Regreso a la Almer¨ªa de Goytisolo a trav¨¦s de la Kodak de Vicente Aranda
El ministro lega al Centro Andaluz de la Fotograf¨ªa las im¨¢genes del viaje del autor de ¡®Campos de N¨ªjar¡¯ y el cineasta en 1960. El museo abre hoy una muestra con ese material
La ¨¦poca de los viajeros que descubr¨ªan lugares ignotos, ex¨®ticos, anacr¨®nicos se extendi¨® en el sur de Espa?a m¨¢s all¨¢ del siglo XIX. A finales de los a?os cincuenta y principios de los sesenta, en plena dictadura franquista, el ulises fue Juan Goytisolo, quien visit¨® Almer¨ªa en cuatro o seis ocasiones. Aquellos campos de N¨ªjar, el viento marinero soplando los caser¨ªos encalados y las pitas verdes contra el polvo de la tierra mudaron la piel del escritor y le abrieron el camino hacia Marruecos, escarbando en busca de la semilla. Almer¨ªa, como Las Hurdes o como los suburbios de obreros llamando a las puertas del desarrollismo en las grandes ciudades fueron objeto entonces de la mirada art¨ªstica e intelectual, tambi¨¦n dolida. En 1960, uno de aquellos viajes por el sur lo hace Goytisolo acompa?ado de su amigo Vicente Aranda, reci¨¦n llegado de Venezuela con uno de aquellos coches americanos de envergadura imposible y una c¨¢mara Kodak. Hoy, s¨¢bado, se inaugura en el Centro Andaluz de Fotograf¨ªa (CAF, en Almer¨ªa) una exposici¨®n con el resultado de aquel recorrido. Un documento gr¨¢fico de Vicente Aranda que complementa el sustento literario que proporcion¨® aquella tierra a la obra de su amigo Juan. Aunque quiz¨¢ el escritor tambi¨¦n le diera al bot¨®n de la Kodak. Puede. ?C¨®mo han acabado esas fotograf¨ªas all¨ª? Esa historia tiene su aquel.
En 1985, Juan Goytisolo (Barcelona, 1931-Marraquech, 2017) le entreg¨® un paquete de fotos y negativos a Jos¨¦ Guirao, con el que manten¨ªa una buena amistad. ¡°En aquella ¨¦poca me ve¨ªa a menudo con ¨¦l en Almer¨ªa, varias veces al a?o. Cuando me entreg¨® aquello me dijo que correspond¨ªan a cuatro viajes de finales de los cincuenta y principios de los sesenta, uno de los cuales lo hab¨ªa hecho con Vicente Aranda. Entiendo que las fotos reveladas son de Aranda, que se publicaron cuando se edit¨® Campos de N¨ªjar, pero creo que hay otras que no son de ¨¦l¡±, dice el ahora ministro de Cultura. Un a?o antes de su nombramiento, Guirao don¨® todo el material al CAF, de ah¨ª la actual exposici¨®n.
Y de ah¨ª que la ¨²ltima mujer de Vicente Aranda (Barcelona, 1926-Madrid. 2015), la montadora cinematogr¨¢fica Teresa Font, y las hijas de ambos, descubrieran ad¨®nde hab¨ªan ido a parar las fotos que varias veces Vicente reclam¨® al escritor, hasta que, finalmente, la desidia dio por enterrado el asunto. ¡°Se ha especulado con que las fotos las tom¨® Juan, pero son de Vicente y de su Kodak. Son sus encuadres y su propia mirada. Ese material estuvo en casa hasta que Goytisolo las pidi¨® para un homenaje o algo as¨ª que le iban a hacer y se las prestamos¡±. En efecto, el ministro corrobora que algunas de ellas estuvieron expuestas en la Biblioteca P¨²blica de Almer¨ªa. Y ah¨ª se perdi¨® su pista. ¡°Qu¨¦ alegr¨ªa haberlas encontrado. No pod¨ªa imaginar que el ministro tuviera los negativos. Si las ha cedido nos parece bien, porque Vicente habr¨ªa estado de acuerdo y sus hijas tambi¨¦n lo est¨¢n¡±, dice Teresa Font.
¡°El regalo que me hizo Juan fue un signo de amistad para m¨ª y no conozco mejor manera de agradecerle esa amistad que devolverles a los almerienses el testimonio del amor sincero y profundo de Juan a trav¨¦s de estas fotos¡±, se?ala el ministro, que este s¨¢bado inaugurar¨¢ la exposici¨®n. Y a?ade: ¡°Si la familia quiere ser donadora tambi¨¦n yo estoy encantado¡±.
En 1959, Vicente Aranda regresa de Venezuela, donde hab¨ªa estado trabajando para la empresa americana NCR con aquellos superordenadores que ocupaban una habitaci¨®n entera. La compa?¨ªa le dio a ganar bien de dinero as¨ª como comodidades que no hab¨ªa por entonces en todas las casas espa?olas, como un simple frigor¨ªfico. El que luego fue cineasta de ¨¦xito, con pel¨ªculas como Amantes o Libertarias, se compr¨® un coche y lo trajo a Barcelona. ¡°Goytisolo no ten¨ªa coche y por entonces ambos viajaban mucho. Tengo fotos en Guadalajara, en muchos sitios. Se conocieron en Par¨ªs por la mediaci¨®n del escritor Antonio Rabinad (Barcelona), que le present¨® a los grandes intelectuales y le introdujo en tertulias literarias¡±. Y acabaron juntos en Almer¨ªa.
Las fotograf¨ªas muestran a un Goytisolo hecho un bellez¨®n, en plena juventud, entre curtidos hombres de campo, de bigote y sombrero borsalino, modelo rural. En una tabernilla con el camarero. El escritor tiene una mirada profunda y se muestra integrado, c¨®modo, feliz y quiz¨¢ agradecido entre aquellas gentes. Otras tomas son de paisanaje. Ni?os sonrientes, bien alimentados, con sus sandalias todos ellos, mujeres de cabeza cubierta lavando ropa, dignidad obrera en un paisaje que el tiempo ha entregado a la est¨¦tica y a la poes¨ªa.
¡°No hay, efectivamente, una visi¨®n tremendista de una zona aislada y pobre donde se ceba el hambre. Las fotos muestran una cara m¨¢s alegre que el libro que public¨® Goytisolo, Campos de N¨ªjar, y luego La Chanca, que son m¨¢s desoladores. En todo esto hay mucho estereotipo, como en el viaje de Bu?uel por Las Hurdes. Tambi¨¦n en ?frica pasan hambre y hay alegr¨ªa¡±, apunta el director del CAF, Rafael Doctor, agradecido por el legado.
Aquellas fotos no ten¨ªan pretensi¨®n art¨ªstica, ni siquiera responden a un encargo documental, son fotos de dos amigos ¡°enamorados de aquella zona¡±, dice Teresa Font. Aranda tuvo un padre fot¨®grafo y ¨¦l hered¨® la afici¨®n: ¡°A sus hijas las ten¨ªa hartas, foto va, foto viene, dicen que apenas le ve¨ªan, pero ¨¦l s¨ª que las ve¨ªa a ellas, tiene media vida bien documentada¡±, se r¨ªe Font.
A quien no le cabe duda de que las fotos pr¨¢cticamente en su totalidad son de Vicente Aranda es al maestro Carlos P¨¦rez Siquier, que dirigi¨® con Jos¨¦ Mar¨ªa Artero la revista Afal, que dio cabida a los grandes fot¨®grafos de la ¨¦poca, que se concentraron en una mirada nueva, tan descarnada como est¨¦tica de la Espa?a de entonces. P¨¦rez Siquier aprecia un modo de hacer com¨²n en esos ¡°paisajes escuetos y singulares, en las arquitecturas populares, en las im¨¢genes humanistas y la alegr¨ªa de los ni?os¡±, pero afirma que son fotos ¡°tomadas sin pretensiones estil¨ªsticas, un poco de aqu¨ª te pillo, aqu¨ª te mato¡±, que a ¨¦l le recuerdan a otro cineasta, Carlos Saura, ¡°este ¨²ltimo m¨¢s fot¨®grafo y m¨¢s esteticista¡±, a?ade. ¡°Pero las fotos de Vicente Aranda, aunque de encuadres m¨¢s descuidados, son muy sinceras¡±.
Como lo fue el viaje, donde Goytisolo ¡°cambi¨® de piel literaria, pol¨ªtica y sexual¡±, dice Miguel Gallego, profesor de Literatura de la Universidad almeriense. ¡°Es por entonces y a trav¨¦s de estos viajes cuando sale del caf¨¦ de Par¨ªs y va al origen de su conciencia social¡±. Cuando escarba en la tierra hasta llegar a Marruecos.
Como un Bu?uel en Las Hurdes
Este a?o cumplen un cuarto de siglo la Universidad de Almer¨ªa y el Centro Andaluz de la Fotograf¨ªa. Celebra esa feliz coincidencia esta exposici¨®n y una esmerada edici¨®n de Campos de N¨ªjar, acompa?ada de cuarenta y pico de aquellas fotos y que cuenta con textos de Jos¨¦ Mar¨ªa Ridao, Jos¨¦ Guirao, Maximo Rizzante, Milan Kundera y de Miguel Gallego. Gallego, responsable de esta edici¨®n, tambi¨¦n destaca la ausencia de pretensi¨®n art¨ªstica en estas fotos, impagable documento, por otra parte del viaje y de la ¨¦poca. "Es m¨¢s un seguimiento documental, como las fotos fijas que acompa?an a una pel¨ªcula.
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