Venecia se mira y no se toca
La Administraci¨®n local aumenta las prohibiciones para proteger una ciudad invadida por 25 millones de turistas al a?o El Ayuntamiento ya instal¨® tornos para regular el flujo de visitas
Cien euros de multa por tumbarse en un banco. El doble por comer en zonas prohibidas, y hasta 450 por ba?arse en canales y r¨ªos abiertos al p¨²blico. La ciudad de Venecia, que recibe 25 millones de visitantes al a?o, tiene una larga lista de prohibiciones. Ante el descaro de algunos turistas, el objetivo de la Administraci¨®n local es salvaguardar el orden y el decoro. Hace unos d¨ªas, despu¨¦s de que dos chavales se zambulleran en el Gran Canal, hecho que sucede por en¨¦sima vez en la ciudad, el concejal a la Seguridad Giorgio d¡¯Este puso el grito en el cielo: ¡°?Noche en el calabozo para los groseros!¡±.
Venecia est¨¢ en peligro y las autoridades intentan salvarla antes de que sea demasiado tarde. El Ayuntamiento instal¨® en abril unos tornos (el Consitorio aclara que se trata de ¡°pasajes¡±) para regular el flujo de visitantes y tratar de salvaguardar as¨ª la esencia de esta ciudad declarada Patrimonio Mundial por la Unesco. Aunque todav¨ªa no han tenido que ser utilizados, su colocaci¨®n fue toda una declaraci¨®n de intenciones por parte de los pol¨ªticos locales: nos visita demasiada gente.
Basta darse una vuelta cualquier d¨ªa por la ciudad. Hordas voraces de turistas invaden constantemente las diminutas calles e impiden contemplar los escorzos m¨¢s caracter¨ªsticos sin arriesgarse a recibir un golpe de un palo selfie. Las prohibiciones parecen no haber amedrentado todav¨ªa a los revoltosos, y el alcalde, el independiente de centroderecha Luigi Brugnaro, insiste en que quienes perturben la tranquilidad deben acabar durmiendo en el calabozo.
Sin embargo, desde el Ayuntamiento rebajan la tensi¨®n. Explican que los alcaldes no pueden confinar a un turista por este tipo de incidentes. Por lo menos de momento. Brugnaro ya present¨® en el Parlamento italiano una proposici¨®n de ley para crear una ¡°celda de seguridad¡± adonde meter durante un rato a los que consideren peligrosos, hasta que se les bajen los humos. Quienes anden por ah¨ª borrachos, por ejemplo. ¡°Pero no es una medida de detenci¨®n¡±, tranquiliza la Administraci¨®n municipal, ¡°sino de prevenci¨®n¡±, que se a?adir¨ªa a las ya en vigor.
El Ayuntamiento acaba de adoptar una ordenanza en materia de circulaci¨®n acu¨¢tica y unas medidas urgentes aplicables durante los fines de semana de m¨¢s afluencia de este mes, ambas aplicadas desde el 1 de agosto. Entre otras normas, se autoriza a la polic¨ªa local a ¡°impedir temporalmente el tr¨¢nsito a no residentes¡±, ¡°instituir sentidos ¨²nicos de marcha¡±, ¡°inhibir el acceso a determinadas ¨¢reas¡±, so pena de multas de entre 25 y 500 euros. Tambi¨¦n se proh¨ªbe el uso de embarcaciones tipo kayak, canoas, patines y similares en el Gran Canal y otras zonas identificadas por el Consistorio, y en otras ¨¢reas la circulaci¨®n est¨¢ restringida de lunes a viernes de 7.00 a 17.00 y el s¨¢bado de 7.00 a 15.00. Festivos excluidos.
El pr¨®ximo paso es aprobar el Daspo urbano, una medida inicialmente pensada para prevenir la violencia en el mundo deportivo y ahora aplicable tambi¨¦n en las ciudades tras un decreto del exministro del Interior Marco Minniti. En Venecia, esta herramienta permitir¨ªa expulsar durante 48 horas (un destierro moderno) a quienes cometan actos groseros o molesten a visitantes y ciudadanos, adem¨¢s de prever las indefectibles multas. El texto definitivo se votar¨¢ en septiembre. Entre los delitos contemplados: orinar en la calle, consumir bebidas o alimentos estorbando la circulaci¨®n peatonal, tomar alcohol desde las 19.00 hasta las 8.00 fuera del per¨ªmetro de los locales o tumbarse en los bancos.
¡°Trabajamos para resolver un problema que desde hace d¨¦cadas no encuentra soluci¨®n¡±, explica la Administraci¨®n local, que afirma poner a la cabeza de su lista de prioridades ¡°hacer vivible para los residentes¡± una ciudad de poco m¨¢s de 50.000 habitantes que no deja de perder poblaci¨®n.
Zeno Stringa, en¨®logo veneciano de 34 a?os, considera sin embargo que las prohibiciones no servir¨¢n para que los residentes se queden en la ciudad y que el texto del Daspo es algo extremo. ¡°Me qued¨¦ impresionado un d¨ªa que una familia con ni?os baj¨® una mesita a una plazuela y la polic¨ªa los mult¨® por invasi¨®n de suelo p¨²blico¡±, explica. Eran venecianos. ¡°Los turistas son un gran recurso porque dan trabajo a todos, el problema es que no logramos gestionarlos; y con estas medidas los venecianos no van a volver¡±, agrega.
Las autoridades municipales son optimistas y alardean de que el n¨²mero de turistas que est¨¢ llegando ahora a la ciudad es algo inferior al del a?o anterior. ?Entonces estas medidas han desincentivado la entrada de extranjeros? ¡°No. Pero s¨ª han pasado el mensaje de que la gente no debe venir si piensa que puede ir de listilla¡±, mantiene el Ayuntamiento. Eso. Mirar y no tocar.
Los ¡®Guardians¡¯ de la Plaza San Marcos
Si un turista se encuentra con un grupo de personas vestido con camisetas o petos llamativos en la Plaza San Marcos no ha de preocuparse: no est¨¢n haciendo promoci¨®n de ning¨²n producto ni quieren venderle nada. Son los Guardians, los guardianes del decoro, encargados desde hace a?os de salvaguardar la zona y reprender a los turistas que no respeten las reglas, adem¨¢s de se?alar a las autoridades eventuales comportamientos que violen la ley y alejar a los mendigos. Entre otras restricciones, en la explanada m¨¢s famosa de la ciudad est¨¢ terminantemente prohibido sentarse y comer. "La plaza es maravillosa y los venecianos le tenemos mucho cari?o, pero en la ciudad deber¨ªa haber m¨¢s lugares para que los turistas pudieran descansar y no hacen falta multas excesivas; con 30 euros es suficiente para dar una se?al", dice el veneciano Zeno Stringa.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.