H¨¦rcules Poirot se mete en el pelot¨®n del Tour de Francia
Jorge Zepeda desentra?a los misterios del ciclismo en 'Muerte contrarreloj', una novela polic¨ªaca protagonizada por un ciclista detective
H¨¦rcules Poirot viste un abrigo gris largo como su barba gris de lobo gris. Y unos ojos tan vivos que su mirada inquisitiva atraviesa la niebla que esa tarde fr¨ªa de marzo mantiene al sol ajeno a lo que ocurre en la cima de la estaci¨®n de la Molina. Poirot tiene acento mexicano y un habla tan reposada como el tequila Don Julio de su Jalisco, pero esto se descubre m¨¢s tarde, y tambi¨¦n que en realidad se llama Jorge Zepeda, porque apenas necesita abrir la boca para que todo el mundo en la meta de la Volta a Catalunya responda a sus necesidades de informaci¨®n, transmitidas, vaya usted a saber c¨®mo, por esa mirada que exige, que esconde un rayo.
Zepeda, mexicano, ha abandonado por un tiempo sus thrillers sobre la corrupci¨®n en su pa¨ªs, para llegar de ninguna parte al ciclismo a enterarse bien de qu¨¦ va la vaina de un deporte del que disfruta, a desentra?ar su misterio, y a empaparse, y es como una nube que va creciendo y creciendo y ennegreci¨¦ndose en nubarr¨®n con el vapor que aspira de todo ser viviente que tiene algo que ver con la carrera, y todo lo anota en un cuaderno azul.
En la duermevela de la habitaci¨®n compartida, justo despu¨¦s de la ¨²ltima masturbaci¨®n, florecen las ideas amargas. En el pelot¨®n siempre hay una raz¨®n para la venganza, y la traici¨®n.
En esa carrera, en ese pelot¨®n que pedalea, se ha cometido un crimen, como el que Zepeda contar¨¢ en Muerte contrarreloj (Destino). Se puede decir que conoce el asesino. Le falta descubrir sus razones, su mec¨¢nica, los hechos. All¨ª mismo comienza su perquisici¨®n en forma de interrogatorios amables e intensos.
De las palabras que cruza con ciclistas sudorosos y jadeantes reci¨¦n cruzada la meta de un puerto de monta?a duro ma non troppo y muy veloz, concluye de inmediato que, como le hab¨ªan ya advertido, hay mucho veneno en la serpiente multicolor, el ofidio siendo siempre la met¨¢fora que se repite incansable en todas las cr¨®nicas de ciclismo y en la voz de todos los comentaristas televisivos cuyas lectura y audici¨®n forman los cimientos b¨¢sicos de su conocimiento del ciclismo.
El pelot¨®n es una masa fluida de 200 almas en bicicleta, multicolor, en efecto, y brillante, que culebrea por las carreteras aparentemente con la misma armon¨ªa con que suena una orquesta sinf¨®nica bien dirigida y acorde. Pero, como dir¨ªa un f¨ªsico y aprecia Jorge-Poirot, bajo la superficie vibran tensiones no tan lindas, una dial¨¦ctica de lucha de clases que, finalmente, genera el movimiento. En el pelot¨®n no deja de repetirse cada segundo una gran contradicci¨®n: los rivales colaboran entre s¨ª para mantener la carrera en marcha. Y cuando uno se pone en cabeza, otro aprovecha su esfuerzo a rueda para pedalear a la misma velocidad con la mitad de esfuerzo. Todos lo saben pero todos est¨¢n obligados a colaborar as¨ª, ayudando al enemigo que finalmente les clavar¨¢ el cuchillo por la espalda. Es su maldici¨®n y su fortuna.
La mayor¨ªa de las veces son sus gregarios, los ciclistas ayudantes, los que acarrean con todo el pelot¨®n tras de sus bicicletas. Pero los gregarios tan fieles aparentemente, capaces de sacrificarse, no lo son tanto, esconden sus fuerzas, enga?an al jefe, le envidian. No puedo m¨¢s, le mienten cuando este les exige un minuto m¨¢s de esfuerzo, y para su interior piensan, a ti te lo voy a regalar, enchufado, si soy m¨¢s fuerte que t¨² pero el director solo te mima a ti porque cobras m¨¢s, y c¨®mo te gusta mandar y que digamos lo bueno que eres. Y si se tratan as¨ª con su jefe, que de ¨¦l dependen, c¨®mo no se relacionar¨¢n con sus colegas de jefes rivales. En el pelot¨®n que se acerca a un puerto los manillares de las bicicletas son armas que se clavan delante de los manillares de los competidores para cerrarles el paso, y las ruedas, que se acercan a las de los vecinos para hacerles temblar. Por la noche, en los hoteles que tambi¨¦n comparten, qu¨¦ vida, compartiendo cada minuto con el que desea tu derrota, las buenas relaciones, los chistes, las an¨¦cdotas y las historia compartidas y vividas conjuntamente, esconden tambi¨¦n la verdad. En la duermevela de la habitaci¨®n compartida, justo despu¨¦s de la ¨²ltima masturbaci¨®n, florecen las ideas amargas. En el pelot¨®n siempre hay una raz¨®n para la venganza, y la traici¨®n.
Hablando con los mec¨¢nicos descubre H¨¦rcules-Zepeda que los tubulares se pueden despegar de las llantas y provocar accidentes en los descensos de los puertos, y los directores le montan en su coche, sus cabinas de mando, y le ense?an c¨®mo se conduce manejando el volante con las rodillas mientras con las manos se hojea el libro de ruto y se responde a llamadas telef¨®nicas y a la radio, y los preparadores le ense?an c¨®mo funcionan los potenci¨®metros que llevan los ciclistas en sus bicis y los puls¨®metros que abrazan sus corazones. Conoce toda la superficie brillante y publicitaria. Debajo laten las pasiones, y alrededor pululan periodistas, amigos y representantes que organizan carreras secretas de autos por las autopistas a 200 para ver qui¨¦n agarra la mejor mesa en la sala de prensa o la mejor silla en la rueda de prensa. Y as¨ª, unos meses despu¨¦s de la Volta inici¨¢tica, el escritor-detective descubre el Tour de Francia, a toda velocidad de esp¨ªritu, coraz¨®n y auto, y v¨¦rtigo.
Y cuando la nube oscura nubarr¨®n Jorge H¨¦rcules Poirot Zepeda, y su cuaderno azul, est¨¢ tan colmada que ni una gota de vapor es capaz de acoger m¨¢s, entiende que el crimen est¨¢ resuelto, y luce un rayo fulgurante y retumba un trueno, m¨¢s lento, y la nube se hace lluvia dura, grandes gotas, adjetivos, frases redondas, di¨¢logos tajantes, met¨¢foras hermosas, en libro que contiene el ciclismo y la vida y que hay que leer. H¨¦rcules Poirot deja de llamarse Jorge Zepeda para convertirse en ciclista que busca un maillot amarillo en las 21 etapas de un Tour de Francia, un escalador llamado Marc Moreau, gregario y detective. Ha habido un crimen, y hay una novela esperando ser devorada.
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