¡°Corea del Norte ha ido m¨¢s lejos que la Alemania nazi¡±
D. B. John disecciona en el 'thriller' 'Infiltrada' el infierno que viven los norcoreanos y el papel del r¨¦gimen como organizaci¨®n criminal internacional
Corea del Norte es, quiz¨¢s, el lugar m¨¢s impenetrable, fascinante y problem¨¢tico del mundo para la ficci¨®n. Un inmenso campo de concentraci¨®n para 25 millones de personas, un pa¨ªs en el que se puede morir por dejar que caiga polvo en el retrato del fundador y un r¨¦gimen que se jacta de ser una potente mafia internacional es un lugar en el que los l¨ªmites de la realidad perdieron hace tiempo su sentido y la locura se convirti¨® en rutina. O quiz¨¢s no. "Es un gran error pensar que es un r¨¦gimen irracional y que est¨¢n locos. Saben muy bien lo que hacen y por eso han sobrevivido", cuenta a EL PA?S el escritor gal¨¦s D. B. John, autor de Infiltrada (Salamandra) y gran conocedor de Corea del Norte gracias a sus viajes y a su trabajo como escritor de las memorias de la desertora Lee Hyeon-seo.
En realidad el r¨¦gimen es capitalismo extremadamente salvaje. Lo que quiere Kim es hacer todo el dinero que pueda
Infiltrada es un complejo thriller de espionaje en el que la agente de la CIA Jenna Soo-min busca a su hermana, a la que se niega a dar por muerta despu¨¦s de que fuera secuestrada en una playa de Corea del Sur. Esta b¨²squeda es el motor que sirve a John para desplegar una gran intriga internacional que tiene uno de sus grandes alicientes en sus precisas y alucinantes escenas contadas desde el interior de Corea del Norte.?
"A pesar del control y de que acabas enfermo de propaganda lo que ves all¨ª es triste: ni?os de la calle, f¨¢bricas vac¨ªas. Pero peor es cuando conoces a los que consiguen escapar, que pasan dos meses en un centro especializado en Corea del Sur aprendiendo a vivir en el mundo, a coger el metro o a usar una tarjeta de cr¨¦dito", cuenta, fascinado, sobre sus estancias all¨ª.
Es un gran error pensar que es un r¨¦gimen irracional y que est¨¢n locos. Saben muy bien lo que hacen y por eso han sobrevivido
En la novela Cho es un alto cargo del Partido Comunista en tiempos de Kim Jong-il, padre del actual l¨ªder Kim Jong-un, que sobrevive gracias a su capacidad de autoenga?o hasta que se da cuenta de que algo falla y que los dirigentes del pa¨ªs son piezas esenciales de la maquinaria criminal creada por la dictadura bajo el lema todo lo que castiga a nuestro enemigo est¨¢ bien. "Una de las grandes bazas del sistema es la imposici¨®n de mito de la amenaza continua", argumenta John. "Eso explica por qu¨¦ son orgullosos productores de metanfetaminas a gran escala; su programa de secuestro y adoctrinamiento de ciudadanos surcoreanos y japoneses o por qu¨¦ idearon esa locura llamada Program Semilla, un proyecto para crear esp¨ªas de otras razas entrenados desde ni?os para infiltrarse en Occidente. Todo eso est¨¢ en mi novela y quiz¨¢s por eso tuve miedo de que no se creyera".
A pesar de estos temores, el escritor gal¨¦s tuvo claro desde el inicio que la tesis pol¨ªtica deb¨ªa apoyarse en un thriller. "Lo ¨²ltimo que quer¨ªa es que se leyera como un ensayo. La ficci¨®n te hace sentir la paranoia y el terror", explica antes de embestir . "En realidad el r¨¦gimen es capitalismo extremadamente salvaje. Lo que quiere Kim es hacer todo el dinero que pueda. Han abandonado el marxismo y lo han sustituido por una ideolog¨ªa que mezcla racismo, ultranacionalismo, algo de Marx y algo de Confucio y que les funciona. Corea del Norte pertenece a lo m¨¢s oscuro del siglo XX. Est¨¢ cerca de la Alemania nazi pero ha ido m¨¢s lejos. Los nazis no mandaron a tres generaciones seguidas al campo de concentraci¨®n".?
El impacto de algunos pasajes de Infiltrada en el lector puede llevarle a preguntarse c¨®mo consigue sobrevivir un norcoreano medio si no muere de hambre, algo bastante habitual por aquellos lares. D. B. John tiene algunas claves : ¡°El miedo y la paranoia forman parte de ellos y les ayudan a no cometer errores. Nadie habla en p¨²blico, ni siquiera con la familia, sobre algo importante. La cr¨ªtica no existe, pero son muy buenos a la hora de expresarse con gestos pr¨¢cticamente inapreciables. Nunca se refieren al l¨ªder por su nombre sino por uno de sus innumerables cargos y son los reyes de eufemismo¡±.
Cabe cuestionarse c¨®mo sobrevive un r¨¦gimen as¨ª, c¨®mo sigue viva en pleno siglo XXI esta pesadilla totalitaria. "En el interior Kim ha intensificado el miedo y la represi¨®n ¨Cmatando incluso a su t¨ªo y a un medio hermano¨C y el culto a su persona parece cada vez m¨¢s arraigado. Su f¨ªsico es muy parecido al de su abuelo Kim Il-sung y eso es algo que no hay que menospreciar. Y en el exterior es sostenido por China y Corea del Sur que evitan el colapso y con ello lo que supondr¨ªa que salieran al mundo 25 millones de personas que est¨¢n perturbadas", afirma. ?Y EE UU? "Como se ha visto, se pliegan. Tras su encuentro con Trump, Kim tiene que estar ri¨¦ndose todav¨ªa", aventura John para dejar sobre la mesa un sombr¨ªo final.
Cuidado con el retrato del l¨ªder
Los retratos que tienen que estar en todas las casas de Corea del Norte son los del fundador del pa¨ªs y su hijo y padre del actual dictador. Pero, cuidado: si se da?an o pierden o acumulan algo de polvo el due?o puede acabar en un campo de concentraci¨®n. "Cada cierto tiempo sale en la prensa la historia de alguien que se ha jugado la vida para salvar en un incendio o un desastre. Es todo un g¨¦nero" , cuenta John divertido.
Babelia
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