El GPS de la historia del Tercer Reich
Richard J. Evans publica una colecci¨®n de ensayos y rese?as sobre la obra de otros expertos que investigan el nazismo y aspectos personales de Adolf Hitler

En el ranking de los hechos hist¨®ricos que han sido objeto del mayor n¨²mero de publicaciones a nivel global, destacan tres temas que han gozado de la predilecci¨®n de los especialistas: la Guerra Civil espa?ola, la I Guerra Mundial y, a much¨ªsima distancia en el primer puesto, se encuentran el nazismo y la II Guerra Mundial. Hablamos de un fen¨®meno hist¨®rico que ha propiciado kil¨®metros y kil¨®metros de p¨¢ginas de bibliograf¨ªa acad¨¦mica (su faceta divulgativa en la literatura la multiplica exponencialmente), que hacen casi inmanejable el conocimiento de todo lo que se publica, teniendo en cuenta que el Holocausto jud¨ªo por s¨ª solo, es un cap¨ªtulo con material ingente.
Para ayudarnos a entender c¨®mo ha cambiado nuestra concepci¨®n de la Alemania nazi en los ¨²ltimos 15 a?os, su nuevo contexto de estudio y las caracter¨ªsticas de la sociedad y dictadura nacionalsocialistas, contamos ahora con El Tercer Reich, en la historia y la memoria (Pasado y Presente), de Richard J. Evans, profesor em¨¦rito de la Universidad de Cambridge y miembro de la British Academy y la Royal Historical Society.
Evans, autor de una monumental trilog¨ªa de la era nazi (publicada en la d¨¦cada pasada por Editorial Pen¨ªnsula), re¨²ne ahora una colecci¨®n de ensayos y rese?as publicados en medios anglosajones como The London Review of Books, en donde analiza cr¨ªticamente los trabajos m¨¢s trascendentes de muchos de los expertos sobre la materia. En ellos, presta especial atenci¨®n al nexo cada vez m¨¢s intrincado entre historia y memoria, cuesti¨®n que aqu¨ª en Espa?a llevamos a?os tratando de conciliar con un ¨¦xito bastante desigual. Para el autor, ¡°la memoria debe someterse al escrutinio detallado de la historia si quiere gozar de solidez, en tanto que las implicaciones de la historia para la memoria colectiva del nazismo en nuestros d¨ªas deben ser expresadas con precisi¨®n y pasi¨®n¡±.
En las d¨¦cadas posteriores a la guerra mundial, surgen en Alemania las corrientes intencionalista y funcionalista para estudiar el nazismo
La fantasmag¨®rica conspiraci¨®n jud¨ªa mundial

El volumen contiene 25 cap¨ªtulos independientes dentro de 7 unidades tem¨¢ticas y esa apuesta por ofrecer este material fragmentado en un solo bloque nos permite apreciar el vasto conocimiento de Evans sobre las m¨¢s variadas cuestiones del Tercer Reich. En ellos se examinan aspectos personales de Adolf Hitler, o las megal¨®manas implicaciones de sus planes para conseguir el dominio del mundo tras una ulterior victoria sobre Estados Unidos y la fantasmag¨®rica conspiraci¨®n jud¨ªa mundial, a la vez que se dedica una unidad aparte al Holocausto.?Si hay algo criticable en el libro es la reiteraci¨®n de algunos argumentos que, a causa de la primigenia dispersi¨®n de los art¨ªculos, es algo imposible de solucionar, al solaparse algunos de los temas tratados a lo largo del libro.
Evans no olvida contextualizar los derroteros elegidos por los primeros estudiosos del nazismo. En las d¨¦cadas posteriores a la guerra mundial, surgen en Alemania los enfoques intencionalista y funcionalista. Los primeros colocaron a Hitler en el centro de sus teor¨ªas, entend¨ªan que todo ocurri¨® porque as¨ª lo quiso el F¨¹hrer y as¨ª lo ten¨ªa planeado de antemano, mientras que los segundos concluyeron que este se vio obligado a improvisar sobre la marcha. Tampoco faltaron a la cita intelectuales marxistas con el concepto de clase y los antagonismos y divisiones sociales como base estructural de su labor investigadora ni los que fijaron su atenci¨®n en las ra¨ªces nacionales del nazismo, la continuidad entre la Alemania imperial y el Tercer Reich. En cualquier caso, desde 1990, los historiadores de la Alemania de Hitler se han centrado de forma cada vez m¨¢s exclusiva en el Holocausto. La ideolog¨ªa y el factor racial han pasado a ser el eje vertebrador de la historiograf¨ªa, y es aqu¨ª donde innegablemente Richard J. Evans se mueve con m¨¢s comodidad.
¡°Herido y encarcelado, Adolf Hitler sigue siendo para nosotros el mismo que, intacto y en libertad, era: el necio m¨¢s sustancioso que desde que estamos en el mundo, hemos tenido el gusto de conocer. Un necio cargado de empuje, de vitalidad, de energ¨ªa; un necio sin medida ni freno. Un necio monumental, magn¨ªfico y destinado a hacer una carrera brillant¨ªsima¡±. De esta manera ir¨®nica, mordaz e inteligente, describ¨ªa Eugenio Xammar, corresponsal en Berl¨ªn de La Veu de Catalunya y Ahora en las turbulentas d¨¦cadas de entreguerras, en una impagable entrevista a Adolf Hitler tras su intento de golpe de Estado?de 1923 (El huevo de la serpiente, Ed. Acantilado). Coincid¨ªa en esta descripci¨®n tan prematura y aguda del personaje con la idea actual que Evans y otros historiadores como Ian Kershaw tienen de su personalidad. El profesor brit¨¢nico no rehuye el envite de diseccionarlo y elige caminos llenos de inter¨¦s como su relaci¨®n con Eva Braun o la controvertida faceta de la posible locura del dictador nazi. ?Pod¨ªa un ser diab¨®lico tener una relaci¨®n sentimental y sexual normal? ?estaba enfermo Hitler? Este aspecto de las enfermedades del F¨¹hrer ha dado pie a escribir incontables p¨¢ginas, en gran parte subproductos carentes de un m¨ªnimo de rigor. Evans, en su rese?a de Was Hitler ill? (2013),de Eberle y Neumann, concurre con su amigo Kershaw, el bi¨®grafo m¨¢s reconocido del dictador, en que no estaba loco ni trastornado y era por completo responsable de sus actos. Como dijo este a EL PA?S, ¡°es cierto que la maldad de Hitler resulta m¨¢s aterradora sin su locura¡±.
Hitler se hizo con las riendas de Alemania en el momento en que lo peor de la Gran Depresi¨®n ya hab¨ªa pasado
Un historiador de lo social
Evans es un investigador todoterreno del nazismo pero si brilla especialmente es como historiador de lo social. Su an¨¢lisis de los marginados sociales del Reich es sobresaliente y nos lanza un aviso necesario y ¨²til para cualquier investigador del genocidio nazi: ¡°El proceso no supuso un regreso a lo salvaje, describirlo como tal equivale a usar este vocablo en un sentido moral m¨¢s que hist¨®rico, y en consecuencia, impide la comprensi¨®n seria y bien informada de la propensi¨®n nazi al exterminio¡±. ?Podemos juzgar moralmente el comportamiento de la sociedad alemana por su actitud frente al nazismo entre 1933 y 1945? ?hubo coacci¨®n o hubo consentimiento? ?cu¨¢l fue la reacci¨®n del alem¨¢n de a pie ante la deportaci¨®n y asesinato masivo de jud¨ªos? Evans es taxativo y afirma que la violencia y el terror sufridos en todas las regiones europeas conquistadas desde 1939, en particular en el Este y por los jud¨ªos, formaban parte de la teor¨ªa y la pr¨¢ctica del nacionalsocialismo. Fue algo que ya experimentaron en sus carnes millones de alemanes en mayor o menor grado, jud¨ªos, marginados sociales, y sectores de todo el arco pol¨ªtico desde 1933, seg¨²n el autor.

La fortuna no fue esquiva con Hitler en casos concretos como el de la situaci¨®n econ¨®mica. Se hizo con las riendas de Alemania en el momento en que lo peor de la Gran Depresi¨®n?ya hab¨ªa pasado y el rearme fue la medida que consolid¨® la recuperaci¨®n econ¨®mica, hasta el punto de acaparar en v¨ªsperas de la guerra la quinta parte del gasto estatal. Pero, ?cu¨¢l era la fuerza que gui¨® a los gestores de la industria armament¨ªstica alemana? Una vez m¨¢s, Evans ve necesario recurrir a la ideolog¨ªa para comprender a gente como Albert Speer, ministro de Armamento, que en 1942, cuando los economistas nazis m¨¢s realistas daban la guerra por perdida, cre¨ªa que no hab¨ªa nada irrealizable si mediaba ¡°el triunfo de la voluntad¡±. Otro ejemplo es la gesti¨®n de compa?¨ªas tan se?eras como la Krupp, ¡°foco, s¨ªmbolo y beneficiario de las fuerzas m¨¢s siniestras que han tenido bajo amenaza a la paz de Europa¡±, seg¨²n el fiscal del proceso de N¨²remberg de 1947 a los industriales alemanes.
Evans aborda el genocidio jud¨ªo tratando de compararlo con otros asesinatos masivos del siglo XX. El mismo concepto de la comparaci¨®n ya es un problema, pues muchos intelectuales lo definieron como crimen sin precedentes ni parang¨®n en la historia. Las colectivizaciones forzosas en Ucrania en los a?os treinta, el exterminio de los armenios de 1915-16, las matanzas de tutsis en Ruanda en 1994¡ ?Ten¨ªa finalmente la ¡°soluci¨®n final¡± de los nazis a la cuesti¨®n jud¨ªa rasgos que la hicieron diferente del resto de genocidios?
El Plan General del Este
Europa oriental sufri¨® la guerra de manera mucho m¨¢s profunda que el resto de Europa con la puesta en marcha del macabro Plan General del Este de Heinrich Himmler, el jefe de la SS, que propon¨ªa la muerte por hambre de entre 30 y 45 millones de eslavos y jud¨ªos. Esta zona del mapa tambi¨¦n padeci¨® las decisiones de Y¨®sif Stalin, que ten¨ªa otros intereses en el control del territorio que inclu¨ªan deportaciones y homicidios masivos. ?Cu¨¢les fueron los procedimientos y motivaciones de ambos dictadores en sus programas de genocidio y asesinatos en masa? Evans aprovecha este art¨ªculo para hacer una cr¨ªtica muy dura al trabajo de Timothy Snyder, Tierras de sangre (Galaxia Gutenberg), del que no salva ni la prosa. Las nuevas teor¨ªas de Snyder sobre los genocidios habidos en Europa oriental durante este periodo han contado con la aclamaci¨®n de muchos expertos sobre el nazismo, lo que provoca dudas sobre la ecuanimidad de Evans en su an¨¢lisis. De hecho, acaba de publicar Tierra negra (Galaxia Gutenberg), un ensayo que plantea los posibles riesgos de repetici¨®n del Holocausto en un futuro incierto, que ha sido muy bien recibido por la cr¨ªtica.
Queda patente que el nazismo y Hitler, como asuntos a tratar por los historiadores, siguen siendo un fil¨®n inagotable en donde el rigor cient¨ªfico de autores como Evans es necesario para aportar luz al conocimiento del hombre que con su r¨¦gimen pol¨ªtico personific¨® la maldad humana y provoc¨® la guerra m¨¢s devastadora de la historia.
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