Bohemia en el Midwest
La mejor novela de Jim Harrison es una saga del Medio Oeste americano con mucha comida, ranchos, secretos de familia y un trepidante ¡°diario indio¡± de la era de los pioneros
Los mejores libros siempre son de un lugar. Los mejores autores detectan d¨®nde baja furioso el caudal y dejan que la corriente ilumine su prosa. Para Raymond Chandler el lugar era Los ?ngeles; para Jim Harrison fue el Medio Oeste de EE?UU. Harrison era el t¨ªpico hijo de Hemingway que hac¨ªa quedar como delicadas mariposas al resto del gremio. Cazador, pescador, gourmet, viajero y, a¨²n m¨¢s arriesgado, lector de poes¨ªa espa?ola, este autodidacta de apetitos supersize logr¨®, asimismo, escribir una monta?a de novelas, guiones, libros de no ficci¨®n y poes¨ªa.
Dalva es su mejor novela. Se podr¨ªa comparar al John Irving de Las normas de la casa de la sidra o el Tom Spanbauer de El hombre que se enamor¨® de la luna. Harrison escribe en ella sobre terratenientes, comida, caballos y perros y serpientes, familia, guerras y un paisaje agreste (¡°una Am¨¦rica que yo cre¨ªa desaparecida¡±). Y asimismo, sus zapatos est¨¢n m¨¢s limpios que los de los escritores de grit lit. Sus protagonistas no fabrican alcohol ilegal, ni apuestan en peleas de gallos, ni acaban de acostarse con su prima Lula Mae. Todos conocen las mejores a?adas de cada vino y poseen bibliotecas con primeras ediciones. Y, a la vez, son capaces de herrar caballos o matar coyotes. Ni siquiera puedes odiarlos (lo cual es bastante molesto).
Dalva es una mujer de 45 a?os, hija de granjeros bohemios, que regresa al rancho y se enfrenta al recuerdo de su primer amor, un sioux, y el hijo mestizo de ambos, que dio en adopci¨®n. La novela narra el presente de Dalva con su familia (todos tocan el piano y son propensos a pasar por ¡°fases levemente maniacas¡±); el pasado cercano (su juventud); y el pasado familiar (la historia del bisabuelo Northbridge, pionero de las Grandes Llanuras, contada a trav¨¦s de sus diarios indios).
Dalva bordea la perfecci¨®n (su ¨²nico defecto es una cierta frialdad: ¡°Dudo de si alguien la habr¨¢ considerado alguna vez una persona cercana¡±, dice Michael), es exigente con ella misma y con los dem¨¢s (¡°era terriblemente brillante y culto¡±, dice de un novio de su hermana, ¡°pero carec¨ªa de ¡®muescas¡¯, esos rasgos ¨²nicos del car¨¢cter que busco yo en los hombres. Me imagin¨¦ que se com¨ªa las rosquillas con tenedor y se doblaba los calzoncillos¡±), pero Harrison nos ense?a a amarla. Desear¨ªas que ¡°hubiese m¨¢s personas como ella en el mundo¡± (aunque a la vez ser¨ªa agotador). Michael, su novio acad¨¦mico, es un empoll¨®n mimado e irritante, pero el autor le ofrece la primera persona del singular y tambi¨¦n logra que empaticemos con ¨¦l (no se sabe muy bien c¨®mo, porque el t¨ªo es de botellazo en la sien). Los diarios indios mantienen una tensi¨®n narrativa extra que Harrison explota para m¨¢ximo rendimiento.
Es Dalva, as¨ª, una novela bien escrita, llena de personajes l¨²cidos, giros inesperados, di¨¢logos memorables. Una obra exquisita. Y quiz¨¢s ese sea, si me permiten una diminuta salvedad, su ¨²nico defecto: todo es ideal; nadie come basura ni bebe vino directamente del tetrabrik; no salen pringados con vidas absurdas y retretes repugnantes. Dalva es como si te invitaran a comer en Berasategui con Julianne Moore, Keith Richards y Robert de Niro. Y un camello de alto standing. Los cuatro te admiran. Cada cosa est¨¢ pensada para que seas feliz. Y lo eres. Y sin embargo, cuando sales de la comida, de repente sientes una urgencia terrible de irte al bar Tropez¨®n, comer rabas, contar chistes salaces con tus amigos y llamar a aquel primo que pasa speed.
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Autor:?Jim Harrison (traducci¨®n de Esther Cruz Santaella).
Editorial:?Errata Naturae (2018).
Formato: tapa blanda (480 p¨¢ginas).
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