Picasso, entre pinceles y fogones
Una muestra aborda, con la colaboraci¨®n de Ferran Adri¨¤, la pasi¨®n del artista por la cocina
Pablo Picasso ten¨ªa tres pasiones: la pintura, las mujeres y la comida. Realiz¨® cientos de retratos, ninguno por encargo, todos con personas de su entorno, sobre todo sus esposas y sus amantes y a la numerosa prole que tuvo con casi todas ellas. Pero muchas de las pinturas que realiz¨® a lo largo de su vida tambi¨¦n est¨¢n protagonizadas por alimentos y comida. Ninguna como Corrida de toros y pez ¡ªla tauromaquia fue otra de sus pasiones¡ª un enorme plato de barro rojo en el que el artista superpuso en 1956 la espina de un pez (un lenguado cocinado a la meuni¨¨re) impreso en arcilla blanca que acababa de comerse, tal y como puede verse en la serie de fotograf¨ªas que hizo David Douglas Duncan. La cer¨¢mica, que don¨® Jacqueline Picasso al museo de Barcelona en 1982 junto con otras 40 piezas, es solo una de las m¨¢s de 180 obras de arte, sobre todo pinturas, esculturas (en las que metamorfose¨® instrumentos culinarios como coladores y cucharas), documentos y recibos del colmado o de la carnicer¨ªa donde compraba el artista, que pueden verse en la exposici¨®n La Cocina de Picasso que el Museo Picasso de Barcelona inaugura este viernes (hasta el 30 de septiembre), en la que la cocina, los utensilios culinarios y los alimentos son protagonistas absolutos.
La exposici¨®n es capic¨²a. Comienza con dos peque?as pinturas de la cocina familiar de M¨¢laga pintadas en 1896 y termina con La cocina, un enorme lienzo de 1948 en el que esta estancia se ha convertido en un mapa abstracto de l¨ªneas y puntos. Entre medio, los comisarios, Emmanuel Guigon y Claustre Rafart, director y conservadora del museo Picasso de Barcelona, respectivamente, y Androula Michael, del Museo Picasso de Par¨ªs, han creado ¡°no una acumulaci¨®n de obras de alimentos, que ser¨ªa aburrido e indigesto¡±, seg¨²n Guigoan, sino un relato ¡°po¨¦tico¡± con varias ¨¢reas para dar ¡°una visi¨®n y perspectiva nueva del pintor del que ya se han explicado muchas cosas¡±. Arranca con la cocina del caf¨¦ restaurante Els Quatre Gats, cuna del modernismo y cita obligada de todos los artistas barceloneses de finales del siglo XIX, entre ellos un joven Picasso que realiz¨® el cartel del plato del d¨ªa y del men¨² del local. La muestra termina con la cocina laboratorio de elBulli que cuenta con una intervenci¨®n de Ferran Adri¨¤ en la que se pregunta ¡°?Qu¨¦ es cocinar?¡±, en di¨¢logo con el pintor y su acto de crear.
En medio, apartados como la ¡°cocina cubista¡±, que aporta obras como El restaurante, de 1914, en el que Picasso introduce el collage sobre un suculento pollo asado; Gran naturaleza muerta, de 1918, La botella de vino, de 1926 o la escultura Vaso de absenta, de 1914. El periodo de la II Guerra Mundial con obras en las que la comida escasea o no est¨¢ presente, como Flor, de 1941; una peque?a escultura realizada con un trozo de pan duro y una flor de papel que Picasso regal¨® a su pareja Dora Maar. La exposici¨®n muestra tambi¨¦n c¨®mo el artista reflej¨® los bares y restaurantes que frecuent¨®, como el cubista Caf¨¦ Royan, de 1950, el local que ten¨ªa enfrente de su casa durante el conflicto o c¨®mo, durante la ocupaci¨®n alemana, Picasso llen¨® sus obras de crust¨¢ceos, frutas, alcachofas, mesas y cubiertos. ¡°Es la encarnaci¨®n de la abundancia fabulosa en tiempos de carest¨ªa¡±, explica Rafart.
Picasso guard¨® todos los tiques y recibos de hoteles, restaurantes y tiendas de comestibles, algo que posibilita reconstruir sus gustos culinarios. En el Museo Picasso de Par¨ªs se han conservado listas de alimentos y precios del carnicero, la queser¨ªa, la fruter¨ªa o el colmado, que delatan el contenido de la cesta del creador y, por extensi¨®n, de su dieta donde no faltaba el fuagr¨¢s y las angulas, pero, sobre todo, verduras, frutas y legumbres, que por la cantidad de los recibos (todos pagados), se consum¨ªan a diario. Alcohol poco: vino y cerveza, mientras que consum¨ªa agua mineral en gran cantidad.
El tema, a juicio de los comisarios es inagotable. ¡°Los alimentos llenan miles de sus obras. Delante de las figuras de las Se?oritas de Avignonpuede verse un bodeg¨®n con sand¨ªa, uvas y peras¡±, remacha Rafart. Casi al final de la muestra otra media docena de cer¨¢micas muestran a peces, pulpos y una pantagru¨¦lica morcilla negra con huevos fritos que seguro acababa de comerse el pintor. Alimentos ef¨ªmeros que Picasso convirti¨® en inmortales despu¨¦s de imprimirlos o modelarlos en barro.
Adri¨¤, el pintor y Cruyff
¡°Mis referentes creativos son Picasso y Cruyff¡±, dijo este mi¨¦rcoles plet¨®rico el famoso cocinero Ferr¨¢n Adri¨¤ que participa en la exposici¨®n del Museo Picasso al final del recorrido, en una sala que es una especie de aperitivo de lo que podr¨¢ verse en 2020 en la Fundaci¨®n elBulli: el resultado de siete a?os de investigaci¨®n, desde que cerr¨® su famoso restaurante, sistematizando el lenguaje gastron¨®mico. ¡°Hay quien ha cre¨ªdo que elBulli podr¨ªa ser un motivo para hacer reflexionar al mundo del arte sobre la cocina¡±, ha dicho junto a las peque?as fotograf¨ªas de los 1.846 platos que cre¨® a lo largo de los a?os. ¡°Dibujar es f¨¢cil, hacerlo con el genio de Picasso, es imposible. Poder estar aqu¨ª es un sue?o. Hace veinte a?os esto hubiera sido imposible, pero hoy en el arte hay gente que se interesa por lo que estamos haciendo toda una generaci¨®n de cocineros que apostamos por hacer vanguardia¡±, remach¨®.
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