La vulgaridad elegante de Marilyn y la madre alcoh¨®lica de Marlon Brando
Santiago Roncagliolo despliega sus retratos sobre artistas en ¡®El material de los sue?os¡¯
Los llama retratos. Trata de componerlos con la misma pasi¨®n que un pintor o un fot¨®grafo. Pero en vez de pincel o c¨¢mara, Santiago Roncagliolo (Lima, 1975) los dise?a con el pulso de su mano sobre el ordenador y los alimenta con lecturas, apuntes, contemplaciones. Eso es El material de los sue?os (Arpa). Dentro conviven el pulso que Billy Wilder mantuvo con Marilyn Monroe resumido en una frase del genio austriaco: ¡°Tiene una vulgaridad elegante¡±. De ah¨ª a la violencia contenida, hija de un padre maltratador y una madre borracha que explican los enigmas de Marlon Brando y todas las zonas oscuras de Stanley Kubrick y Nabokov, Travolta y Tarantino, Jean-Luc Godard, Grace Kelly, Leonardo DiCaprio, Cecil Beaton, Mario Vargas Llosa o David Bowie¡
El trabajo del reportero oscila entre un equilibrio de testimonios e intuici¨®n. Muchas veces dice m¨¢s lo que uno calla que su propia confesi¨®n. ¡°Un fot¨®grafo trata de recoger una imagen, un momento, una expresi¨®n que retraten a una persona con la mayor fidelidad y profundidad posibles. El reportero hace lo mismo con palabras. Los artistas no te dan acceso a su vida o a su intimidad. Solo te permiten unos momentos. Una conversaci¨®n. Un rato mirando su trabajo. Y con esos materiales debes adivinar el iceberg bajo la superficie¡±, asegura Roncagliolo.
Luego quedan esos secretos que salen a la luz con cuenta gotas y dan un vuelco a las im¨¢genes preconcebidas. En El material de los sue?os, hay vivos, enterrados y criaturas inmortales. A unos tuvo acceso directo y los retrat¨® en diversos medios ¨Cde El Pa¨ªs Semanal a Vanity Fair o SModa-, a otros los ha conocido quiz¨¢s mejor hurgando en ellos. De todos ha extra¨ªdo un profundo fogonazo en varios folios. ¡°Mi principal inter¨¦s era buscar la fragilidad, la sensibilidad, el temor de cada artista. Desvelar la conexi¨®n entre ese mundo interior y la obra que entrega a los dem¨¢s¡±.
¡°Creo que Vargas Llosa disfruta el glamur, como cualquiera, pero se siente culpable por ¨¦l"
Le fascina c¨®mo el arte salva la existencia de los creadores: ¡°Como El Padrino puso orden en la vida de Marlon Brando. C¨®mo David Bowie escap¨® de la coca¨ªna en un estudio de grabaci¨®n de Berl¨ªn. C¨®mo Candela Pe?a elabora la muerte de su padre haciendo una pel¨ªcula con Isabel Coixet...¡±.
Para todos ellos ha aplicado un m¨¦todo exhaustivo: ¡°El de agente doble: soy periodista pero tambi¨¦n artista, escritor. Hablar con los acr¨®batas del Circo del Sol, investigar a Stanley Kubrick, asistir al rodaje de una pel¨ªcula de zombies, me produc¨ªa el placer del voyeur, del que disfruta con la intimidad ajena. Y lo mejor de ser un voyeur es poder cont¨¢rselo a todo el mundo¡±.
Pasi¨®n e indiscreci¨®n, una receta explosiva que Roncagliolo cocina primero para hacer degustar al lector. Con sus bagajes y preferencias: ¡°Cuando yo crec¨ªa, la literatura latinoamericana era muy complicada, un producto de an¨¢lisis m¨¢s gramatical que humano. Si quer¨ªas una historia, ibas al cine. Necesitaba historias. Lima, mi ciudad, viv¨ªa en guerra, entre apagones, cad¨¢veres y bombas. Yo quer¨ªa una vida mejor¡±.
¡°Siempre me fascin¨® la capacidad para la transformaci¨®n de Bowie. Como escritor, yo precisamente disfruto de convertirme en otras personas y probar nuevas voces"
Y un escape si no continuo, s¨ª pertinente. Algo que no s¨®lo le proporcion¨® el cine, sino tambi¨¦n la m¨²sica y el travestismo art¨ªstico y conceptual de Bowie: ¡°Siempre me fascin¨® su capacidad para la transformaci¨®n. Como escritor, yo precisamente disfruto de convertirme en otras personas y probar nuevas voces. Eso responde a la necesidad de transformarte, de dejar atr¨¢s a la persona que eras antes, como una serpiente cuando cambia de piel. A veces, esa necesidad no es una met¨¢fora. A veces, el arte te salva de ti mismo. Y eso es lo que muestra la historia de Bowie en Berl¨ªn¡±.
O viajando al pasado para encontrar trazas del eterno presente, como en el caso de Kubrick y Nabokov. ¡°Cada vez que una historia se vuelve a contar, narra m¨¢s que su trama. Narra su ¨¦poca. Cuando escrib¨ª la cr¨®nica sobre Lolita, hace unos seis a?os, me sorprendi¨® lo dif¨ªcil que era en la d¨¦cada de los cincuenta hacer una pel¨ªcula sobre un pederasta. Ahora que sale el libro, me doy cuenta de que hoy no ser¨ªa posible hacer una pel¨ªcula sobre un pederasta. Somos m¨¢s reprimidos en el siglo XXI que con el c¨®digo Hays¡±.
Pero mantenemos nuestra disposici¨®n a ser atrapados por lo irresistible: ¡°Por esa cualidad m¨¢gica, indefinible, que llamamos talento. Las estrellas de este libro no se distinguir¨ªan de cualquiera si fueran por la calle. Ni siquiera son especialmente inteligentes o l¨ªderes. Pero frente a una c¨¢mara o sobre un escenario, obran el milagro. Son m¨¢s intensas que la realidad¡±.
Y valen para conformar una nueva diplomacia como la que ha dise?ado James Costos, embajador de Estados Unido en Espa?a durante la ¨¦poca Obama: ¡°?l llama a su estilo pol¨ªtico la diplomacia de la pista de baile. Podr¨ªamos cambiar el t¨¦rmino por oligarqu¨ªa o literatura y funcionar¨ªa para estos personajes. La cultura pop ya no es una corriente art¨ªstica. Ahora es una filosof¨ªa de vida: la ¨²nica que trasciende culturas y te permite comunicarte con gente de todo el mundo. No todos hemos le¨ªdo los mismos libros, pero, de Rusia al Per¨², de Nueva York a Tailandia, hemos visto las mismas pel¨ªculas, escuchado las mismas canciones y seguido a los mismos personajes medi¨¢ticos¡±.
Sean actores, deportistas, it girls o premios Nobel, como su paisano Mario Vargas Llosa, m¨¢s presente ahora casi en el papel cuch¨¦ que en los suplementos literarios. ¡°Yo creo que disfruta el glamur, como cualquiera, pero se siente culpable por ¨¦l. Recibe el trato de una estrella de cine, pero se esmera por recordar que pertenece a otro mundo. Es lo que pasa cuando sobrevives a tus compa?eros de generaci¨®n. Hoy, que Shakira o Beyonc¨¦ tienen m¨¢s poder que muchos presidentes, Vargas Llosa es el ¨²ltimo intelectual¡±.
Babelia
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