Dur¨ªsimo cierre de Miura
Una complica corrida del hierro sevillano impidi¨® el lucimiento de una terna entregada
Una dur¨ªsima corrida del legendario hierro de Miura cerr¨® la feria de San Ferm¨ªn, cinco toros de otra ¨¦poca, muy serios, de impresionante arboladura, pero muy complicados, imposibles para el toreo actual, de embestida descompuesta, broncos, violentos, repartidores de derrotes, ga?afones y cabezazos por doquier¡ Y un cuarto toro de Fuente Ymbro, una mole de carne de 620 kilos de peso, que no pod¨ªa con su alma.
Frente a todos ellos una terna de toreros modestos, de los que de verdad necesitan una oportunidad de oro para seguir adelante, Rafaelillo, Rub¨¦n Pinar y Pepe Moral, que ofrecieron una verdadera lecci¨®n de responsabilidad, y hicieron gala de una extraordinaria preparaci¨®n f¨ªsica y absoluta entrega para cumplir con tan exigente compromiso. Bueno ser¨¢ que la Casa de Misericordia lo tenga en cuenta y vuelva a contratarlos para el pr¨®ximo a?o. Si no cortaron orejas no fue por su culpa. No es nada f¨¢cil estar m¨¢s dispuestos que estos tres hombres frente a seis toros que les buscaban el alma para lanzarla por las nubes. Es esta otra imagen del toreo del siglo XXI, muy alejada del pellizco art¨ªstico, pero real; es otra visi¨®n del torero, pero igualmente admirable.
Impresionante la arboladura del sexto de la tarde, y temible ante Pepe Moral, que sorte¨® como bien supo los derrotes infames de un animal dispuesto a llev¨¢rselo por delante ante el menor descuido, y que no le fue f¨¢cil mandarlo al limbo de los toros; muy exigente el tercero, de gran movilidad cargada de extrema dificultad, muy inc¨®modo durante toda la lidia y decidido a agotar -como as¨ª ocurri¨®- a su matador.
MIURA/RAFAELILLO, PINAR, MORAL
Cinco toros de Miura, bien presentados, mansos, violentos, broncos, dur¨ªsimos; y uno -el cuarto- de Fuente Ymbro, gordinfl¨®n, descastado y hundido.
Rafaelillo: casi entera y cuatro descabellos (silencio); pinchazo y estocada (silencio).
Rub¨¦n Pinar: casi entera perpendicular y ca¨ªda (ovaci¨®n); estocada _aviso_ y un descabello (vuelta al ruedo).
Pepe Moral: estocada (ovaci¨®n); dos pinchazos, casi entera y dos descabellos (silencio).
Plaza de Pamplona. Octava y ¨²ltima corrida de la feria de San Ferm¨ªn. 14 de julio. Casi lleno.
?spero y violento el segundo de la tarde, al que ?ngel Otero y V¨ªctor Manuel Mart¨ªnez banderillearon con torer¨ªa, pero que ofreci¨® nulas posibilidades a Rub¨¦n Pinar, quien aguant¨® c¨®mo el correoso quinto le puso los pitones en la cara con intenci¨®n de robarle el corbat¨ªn.
El primero de la tarde ya anunci¨® de salida las peligrosas intenciones de toda la corrida, y lanz¨® despiadados derrotes y cabezazos al menudo cuerpo de Rafaelillo, que se vio obligado a sudar de lo lindo para salir ileso del envite; menos genio malo demostr¨® el representante de Fuente Ymbro, pero su obesidad m¨®rbida fue un impedimento para el lucimiento.
Total, que los tres toreros se emplearon a fondo, y orgullosos deben estar de haber vuelto al hotel sanos y salvos, aunque esta feliz circunstancia no los reconforte.
Los tres se lucieron con el capote. Rafaelillo recibi¨® al primero con dos largas cambiadas de rodillas en el tercio, y lo mismo hizo ante el cuarto, con el a?adido de varias ver¨®nicas tambi¨¦n de hinojos. Pinar se luci¨® a la ver¨®nica en su lote y en un par de chicuelinas ce?idas; y Moral tambi¨¦n opt¨® por las largas cambiadas de rodillas en el tercero, y airosas ver¨®nicas en sus dos toros.
Y eso fue todo. Los mismo toros que permitieron una m¨ªnima esperanza a poco de salir de chiqueros cambiaron de repente su comportamiento y decidieron, todos a una, que el toreo de hoy no estaba hecho para ellos.
As¨ª las cosas, las pe?as cantaron y bailaron m¨¢s que ninguna otra tarde, y el presidente escondi¨® su pa?uelo cuando le pidieron la oreja del quinto para Pinar. Y no es que la mereciera, pero se han dado tantas¡
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