¡®Licenciado¡¯, hermano de ¡®Orgullito¡¯
El Juli cort¨® una solitaria oreja en una tarde en la que se lidiaron toros de cuatro ganader¨ªas toreristas
CUATRO GANADER?AS / EL JULI Y MARIN, MANO A MANO
Dos toros -1? y 6?- de Victoriano del R¨ªo; dos -2? y 3?- de Alcurruc¨¦n; el cuarto de Garcigrande, y el quinto de Domingo Hern¨¢ndez, muy justos y cumplidores en los caballos; muy nobles todos a excepci¨®n del deslucido cuarto; agotados y descastados primero y segundo; muy encastado y nobil¨ªsimo el tercero; lastimado el quinto, y bravo y mejor presentado el sexto.
Juli¨¢n L¨®pez El Juli: pinchazo y estocada ca¨ªda (palmas); media trasera y un descabello (oreja); estocada ca¨ªda (ovaci¨®n).
Gin¨¦s Mar¨ªn: pinchazo y estocada (silencio); estocada desprendida (ovaci¨®n); pinchazo, estocada y un descabello (silencio).
Plaza de Las Ventas. Corrida de la Cultura. D¨¦cimo s¨¦ptimo festejo de la Feria de San Isidro. 24 de mayo. Lleno de 'no hay billetes' (23.624 espectadores, seg¨²n la empresa).
Orgullito -el toro de Garcigrande que El Juli indult¨® en la pasada Feria de Abril- y Licenciado -del hierro de Alcurruc¨¦n-, lidiado ayer por el mismo torero, ser¨ªan hermanos; y si no, del mismo ¨¢rbol geneal¨®gico bovino, pues ambos lucieron grandes cualidades en el tercio final: galope, clase, humillaci¨®n, prontitud, profundidad¡ M¨¢s completo el sevillano que el madrile?o, pero exponentes ambos del toro moderno: justo de trap¨ªo, insulso en el caballo y en banderillas y extraordinario -hondo e incansable- en la muleta.
Licenciado le toc¨® en suerte a El Juli, un torero de deslumbrante suficiencia y t¨¦cnica abrumadora. Su comienzo por bajo fue sencillamente espectacular, un lecci¨®n de temple y torer¨ªa, largos los muletazos, especialmente uno rodilla en tierra mientras el toro embest¨ªa con el coraz¨®n; y como colof¨®n, dos trincherillas de cartel y un hondo pase de pecho. Otra vez un toro de ensue?o, nobil¨ªsimo, y un torero de la posmodernidad. Fue all¨¢ por la cuarta tanda, la muleta en la derecha, cuando El Juli toreaba al hilo del pit¨®n, decidi¨® el torero cambiarse de mano el enga?o y dibuj¨® un natural tan profundo y largo que a¨²n no ha terminado en la memoria de quienes tuvieron la suerte de contemplarlo. Entre el inicio y el final, muchos pases, con la muleta baja, pero acelerados casi todos ellos, y basados en la t¨¦cnica moderna de iniciarlos al hilo del pit¨®n. Muletazos que enardecen a las masas, pero que dicen poco; y, encima, mat¨® mal.
La corrida de la Cultura comenz¨® bien. Por cierto, como era de la Cultura, por llamarle algo, se acerc¨® a Las Ventas el ministro del ramo. Si hubiera sido la corrida de la naranja, hubiera venido el presidente de los hortelanos (lo que hay que inventar para que un ministro acuda a los toros¡).
Comenz¨® bien, s¨ª, porque El Juli y Mar¨ªn compitieron -la ¨²nica vez en toda la tarde- en el tercio de quites: por cordobinas, delantales y chicuelinas el primero, y por gaoneras el m¨¢s joven.
Y hubo un toro bravo en el caballo (?oh, milagro, milagro!), el sexto, de Domingo Hern¨¢ndez, el de m¨¢s presencia, que fue picado de forma excelente por Agust¨ªn Navarro. La suerte de varas existe y es una preciosidad. Solo son necesarios toros bravos y picadores toreros. Acudi¨®?Coplero con alegr¨ªa en dos ocasiones, empuj¨® con los ri?ones, la puya en su sitio, y la plaza disfrut¨® con el?extra?o -por infrecuente- espect¨¢culo. Instantes despu¨¦s, galop¨® en banderillas y permiti¨® el lucimiento de Manuel Izquierdo y El Algabe?o.
Los toros bravos no suelen ser f¨¢ciles en la muleta, y?Coplero se ajust¨® a la norma. No hab¨ªa que cuidarlo, como a tantos otros, sino cuidarse de ¨¦l, y eso fue lo que hizo Gin¨¦s Mar¨ªn, pero cansino y aburrido, con pocas ideas lidiadoras.
Por cierto, el torero extreme?o no tuvo ayer su d¨ªa. Cierto es que no tuvo ning¨²n toro de carril, pero se le vio espeso, en un quiero y no puedo permanente, y sin la noci¨®n clara de cu¨¢ndo debe acabar una faena para no desesperar al respetable.
Muy descastado y sos¨ªsimo fue su primero, al que trat¨® de hacerle una faena tan insulsa como interminable. Dificultoso y deslucido fue el siguiente, con genio y la cara por las nubes, y el torero no encontr¨® la manera de controlar ese inc¨®modo genio. Tiene gusto y aroma en las mu?ecas, y as¨ª lo demostr¨® a la ver¨®nica en dos ocasiones, pero el toreo debe ser algo m¨¢s.
El Juli se encontr¨® en primer lugar con un torete bonach¨®n, dulce y buena gente, pero muy escaso de fortaleza. Obedeci¨® al cite, pero todo lo hizo con mucha tristeza, agotado y hundido. Aun as¨ª, hubo dos naturales estimables.
Y el quinto ten¨ªa la llave de la puerta grande. Cumpli¨® en varas y persigui¨® con codicia a Jos¨¦ Mar¨ªa Soler, que lo banderille¨® con acierto, pero la mala suerte se ali¨® contra el torero. El toro no lleg¨® con muchas ilusiones al final, pronto acort¨® el viaje y result¨® que se hab¨ªa lesionado las manos, por lo que El Juli lament¨® el accidente y se conform¨® con una ovaci¨®n.
Babelia
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