Beyonc¨¦ y Jay-Z sorprenden con un v¨ªdeo grabado en el Louvre

Beyonc¨¦ y Jay-Z se inscriben desde hoy en la historia del arte. En su v¨ªdeo para la canci¨®n Apeshit, destapado por sorpresa tras un concierto en el Estadio Ol¨ªmpico de Londres, la pareja m¨¢s poderosa de la m¨²sica deambula por las salas del Museo del Louvre, con aire solemne y mirada desafiante, entre algunas de las obras maestras de las colecciones francesas. Entre otras, La Gioconda de Leonardo da Vinci, la Venus de Milo, la Victoria de Samotracia, la Piet¨¤ de Rosso Fiorentino, Las bodas de Can¨¢ de Veronese, adem¨¢s de distintos cuadros del neocl¨¢sico Jacques-Louis David y del rom¨¢ntico Th¨¦odore G¨¦ricault.

El v¨ªdeo, primer avance de su ¨¢lbum conjunto Everything is Love, que firman con el nombre art¨ªstico de The Carters, fue acogido con sorpresa may¨²scula y viralidad m¨¢xima. Los rodajes en el Louvre son habituales desde hace a?os, pero ninguno hasta la fecha hab¨ªa tenido acceso a galer¨ªas y lienzos de la misma envergadura. ?Cu¨¢ndo fue rodado este v¨ªdeo? ?Qui¨¦n lo autoriz¨® y por qu¨¦ motivo? ?A cambio de qu¨¦ cantidad de dinero? ¡°No habr¨¢ comentarios por nuestra parte, de momento¡±, respondi¨® a EL PA?S un alto cargo del museo. Sin embargo, algunos elementos han trascendido. Apeshit habr¨ªa sido filmado el mes pasado en uno de los ¨²nicos momentos en los que se autoriza filmar en el Louvre: durante el cierre semanal de los martes o en horario nocturno. Una de las secuencias del v¨ªdeo, donde Jay-Z aparece frente a la pir¨¢mide de I. M. Pei en plena noche, deja intuir que se trat¨® de la segunda opci¨®n.

El rodaje del v¨ªdeo responde a una privatizaci¨®n creciente del espacio del museo. Desde hace una d¨¦cada, el Louvre ha desarrollado una pol¨ªtica proactiva para incrementar los rodajes en sus salas, al considerarlo un im¨¢n para atraer al visitante. Si el museo no comunica cifras oficiales, un documento de 2012 ped¨ªa hasta 15.000 euros al d¨ªa por rodar un filme promocional en su interior y hasta 8.000 euros al d¨ªa por hacerlo en exteriores. En los ¨²ltimos a?os, el museo ha acogido rodajes de pel¨ªculas como El c¨®digo Da Vinci o la reciente Wonder Woman. Su presidente, Jean-Luc Mart¨ªnez, fue renovado en el cargo en abril tras un primer mandato en el que afirm¨® haber seducido a un p¨²blico ¡°m¨¢s internacional, joven y conectado, pero tambi¨¦n menos familiarizado con los museos¡±. En esa declaraci¨®n de Mart¨ªnez cabe enmarcar la autorizaci¨®n para rodar este v¨ªdeo.

En Apeshit, Beyonc¨¦ y Jay Z inscriben la experiencia negra en la historia del arte y parecen reclamar un lugar para ella en las salas del museo, donde las figuras de color no abundan. Las im¨¢genes filmadas en el Louvre van alternadas con secuencias paralelas protagonizadas por j¨®venes afroamericanos, que parecen inspiradas en los encuadres de fot¨®grafas como Carrie Mae Weems o LaToya Ruby Frazier. En ellas hay barrios urbanos, portales oscuros, habitaciones modestas, portales oscuros, coches destartalados y mucha est¨¦tica bling bling. En uno de los planos, Beyonc¨¦ y Jay Z van vestidos con atuendos setenteros que parecen salidos de una pel¨ªcula blaxpoitation. En otra, ¨¦l lleva un traje blanco con cadena dorada que remite al mismo subg¨¦nero. Detr¨¢s de la c¨¢mara se encuentra Ricky Saiz, uno de los dise?adores de Supreme, la firma de ropa urbana convertida en objeto de culto para el consumidor millennial, que ya dirigi¨® un v¨ªdeo para Beyonc¨¦ en 2013. Y la coreograf¨ªa va a cargo de Sidi Larbi Charkaoui, figura clave en la danza contempor¨¢nea que ide¨® pasos de baile frente a la escalinata de la Victoria de Samotracia o delante de La consagraci¨®n de Napole¨®n, obra de David, el pintor oficial de Bonaparte.

A ratos, Beyonc¨¦ parece fundirse con las modelos de las galer¨ªas del Louvre. Irrumpe disfrazada de odalisca envuelta en un estampado de Versace o bailando entre modelos metidas en combinaciones de color carne, como Venus Calipigias que han cobrado el movimiento. El di¨¢logo entre los lienzos y los protagonistas del v¨ªdeo es constante. El gesto de una de las mujeres que intentan detener la escena b¨¦lica de Las sabinas, tambi¨¦n firmada por David, inspira un paso de baile de Beyonc¨¦, igual que los brazos levantados en ese cuadro dan pie a otra vi?eta parecida, pero te?ida de black power. M¨¢s tarde, la tr¨¢gica escena de amor de Las sombras de Francesca da Rimini y Paolo Malatesta, del rom¨¢ntico Ary Scheffer, precede al abrazo amoroso de una pareja afroamericana. Pero es el ¨²ltimo cuadro, solo unos segundos antes del final, el que no deja lugar a dudas sobre su cariz reivindicativo. Se trata de Retrato de una mujer negra, de Marie-Guillemine Benoist, celebraci¨®n de la abolici¨®n del esclavismo en las colonias francesas tras la Revoluci¨®n de 1789, expuesto en el ala Sully. En un plano fugaz, pero no precisamente casual, Beyonc¨¦ luce el mismo tocado que esa esclava con el seno desnudo.