Hurgar en el cine ecuatoriano
Javier Izquierdo lleva cuatro meses buscando en los archivos de la Cinemateca temas que se repiten o convergen en la filmograf¨ªa nacional
Contar el cine ecuatoriano, m¨¢s all¨¢ de la sucesi¨®n cronol¨®gica de las pel¨ªculas, es uno de los objetivos del cineasta e investigador Javier Izquierdo. Lleva cuatro meses hurgando en los archivos de la Cinemateca Nacional para encontrar los temas que se repiten o convergen en la filmograf¨ªa del pa¨ªs. Sus hallazgos son parte de la exhibici¨®n Tesoros remix que se extender¨¢ hasta octubre. El nombre hace alusi¨®n al ciclo ya extinto de cine llamado Tesoros del archivo f¨ªlmico, que mostraba las cintas antiguas de cine al azar.
Con esta repesca inteligente, Izquierdo quiere llevar la historiograf¨ªa del cine m¨¢s all¨¢ del cat¨¢logo de pel¨ªculas nacionales que han llegado a las salas comerciales. ¡°Si miras hacia atr¨¢s, tienes unos 50 a?os de historia del cine m¨¢s o menos continua. Yo quiero ver el cine ecuatoriano como un proceso m¨¢s largo que unas cuantas peliculitas. Ya tienes un corpus de trabajo en el que puedes buscar conexiones¡±, dice el investigador.
La curadur¨ªa del patrimonio f¨ªlmico dio para armar 14 sesiones, que terminar¨¢n en octubre. La mayor¨ªa refleja los temas recurrentes en el cine ecuatoriano en distintas ¨¦pocas: los ind¨ªgenas, la hacienda, el petr¨®leo, la migraci¨®n, los ni?os o la diversidad sexual. ¡°Es escoger un tema y ver c¨®mo se ha tratado a trav¨¦s de los a?os¡±, explica Izquierdo y a?ade que todo puede ser consultado en la cinemateca en l¨ªnea.?
Para el tema de los ind¨ªgenas en el cine se seleccionaron las primeras grabaciones que hizo el cura Carlos Alberto Crespi en la amazon¨ªa ecuatoriana (Los invencibles shuaras del Alto Amazonas, 1926), un corto de Edgar Cevallos que narra el levantamiento ind¨ªgena de finales del siglo XIX (Daquilema,1981) y una pel¨ªcula del ind¨ªgena Alberto Muenala (Yapallag, 1989). ¡°La sesi¨®n va desde lo etnograf¨ªa, lo antropol¨®gico, a la autorepresentaci¨®n¡±, dice el investigador.
Esta propuesta de viajar conceptualmente desde la butaca del cine es una caracter¨ªstica de las sesiones. ¡°Con el petr¨®leo, por ejemplo, se va de la euforia al espanto¡±, advierte Izquierdo y cuenta que escogi¨® cintas como?Primer barril de petr¨®leo (1972) de Agust¨ªn Cuesta o Texaco-T¨®xico (2008) de Pocho ?lvarez, que narra la contaminaci¨®n que produjo Texaco y que es tema de un largo juicio que tiene secuelas hasta hoy en d¨ªa.
Algunos hallazgos de la investigaci¨®n de Izquierdo permitieron descubrir la filmograf¨ªa de una pionera del cine ecuatoriano, M¨®nica V¨¢squez, que empez¨® a hacer documentales en los a?os 80. Tambi¨¦n hay im¨¢genes in¨¦ditas que han sido recuperadas por las embajadas ecuatorianas en el exterior. Est¨¢ por ejemplo la cinta Fiestas centenarias del Ecuador de Eduardo Ribas (1922), que fueron halladas en un s¨®tano parisino y volvieron a Ecuador hace poco.
Y finalmente hay un apartado para los g¨¦neros en los que el cine ecuatoriano se ha sentido m¨¢s c¨®modo. Est¨¢n las road movies como Dos para el camino de Jaime Cuesta (1981) y Qu¨¦ tan lejos (2006) de Tania Hermida y los documentales en primera persona como Con mi coraz¨®n en Yambo?(2010) de Mar¨ªa Fernanda Restrepo.
Cuando se encienden las luces en la sala de cine al final de cada sesi¨®n, hay una charla que permite discernir, entre otras cosas, qu¨¦ tom¨® en cuenta el celuloide local en su momento, qui¨¦nes eran los que tuvieron la posibilidad de ponerse detr¨¢s de una c¨¢mara, y hacia d¨®nde miraron. Por eso Izquierdo reitera que el ciclo es, sobre todo, un sutil codazo para ¡°pensar el cine ecuatoriano¡±.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.