Hitler se alimentaba del p¨²blico como una estrella pop
El historiador Thomas Weber analiza en su nuevo libro la etapa clave en la formaci¨®n del l¨ªder nazi en M¨²nich de 1919 a 1923
El narcisismo de Hitler y su deseo insaciable de recibir cada vez m¨¢s atenci¨®n son factores clave en la construcci¨®n y el desarrollo de la Alemania nazi, y en su consiguiente ruina. En ese aspecto de la retroalimentaci¨®n, que provocaba su relaci¨®n con el p¨²blico, el l¨ªder del nacionalsocialismo actuaba ¡°de manera que encaja en la definici¨®n de una estrella del pop o el rock¡±. Lo dice el historiador alem¨¢n Thomas Weber, que tras haber seguido minuciosamente la pista del personaje durante la Gran Guerra en La primera guerra de Hitler (Taurus, 2012), donde desvel¨® que en realidad no hab¨ªa sido cabo y que los camaradas lo consideraban un enchufado, nos lleva en su nuevo libro a la que considera la etapa clave en la construcci¨®n del l¨ªder nazi: los a?os en M¨²nich de 1919 a 1923.
En la apasionante De Adolf a Hitler (Taurus), Weber rastrea ese periodo decisivo, cuestionando con una amplia documentaci¨®n los mitos y mentiras que sembr¨® interesadamente sobre su pasado el propio Hitler en Mi lucha. Para el investigador alem¨¢n, ¡°el camino de Damasco, la epifan¨ªa de Hitler¡±, no tuvieron lugar en su ¨¦poca de Viena antes de la Primera Guerra Mundial, ni durante esta ni al final, sino despu¨¦s, ya en M¨²nich. Weber detalla incluso el d¨ªa: el 9 de julio de 1919. ¡°Fue de lejos el d¨ªa m¨¢s importante de su metamorfosis, el instante de la transformaci¨®n pol¨ªtica y la radicalizaci¨®n de Hitler, el d¨ªa en que de verdad todo cambi¨® para ¨¦l¡±. Ese d¨ªa se ratific¨® el Tratado de Versalles y Hitler, como muchos alemanes, cay¨® en la cuenta de que hab¨ªan perdido realmente la guerra (hasta entonces lo ve¨ªan como un empate) y lo que les iba a acarrear.
Hitler, apunt¨® Weber ayer en Madrid, se hab¨ªa movido hasta ese momento de manera algo vaga y err¨¢tica, incluso coqueteando con las ideas de izquierdas (algo que se cuid¨® muy mucho de eliminar de sus memorias oficiales). Sin saber ad¨®nde se dirig¨ªa. ¡°A partir de entonces se obsesion¨® con cu¨¢les hab¨ªan sido las causas de la derrota de Alemania y en pensar de qu¨¦ manera se pod¨ªa impedir que la naci¨®n volviera a encontrarse en una situaci¨®n de debilidad semejante. Empez¨® a buscar ideas que le sirvieran y las que encontr¨® las mantuvo hasta el d¨ªa de su muerte¡±.
El libro de Weber es un paseo tremendo por un camino que Hitler empieza sobre las adoquinadas calles de M¨²nich vestido de manera estrafalaria, medio muerto de hambre y medrando en partidos insignificantes, y que llega hasta las ruinas de la Cancilleria del Reich y de toda Alemania tras pasar frente a los hornos de Auschwitz. ¡°No es un camino recto, pero s¨ª menos tortuosos de lo que muchos creen¡±.
¡°Narcisista funcional¡±
En el M¨²nich de 1919 y los a?os inmediatamente siguientes, Hitler encontr¨® ideas y oportunidades. De las primeras se sirvi¨®, tomadas de diferentes sitios, dice Weber ¡°como de un buf¨¦, creando su propio plato combinado¡±. Las test¨® con el p¨²blico, ¡°pasando de ser un narcisista fracasado a un narcisista funcional¡±, y las que mejor funcionaban las llev¨® m¨¢s all¨¢. Eso no significa, puntualiza el historiador, que se dejara llevar solo por el aplauso. Ten¨ªa ideas fijas, m¨¢s ancladas, ¡°su meollo¡±, de todo o nada, y otras m¨¢s flexibles. Su antisemitismo, por ejemplo, era m¨¢s radical en privado que en p¨²blico y solo lo fue aumentando ante las audiencias al ver que le respond¨ªan.
Las oportunidades, como se detalla en el libro, las aprovech¨®. ?Tuvo suerte? ¡°?l habr¨ªa hablado de destino, pero, claro, la suerte desempe?¨® un papel muy importante, y la coincidencia de sucesos. Sin embargo, uno de los talentos de Hitler fue saber responder a las crisis inesperadas. Cuando aparec¨ªan crisis que parec¨ªan destruirlo las convert¨ªa en un ¨¦xito atronador¡±.
?Qu¨¦ impresi¨®n nos producir¨ªa hoy Hitler? ¡°El de entonces bastante anacr¨®nica, algo fuera de lugar como esas pel¨ªculas antiguas que la primera vez nos parecieron trepidantes pero han quedado lentas. Pero si de lo que se trata es de juzgar c¨®mo ser¨ªa un Hitler de hoy, que aprovechara las oportunidades que le brinda nuestro mundo, como las redes sociales, podr¨ªa gustar mucho. Sin duda encajar¨ªa. Es aterrador pensarlo¡±, reflexiona Weber.
El misterioso origen de su antisemitismo visceral
De Adolf a Hitler est¨¢ lleno de interesantes detalles como lo de que el grito "Sieg Heil!" provendr¨ªa de las animadoras del f¨²tbol estadounidense (v¨ªa la amistad de Hitler con Helene Hanfstaengl, una chica alemana de Nueva York) y escenas como la de Hitler tras el fracasado Putsch de 1923 paseando por el sal¨®n de ella vestido con el albornoz azul de su marido y apunt¨¢ndose con una pistola en la sien (desgraciadamente no apret¨® el gatillo hasta 1945). Tambi¨¦n explica Weber que a Hitler le dieron una paliza tremenda unos soldados a los que trataba de aleccionar pol¨ªticamente en 1919 o que tras la perorata que solt¨® en una fiesta de la alta sociedad de M¨²nich el anfitri¨®n hizo abrir los ventanales para que corriera el aire y disipar la sensaci¨®n de que "hab¨ªa estado en el sal¨®n la sucia esencia de algo monstruoso".
El tema del antisemitismo de Hitler ocupa una parte esencial del libro. El l¨ªder nazi consigui¨® causar sensaci¨®n en M¨²nich al ofrecer una variedad muy radical. Una variante biologizada en la que explicaba la supuesta influencia da?ina de los jud¨ªos en t¨¦rminos m¨¦dicos. A?os despu¨¦s, en 1941, con los Einsatzgruppen de las SS exterminando por el Este, Hitler dijo que se sent¨ªa "el Robert Koch de la pol¨ªtica", en referencia al descubridor del bacilo de la tuberculosis. Weber reconoce que en el antisemitismo de Hitler hay algo a¨²n no explicable y no descarta, como han hecho otros bi¨®grafos, que tuviera parte de su origen en alguna experiencia personal. "El problema es que no hay pruebas". Sin embargo, algunas investigaciones se?alan que la clave estar¨ªa en el famoso a?o perdido de Hitler entre 1912 y 1913 y en la relaci¨®n con una chica jud¨ªa embarazada. Algunas fuentes sit¨²an incluso esa relaci¨®n, ?en Inglaterra! Y no es un sketch de Monty Python...
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Autor:?Thomas Weber.
Editorial: Taurus (junio 2018).
Formato: versi¨®n Kindle y tapa dura (552 p¨¢ginas).
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