Por qu¨¦ callamos
El caso Malpaso evidencia c¨®mo, ante el agravio editorial, sigue imperando el silencio en plena era #Cu¨¦ntalo
Lo inquietante del caso Malpaso ¡ªoh, hay demasiadas cosas inquietantes en el caso Malpaso, pero s¨®lo hay una que nos afecta a todos¡ª es el silencio. Un silencio bilateral e inadmisible, propio de una estructura de poder de otro momento, una estructura que se cree todopoderosa y que vive, porque hay alguien permitiendo que lo haga, ajena a sus propias fisuras, a las inevitables hoy en la era #Cu¨¦ntalo.
Por un lado hay una empresa convencida de su invulnerabilidad, que jam¨¢s va a dignarse a dar una explicaci¨®n ¡ªera lo ¨²nico que ped¨ªa Galder Reguera, autor de la celebrad¨ªsima Hijos del f¨²tbol y primero en denunciar el jueves en Twitter, cansado del silencio, el suyo y el de la editorial, el caso de impago y de maltrato: su libro ha vendido los 3.000 ejemplares que se imprimieron y, por lo que sabe, lo m¨¢s probable es que haya una segunda edici¨®n circulando, sin que nadie se haya dignado a comunic¨¢rselo¡ª a la demora en los pagos, a los no pagos, a su propia impresentabilidad. Y por otro est¨¢ el afectado, el escritor, el traductor, el trabajador en n¨®mina, el proveedor, en cualquier caso, que calla como calla la v¨ªctima despu¨¦s del maltrato, o, en este caso, el timado despu¨¦s de haber sido timado. Yo misma, en este caso, me encuentro entre ellos: hice una traducci¨®n para Malpaso que nunca cobr¨¦ y he permanecido en silencio demasiado tiempo. ?Por qu¨¦?
La l¨®gica del timo impone el silencio ante el agravio, un agravio con el que, lamentablemente, el profesional de la cultura convive demasiado a menudo. La sensaci¨®n, para el que contrata ¡ªya te contrate como escritor, y en este caso, no a ti, sino a tu libro¡ª es la de que no s¨®lo tiene la sart¨¦n por el mango sino que te est¨¢ haciendo un favor. Pero lo dec¨ªa claramente el jueves Galder, ¡°escribir es un trabajo¡±, y como tal debe ser considerado. Y si alguien no cumple con lo pactado, deber¨ªa, como ocurre en cualquier otro trabajo, poder alzarse la voz. ?Por qu¨¦, entonces, no lo hacemos? El mismo Galder daba al d¨ªa siguiente buena parte de todas las respuestas posibles. ¡°Ayer me cost¨® horrores dormir. Me sent¨ªa como cuando de peque?o recurr¨ªas a un profesor porque un compa?ero te pegaba. Me entraban las dudas. ?He hecho bien? ?Perjudicar¨¢ la denuncia a los trabajadores de Malpaso? ?Me pondr¨¢n una equis negra en el mundillo editorial? ?Rompo un pacto de silencio autor-editorial? Otros escritores, ?c¨®mo ver¨¢n esto?¡±.
En resumen, Galder est¨¢ asustado. Porque estas cosas no se hacen. O no sabe si se hacen. En cualquier caso, no se hacen a menudo. O no se han hecho hasta ahora. Cuando ocurre algo as¨ª, se calla. Y se calla por miedo. A veces tambi¨¦n por respeto y la sensaci¨®n de que das otra oportunidad a alguien que te ha dado una oportunidad. Pero de eso vive a veces ese alguien. De la desprotecci¨®n del autor, el traductor, el profesional de la cultura, el profesional de la comunicaci¨®n ¡ªs¨ª, el periodismo tampoco escapa a esta indefensi¨®n¡ª que, a diferencia del profesional de cualquier otro sector, est¨¢ solo y desprotegido, a merced de su propio ingenio y audacia, de su trabajo duro y de un networking que este tipo de outings puede destruir con la facilidad con la que una suave brisa puede destruir un castillo de naipes. Y debemos acabar con eso. Debemos empezar a hablar de ello. Porque s¨®lo as¨ª podremos empezar a desnormalizarlo.
Babelia
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