiento abusivo, tanto f¨ªsico como laboral, se han ido sumando numerosas quejas olvidadas bajo la m¨¢quina publicitaria de Disney.
Toy Story 4 o Frozen 2, que se preparan para el a?o que viene sin el toque m¨¢gico del hombre que los vio nacer
Como record¨® The Hollywood Reporter, el hombre afable, que siempre defin¨ªa Pixar como una familia y que form¨® el llamado brain trust o consejo de sabios por el que se tamizaban todas las pel¨ªculas de uno u otro estudio, dej¨® a muchos fuera de su equipo. Talentos como el de Glen Keane, en su d¨ªa llamado el Tom Cruise de la animaci¨®n por su trabajo estelar en La sirenita o La bella y la bestia y que este a?o gan¨® el Oscar al mejor corto de animaci¨®n por su trabajo en Dear Basketball. O el complicado caso de Jorgen Klubien, cuyo talento siempre ha sido pol¨¦mico pero que asegura fue el cerebro detr¨¢s de Cars sin recibir cr¨¦dito por ello. O la sustituci¨®n en Brave de quien habr¨ªa sido la primera mujer directora de un largometraje animado, Brenda Chapman, y que dej¨® claro que la animaci¨®n es un juego de hombres. Con todos estos trapos sucios colgados en el balc¨®n la vuelta de Lasseter puede ser dif¨ªcil de conciliar en un Hollywood que, al menos de puertas afuera, intenta limpiar casa y ser igualitario.
Convirti¨® Pixar en el ¨²nico estudio en el que todos sus estrenos superan los 100 millones de euros
Lo dif¨ªcil es su sustituci¨®n. Son varios los nombres pero incluso durante estos seis meses de vac¨ªo de poder ninguno los nombramientos. Muchos posibles, como el presidente de Pixar, Jim Morris; el presidente de los estudios de animaci¨®n de Walt Disney, Andrew Millstein, o el productor Jonas Rivera, no estar¨ªan donde est¨¢n de no ser por Lasseter. Una situaci¨®n similar a la de Eva al desnudo, como le gusta comentar con humor al profesor de la USC Tom Sito.Otros nombres tambi¨¦n mencionados como los oscarizados directores Pete Docter (Up, Del rev¨¦s), Andrew Stanton (Buscando a Nemo, Wall-E) o Brad Bird (Los Incre¨ªbles) han mostrado escaso inter¨¦s en un trabajo donde m¨¢s que el talento creativo hay que saber manejar a las tropas.
Pese a su renombre art¨ªstico y a sus dos Oscar, por el cortometraje Tin Toy y para celebrar los logros de Toy Story antes de que existiera la categor¨ªa de mejor animaci¨®n, Lasseter solo ha dirigido cinco largometrajes pero su poder en la animaci¨®n se extendi¨® m¨¢s all¨¢ de los estudios controlando adem¨¢s los parques de atracciones de Disney as¨ª como los juguetes que atiborraban su oficina, ahora cerrada, como si fuera su cuarto de infancia.
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