Nuevo dise?o para la vida
Mark Greif filosofa sobre la cotidianidad, el 'hipsterismo' o los movimientos sociales en su nuevo libro de ensayos
Contra todo no es un libro nihilista. Aunque su t¨ªtulo haga pensar en ¨¢lbumes de punk kamikaze vasco, el subt¨ªtulo, C¨®mo vivir en tiempos deshonestos, lo define mejor. Mark Greif intenta ayudarnos a existir. El punto de partida es la disidencia: su filosof¨ªa se posiciona contra lo ¡°corrupto, dudoso, enervante, enga?oso para nosotros, falso para la felicidad¡±. El autor recorre con ¨¦xito una cuerda de funambulista: el antimaterialismo que no es moralista ni c¨ªnico a la hora de interrogarse ¡°sobre esas cosas que supuestamente ten¨¦is que hacer¡±. La segunda persona es enga?osa, pues Greif se incluye entre los sujetos interpelados (¡°no se trata de un libro de cosas que no hago. Es un libro de cr¨ªtica de cosas que hago¡±) al subrayar la falta de chicha de las obsesiones actuales. ¡°Nuestro destino¡±, nos dice, ¡°no tiene por qu¨¦ reducirse a acicalarnos y controlar con mimo nuestras vidas biol¨®gicas¡±.
Lumbrera de Harvard, doctorado en Yale, puede sorprender que el autor sepa en qu¨¦ fangos biol¨®gicos retozamos. Pero Greif no es un elitista. Indaga en la cotidianidad: como los esteticistas de anta?o, decide mirar m¨¢s de cerca. ¡°Cualquier cosa se vuelve m¨¢s interesante solo con que la mires el tiempo suficiente¡±, nos dice, citando a Flaubert. Por supuesto, mirar fijamente puede no acercarnos al objeto contemplado, como puede confirmarles cualquier acosador. A veces no basta con la observaci¨®n. Las mejores piezas de Contra todo versan, as¨ª, sobre asuntos que el escritor puede mirar (y tomar notas) sin que le persiga una horda enfurecida. ¡®Contra el ejercicio¡¯, por ejemplo, es un certero a la vez que divertid¨ªsimo trabajo de an¨¢lisis sin imprudencias gonzo: ¡°A las urgentes gratificaciones materialistas de una sociedad hedonista, que exige comodidad y felicidad inmediatas, a?adimos la urgente econom¨ªa de la salud, y vamos en pos de un espacio m¨¢s prolongado de felicidad diferida, de comodidades aplazadas, dedicando la mejor parte de nuestras vidas a conservar la vida¡±. Lo mismo se da en ¡®?Qu¨¦ era el hipster?¡¯. El hipsterismo, tribu blanca de clase alta, ¡°bohemia sin el n¨²cleo revolucionario¡±, se puso a huevo para que el autor llegara a alg¨²n caf¨¦ cursi y, tras una ojeada, pudiese afirmar: ¡°No leg¨® una gran literatura, pero hizo buen uso de las fuentes tipogr¨¢ficas¡± (Greif es un maestro de la comparaci¨®n implacable).
Esa l¨ªnea de investigaci¨®n le funciona magn¨ªficamente a la hora de filosofar sobre Occupy Wall Street (a favor) o la polic¨ªa (en contra). Su visi¨®n es incisiva y humanista y no cesa de dar en la diana. El sufl¨¦ solo pierde cierto volumen en los temas que exigen acci¨®n directa. ¡®Aprendiendo a rapear¡¯ se acerca al hip-hop usando el m¨¦todo de Greil Marcus (deconstruir canciones, letra a letra, hasta que se llega a alg¨²n patr¨®n te¨®rico) en lugar del de Nik Cohn (irse a Nueva Orleans y comadrear con gangstas locales; arriesg¨¢ndose a un tiro en la nalga). No se trata solo de que el hip-hop resulte inexpugnable para los acad¨¦micos blancos. Al autor le sucede lo mismo con subculturas blancas como el hardcore punk, que define como la m¨²sica que le ¡°marc¨®¡±. Pero cuando describe un concierto de Fugazi de 1991 es imposible no imaginarle en la barra, con el ce?o muy fruncido (¡°observ¨¦ los ojos de los muchachos que hab¨ªa a mi lado¡±), lejos de la sartenada de empujones que conduc¨ªa a la elevaci¨®n. A Greif el barullo del foso le pareci¨® ¡°indigno del grupo, de la m¨²sica, del innombrable al que apuntaban¡±, lo cual confirma que, por muy brillante que uno sea, el baile solo puede comprenderse bailando.
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Autor:?Mark Greif (traducci¨®n de Dami¨¤ Alou).
Editorial:?Anagrama (2018).
Formato: tapa blanda (376 p¨¢ginas).
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