E3 2018 - Y de repente¡ S¨®crates. Y el Robin de Batman
El actor Joseph Gordon Levitt da la sorpresa en una conferencia para prensa con los fans y los mundos como grandes protagonistas
Tengo una suerte de romance inconfesable con Ubisoft. Ya no es solo que sepan elegir bebida mejor que nadie en sus eventos de prensa (esta vez, cerveza de mango, ?nada menos!) sino que en esto de mentir, que de eso va el marketing, son los mejores. Tanto que, a pesar de que el viejo marinero de estos mares se las huela, dan ganas de creerlos.
En un momento en que las grandes compa?¨ªas del videojuego han llegado a la conclusi¨®n (probablemente acertada) de que los plumillas valemos las migajas de un youtuber, reconforta ver a una compa?¨ªa que tiene un enfoque claramente orientado a nutrir a nuestro gremio. Aun, como les comentaba, cuando la mayor¨ªa sean medias verdades o brindis al sol.
El evento previo a la conferencia que han podido ver hace unos minutos volvi¨® a ser una declaraci¨®n de intenciones del gigante franc¨¦s. En concreto, de c¨®mo la compa?¨ªa, en sus miserias y glorias, prefiere marcar un rumbo muy claro para todo el ingente conjunto de estudios y franquicias que arrastra. Con tres juegos de fuste como protagonistas, Assassin¡¯s creed. Odyssey, The division 2 y Beyond god & evil 2, Ubisoft articul¨® un discurso centrado en dos pilares fundamentales: los mundos permanentes y la comunidad fan.
Ubisoft quiere jugar a eso que dec¨ªan los dise?adores de Destiny all¨¢ por 2014, que los grandes videojuegos del hoy se entend¨ªan m¨¢s como un hobby permanente que como una zambullida en una obra. Vamos, que est¨¢n hechos para durar la intemerata, del orden de al menos 100 horas por jugador. Esto implica que el flow del juego, la arquitectura que subyace a la experiencia, ha cambiado.
Ubisoft lo explic¨® con unos gr¨¢ficos excesivamente simplificados, pero aun as¨ª elocuentes. Adem¨¢s, como para criticarlos, cuando nadie aparte de ellos (y Nintendo cuando le apetece) se toma la molestia de dejar ver tanto las tripas de c¨®mo se gestan sus videojuegos. Los gr¨¢ficos en cuesti¨®n describ¨ªan el flujo cl¨¢sico como la siguiente cadena: intro/no/jugable-acci¨®n/jugable-intro/no/jugable¡ Y as¨ª, ad eternum. O, mejor dicho, ad 40 horas. Ahora, que se aspira a duplicar al menos la duraci¨®n media de la experiencia jugable, los arcos de experiencia son mucho m¨¢s numerosos y breves. Curiosamente, de la longitud de un cap¨ªtulo televisivo est¨¢ndar: en torno a la hora.
La otra cuesti¨®n capital es la intervenci¨®n de la comunidad. Y aqu¨ª lleg¨® el segundo momento de los que marcan este titular, la aparici¨®n de Robin, el de Batman, en un fogonazo de glamur. Nada menos que Joseph Gordon Levitt se nos plant¨® delante para contarnos c¨®mo Beyond good & evil 2, esa deliciosa space-opera que Michel Ancel hornea a fuego lento, usar¨¢ su startup para que los fans puedan contribuir activamente al proceso de creaci¨®n del juego. M¨²sica y arte ser¨¢n los campos, de momento, en los que podr¨¢n intervenir. A trav¨¦s de la comunidad beta Hitrecord de la estrella de Hollywood, los creadores de todo el mundo podr¨¢n combinar su talento para contribuir a esta superproducci¨®n. Y ser¨¢n remunerados por ello.
Despu¨¦s de este momento tan deliciosamente raro ¡ªque tuvo de guinda del postre a Levitt casc¨¢ndose un: ¡°Los videojuegos son el futuro. Mucho m¨¢s que las pel¨ªculas¡±¡ª, lleg¨® el momento de ceder todo el protagonismo al nuevo Assassin¡¯s creed oddysey. Y aqu¨ª empezaron las sorpresas y tambi¨¦n esas bolas marketinianas que luego se quedan en mucho menos de lo que, torticeramente, evocan en la imaginaci¨®n. Tambi¨¦n sucedi¨® aqu¨ª el motivo para la primera parte del titular.
S¨®crates, pero tambi¨¦n Hip¨®crates o Pericles, convivir¨¢n con el jugador en una zambullida en la guerra civil m¨¢s famosa del mundo antiguo, las del Peloponeso que enfrentaron el azul de Atenas con el carmes¨ª de Esparta ¡ªal menos, esta paleta crom¨¢tica nos dicta la cultura pop¡ª. As¨ª las cosas, y seg¨²n nos cont¨® la jefa narrativa del t¨ªtulo, Melissa MacCourbey, entrar¨¢ dentro de nuestras posibilidades meternos al ruedo filos¨®fico con S¨®crates. Porque este Assassin¡¯s creed ser¨¢ el primero de la franquicia que ofrezca la posibilidad de elegir entre opciones de di¨¢logo que determinar¨¢n el desarrollo de la historia.
Por supuesto, en este aspecto se hizo lo de siempre, exagerar el ¨¦nfasis en cu¨¢nto cambiar¨¢n las cosas seg¨²n lo que elijamos. Aunque se llegara a un grado de ramificaci¨®n realmente notable ¡ªcomo el que cultivan los tambi¨¦n franceses de Quantic Dream¡ª cualquiera que conozca un poco los l¨ªmites del videojuego sabe que este tipo de impactos siempre deben ser moderados o la producci¨®n se desparrama irremediablemente.
Este peri¨®dico pregunt¨® tambi¨¦n por el futuro de este tipo de interacciones, y el director del juego, Patrick Klaus, pint¨® un porvenir de lo m¨¢s sugerente: ¡°No ser¨ªa imposible imaginarse un futuro en el que pudi¨¦ramos aplicarle una suerte de test de Turing a nuestros personajes artificiales, para hacer cre¨ªbles sus cambios de actitud seg¨²n se comporte el jugador con ellos. Pero est¨¢ a¨²n lejos, porque emular de forma convincente a un ser humano es algo extremadamente dif¨ªcil¡±. As¨ª que en este caso quedamos en manos, una vez m¨¢s, de la pericia de los guionistas, nada menos que 23, seg¨²n desvel¨® MacCourbey, en este t¨ªtulo.
La presentaci¨®n termin¨® con un vistazo tambi¨¦n muy interesante a una iniciativa del departamento de innovaci¨®n de Ubisoft. B¨¢sicamente, juntar lo mejor del mundo acad¨¦mico y del mundo de desarrollo de videojuegos para ver qu¨¦ se les ocurre. La herramienta que quisieron desvelar fruto de esa uni¨®n era la mar de interesante: un sistema de machine learning para adecuar la gestualidad de la cara y la dicci¨®n a los distintos idiomas de manera automatizada.
Luego toc¨® decir adi¨®s con bocatas de pastrami, m¨¢s cerveza de mango y la posibilidad de la tertulia con los protagonistas sin barreras PR de por medio, otra cosa de agradecer a una compa?¨ªa que siempre se lo curra para vestir bien el negocio y ponerle caras. Eso s¨ª, la del Robin Gordon-Levitt ya hab¨ªa volado rumbo a qui¨¦n sabe d¨®nde. Tal vez, a Gotham y su Batman.
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