Nintendo puede romper el videojuego con ¡®Pok¨¦mon¡¯ y el ¡®streaming¡¯
La compa?¨ªa de Kioto tiene dos ases para el plan a largo plazo de la Nintendo Switch en un momento de aparente calma chicha
Cuando todo parece quietud, es cuando se fraguan las tormentas. El mundo del videojuego vive un momento de aparente placidez en su sector m¨¢s visible ¡ªya no el m¨¢s relevante si hablamos de negocio, pues el nuevo rey es el m¨®vil¡ª, el de las consolas. Apurando el c¨¢liz de esta generaci¨®n, la PlayStation 4 cabalga c¨®modamente en cabeza, ganando de dos cuerpos a una a su principal competidora, la Xbox One, y preparando el asalto a una aparentemente inevitable PlayStation 5. Se da por hecho su anuncio el a?o pr¨®ximo, casi sin duda en el E3, para un lanzamiento que oscilar¨¢ entre el ¨²ltimo trimestre de 2019 y el arranque de 2020.
Pero all¨¢ por el 3 de marzo de 2017, se presentaba un nuevo contendiente en el que pocos confiaban a priori. Sonaba la cosa m¨¢s a canto del cisne, a zafarrancho de combate de asumida derrota, que a una improbable revoluci¨®n. Y sin embargo, apenas catorce meses y pico despu¨¦s, nos encontramos conque la Nintendo Switch est¨¢ a punto, si no los ha pasado ya, de cruzar los 20 millones de unidades vendidas. Es un ¨¦xito inaudito. Una aut¨¦ntica bomba at¨®mica que ha reventado los modelos de negocio asumidos como ¨²nica v¨ªa al ¨¦xito y un aviso para navegantes de c¨®mo capear el temporal que se sobreviene. Porque s¨ª, hay tormenta en el horizonte. Y tiene nombre. Mejor dicho, nombres: Amazon, Apple Music, Youtube Red y, c¨®mo no, Netflix. Streaming, si lo quieren en la versi¨®n breve.
Antes de seguir hablando de streaming, hay que hablar de Pok¨¦mon. Ayer, Nintendo anunciaba a bombo y platillo, no uno, sino tres nuevos videojuegos de Pok¨¦mon. El primero, ya a la venta tanto en Switch como en m¨®vil, Pok¨¦mon quest, es el m¨¢s irrelevante, un aperitivo sacacuartos. Los otros dos son palabras mayores. Uno es un remake. Pero un remake en el mismo sentido en que Shadow of colossus es un remake.
Pok¨¦mon let¡¯s go Pikachu y Pok¨¦mon let¡¯s go Eevee! suponen la vuelta a Kanto. ?Y qu¨¦ es Kanto, se preguntar¨¢ alg¨²n lector? Pues bueno, nada menos que la infancia de algunos chavales como yo; el patio de recreo obsesionado con la caza de unos bichos llamados Pok¨¦mon. La serie anime que los acompa?aba con el desastroso e irresistible Team Rocket de Jesse y James y Meowth. Los pika-pika del ¨²nico roedor que puede echarle un pulso a Mickey Mouse en el imaginario colectivo.
Es decir, es un ejercicio de nostalgia para todos aquellos que vivimos los primeros Pok¨¦mon, pues se trata de un remake de Pok¨¦mon amarillo. El tercero en salir de la serie y que ten¨ªa como diferencia fundamental con los cap¨ªtulos de arranque, Rojo y Azul, el que se arrancaba con el ic¨®nico Pikachu desde el inicio y que la trama se adaptaba a la primera temporada del anime. Que este remake se desdoble a su vez en dos ediciones, aparte de los evidentes motivos comerciales, a otro gui?o m¨¢s a ese fan impenitente de Pok¨¦mon. Si el jugador recib¨ªa a Pikachu, su rival en el juego hac¨ªa lo propio con Eevee, probablemente la criaturilla m¨¢s cute del bestiario Pok¨¦mon. Ahora se dar¨¢ la opci¨®n de elegir, de partida, con qui¨¦n quiere uno empezar la aventura seg¨²n lo que compre.
Pero no se queda en el mero gui?o a los fans del pasado. En una doble pinza comercial perfecta, Nintendo ha decidido que este juego se conecte con Pok¨¦mon go. Es m¨¢s, ha jugado a la metanarrativa, ofreciendo al jugador la posibilidad de jugar a este remake con una pok¨¦ball y de trasladar sus pok¨¦mon del m¨®vil a la consola (veremos si tambi¨¦n en viceversa). Esto significa que Nintendo logra capitalizar lo que ha sido el mayor fen¨®meno de masas de la historia del videojuego. Habr¨ªa que valorar si incluso de la historia de la cultura pop. Esa fiebre que vivimos el verano de 2016 y que puso ante los ojos de todo el planeta el verdadero poder que el arte interactivo hab¨ªa adquirido en el subconsciente colectivo. A veces, llegando a lo aterrador, como aquellas estampidas de cazadores en Central Park.
Que Nintendo tiene un pie firme en el mercado m¨®vil es evidente. Que su cultura empresarial est¨¢ experimentando el mayor aperturismo de su historia, tambi¨¦n, arrumbando con respeto a vacas sagradas como Miyamoto a roles m¨¢s de consejero y supliendo el vac¨ªo de Iwata con un presidente joven y angl¨®fono. Lo sorprendente es lo r¨¢pido que est¨¢ reaccionando esta centenaria marca, conocida por sus movimientos pausados y medidos, a esos indicios de tormenta en el sector. Que en el m¨®vil hab¨ªa que estar, en la ¨¦poca de monstruos como Supercell (Clash of clans) y King (Candy crush), estaba claro. Pero estar de este modo, empezando a tender puentes entre la movilidad y sus consolas, sorprende.
Y esto solo es el remake. En 2019, a?o para el que Nintendo ya espera tener un parque de consolas absurdo en solo dos a?os en el mercado, sobre los 40 millones, lanzar¨¢n un nuevo cap¨ªtulo de la saga Pok¨¦mon en exclusiva para Switch. Y eso puede significar, f¨¢cilmente, otro aluvi¨®n de ventas de una consola que en Jap¨®n va a empezarse a vender, a un precio m¨¢s reducido, solo con la funci¨®n port¨¢til.
Habl¨¢bamos de tormenta. Tormenta con muchos nombres, como el Sauron de Tolkien, pero que se pueden reducir a uno solo: streaming. Y en este sentido quiero llevar el final de esta reflexi¨®n, porque hay otra noticia cuya dimensi¨®n ha pasado mucho m¨¢s desapercibida y cuyo potencial efecto puede ser mucho mayor incluso que todos los Pok¨¦mon posibles. Capcom, otra veterana compa?¨ªa nipona, ha decidido realizar un experimento, de momento solo en Jap¨®n. Trasladar un juego imposible t¨¦cnicamente para la Switch, Resident Evil 7, utilizando el ¨²nico recurso posible para no perder el nivel audiovisual. Adiv¨ªnenlo.
Bingo, el streaming.
El streaming en videojuegos siempre ha sido algo complejo; pero ya existe y es viable. Yo poseo una NVidia Shield y he vivido momentos de juego en los que he vislumbrado el futuro. Jugar a 60 frames y en alta definici¨®n un The witcher 3 ? sin consola de por medio es algo que no se olvida. Pero tambi¨¦n es cierto, y esto sucede a¨²n con Netflix (sorprendentemente, al menos en mi caso, menos con Amazon), que de pronto hay ca¨ªdas de velocidad y de calidad que a lo poco molestan y a lo mucho cabrean. Estos cabreos son, evidentemente, cuesti¨®n de tiempo.
Y aqu¨ª viene la parte realmente interesante. Diversas fuentes han comentado a este periodista, en m¨¢s de una ocasi¨®n, que la entrada de alguno de los gigantes por streaming en el negocio del videojuego es un hecho consumado. Una bomba de relojer¨ªa que puede dinamitarlo todo. Es muy f¨¢cil entender por qu¨¦. En el negocio de las consolas, uno le vende al comprador una consola, entre 500 y 600 euros. Luego le vende los mandos (70 euros por pieza). Y luego el verdadero negocio, los videojuegos. Para una superproducci¨®n, tambi¨¦n a 70 euros la pieza; aunque ahora hay tambi¨¦n, por fortuna, un enorme mercado de producciones indie a las que aspirar en una gama de precios ampl¨ªsima.
Imag¨ªnese que le cambian todo ese gasto por una subida de¡ pongamos 20 euros al mes en Netflix o similares. Y el mando/mandos para jugarlos. ?Ven hasta qu¨¦ punto se puede reventar el modelo de negocio? Y de manera autom¨¢tica, porque si Netflix ¡ªo similares, aunque Hastings le haya declarado a este peri¨®dico que los rumores son mentira y que no van a entrar¡ªdecide ma?ana regalarle una suscripci¨®n de dos meses a su nuevo servicio de juegos streaming a todos sus suscriptores (mando incluido), entonces¡ Entonces tiene el doble de cuota de mercado que la PlayStation 4, la consola m¨¢s vendida del momento. Es m¨¢s, tendr¨ªa m¨¢s jugadores que los que tuvo la consola m¨¢s vendida de la historia: los 155 millones de compradores de la PlayStation 2.
Contra esos n¨²meros, lo ¨²nico que se puede esgrimir es una cuesti¨®n de marca. Es la baza que va a intentar jugar Disney con su futuro servicio streaming. Es la misma baza que puede jugar Nintendo. Nintendo tiene algo que Sony no tiene y nunca ha sabido tener. Una imagen clara en la mente de los jugadores de qu¨¦ significa su marca. A Nintendo se la entiende perfectamente como una filosof¨ªa de hacer las cosas. Con su flexibilidad para adaptarse al cambio de escenario (¨²ltimamente mucho m¨¢s el¨¢stica) pero tambi¨¦n con unos valores insobornables.
Sony no ha logrado transmitir lo mismo de una manera global. S¨ª, hay muchos juegos memorables y creadores que se han asociado a las consolas de Sony y les ha proporcionado grandes ¨¦xitos. Pero se han asociado a ellos de una manera similar a como los grandes nombres se asocian ahora a Netflix. The Jim Henson Company desarrolla Cristal oscuro para Netflix porque Amazon no puj¨® m¨¢s que ellos. Del mismo modo consigue Sony asegurarse hoy un Bloodborne, ma?ana un Death Stranding y ayer un Shadow of the colossus. Pero esos creadores no permanecen en la compa?¨ªa porque no son la compa?¨ªa. En el caso de Nintendo, o de Disney, creaci¨®n, negocio y creadores son un todo. Me atrever¨ªa a decir que a¨²n mucho m¨¢s en el caso de Nintendo que en el de Disney, pues la posici¨®n hegem¨®nica de esta ¨²ltima se ha basado mucho m¨¢s en una agresiva campa?a de compra de talento ¡ªPixar, Marvel y LucasArts¡ª que en una capacidad para seguir innovando desde dentro.
Volviendo al streaming y Resident evil 7. Ni m¨¢s ni menos que Shigeru Miyamoto declar¨® lo siguiente el a?o pasado, durante la junta de inversores de la empresa: ¡°Hasta ahora, el ciclo de hardware ha durado entre cinco y seis a?os. Pero ser¨ªa muy interesante que pudi¨¦ramos prolongar ese ciclo y creo que deber¨ªamos estar mirando en esa direcci¨®n¡±. Si Nintendo empieza a ver, a trav¨¦s de experimentos como el de Capcom, que el poder de la nube le permite ofrecer esa experiencia audiovisual top a la que aspiran las PlayStation sin renunciar al tipo de filosof¨ªa de sus propios juegos, entonces¡ Entonces tendr¨ªamos a una compa?¨ªa preparada para ser dique entre dos mares. Por un lado, resistir el pulso tecnol¨®gico con la ayuda de la nube que supondr¨¢ la salida de la PlayStation 5 (veremos si Microsoft se postula a esa batalla). Por otro, tener un pie en esa futura amenaza de los gigantes del streaming con franquicias a prueba de bomba completamente imposibles de comprar con el infinito dinero de los Apple, Amazon, Netflix y c¨ªa.
Las espadas est¨¢n en lo alto. Al d¨¦cimo arte, a su parte m¨¢s de negocio, le esperan unos a?os apasionantes. Y Nintendo ha de contarse como temible rival. Recuerden lo de David y Goliat. Porque, aunque parezca mentira, el caballero don dinero es poderoso, pero no omnipotente. Reed Hastings acertaba al decirle a este peri¨®dico: ¡°Esto es la guerra por el amor de los espectadores¡±. Barra jugadores, barra lectores, barra persona que busca ocio cultural. Pero ese amor es un intangible y, como tal, incierto. La gran N roja de Netflix se lo tiene que construir a golpe de talonario, atrevimiento e ingenio. La gran N roja de Nintendo ya lo tiene en el bolsillo. Desde hace d¨¦cadas.
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