Un perro
Hoy es el d¨ªa de bautizar a su nuevo amigo reci¨¦n encontrado en las playas de Almer¨ªa
Hace muchos a?os el turista enamorado ya tuvo y am¨® a un perro. Y hoy es el d¨ªa de bautizar a su nuevo amigo reci¨¦n encontrado en las playas de Almer¨ªa. No puedo hacerlo, reflexiona. No puede llamarlo como al perro que tuvo hace ya muchos a?os. Ser¨ªa una falta de respeto al pasado. Piensa en varios nombres. Le atrae llamarlo Ferm¨ªn porque le parece un nombre modesto y recogido. Hola Ferm¨ªn, dice. Pero el perro ni se inmuta. ?Qui¨¦n te habr¨¢ abandonado? Y el perro ahora le mira. Piensa en llamarlo Abandonado, pero es demasiado pretencioso y generalista, pues al fin y al cabo todos acabaremos siendo abandonados, unos antes, otros despu¨¦s. Podr¨ªa llamarlo Turista Segundo, dado que ¨¦l es el Turista Primero. Turista Segundo parece un nombre de guitarrista, y es muy largo. Podr¨ªa llamarle Bob,en honor a Bob Dylan. Pero no hay nada m¨¢s triste que homenajear a un tipo que jam¨¢s se entera de los homenajes que recibe.
Mientras le piensa un nombre, le busca acomodo en su coche. Me llenar¨¢s el coche de pelos, dice. No babees. ?Echas de menos a tu familia? C¨®mo te llamaban ellos. Seguro que te pusieron un nombre cursi. El perro le mira como asintiendo. Bien, hoy nos vamos de Almer¨ªa. Hoy nos vamos a Marbella, le dice el turista enamorado al perro sin nombre. Ha reservado un hotel que admiten mascotas y que tiene una puntuaci¨®n de 8,1 en Booking. Ya no te puedes fiar de esas puntuaciones, le dice el turista enamorado al perro, que va en el asiento de atr¨¢s y empieza a agitarse, aunque tambi¨¦n agradece el aire acondicionado renqueante y ruidoso del Opel Manta de 30 a?os de antig¨¹edad que conduce el turista enamorado. Es un buen coche, amor m¨ªo. Se da cuenta de que urge un nombre. Lo de ¡°amor m¨ªo¡± es pat¨¦tico. Tan pat¨¦tico que el perro no le ha quedado m¨¢s remedio que soltar un angustioso ladrido. Pero qu¨¦ nombre le pongo a este ser despreciado por los hombres. Y por las mujeres. Incluso habr¨¢ sido despreciado por los ni?os. Y por los abuelos. C¨®mo llamarte. No tienes aspecto de fiero. Pesar¨¢s unos 20 kilos. Y menos mal que eres de pelo corto. Aunque raza me parece que no tienes mucha.
?Tienes raza?, inquiere. Imagino que la misma que yo. Comienza el viaje. El turista enamorado para en un ¨¢rea de servicio que tiene MacDonal¡¯s. Compra dos macmen¨²s y los lleva hasta el coche. Toma, uno es para ti, con patatas fritas y todo. El perro pone el coche perdido. Babea, ladra y come. Da gusto verte comer as¨ª, dice el turista. Veo que te ha encantado la Big Mac. Bien, me parece que MacDonald¡¯s va a ser el r¨ªo Jord¨¢n y yo Juan el Bautista. Te voy a bautizar aqu¨ª mismo. Sujeta al perro por el cuello, el perro se asusta, y vierte un poco de Cocacola por su cabeza. Te llamar¨¢s MacDonald¡¯s, y para abreviar y castellanizar tu nombre te llamar¨¦ Madon. Es un buen nombre. Y tiene que ser palabra llana, no dejar¨¦ que nadie convierta tu nombre en palabra aguda.
Madon y el turista enamorado sonr¨ªen. Nos vamos, Madon. Marbella nos espera. Arranca el Opel Manta, y se marchan ah¨ªtos de Cocacola, y por tanto felices.
Babelia
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