?Qu¨¦ hubiera pasado si¡?
Richard J. Evans ofrece una visi¨®n muy cr¨ªtica sobre el abuso en el manejo de acontecimientos contraf¨¢cticos en la investigaci¨®n y la escritura de la historia
?Qu¨¦ hubiera pasado sin el asesinato del general Prim en 1870? ?Y si Espa?a hubiera evitado la guerra con Estados Unidos en 1898? ?Y si Alfonso XIII hubiera rechazado el golpe del general Primo de Rivera en 1923? ?Y si los partidos republicanos se hubieran presentado unidos a las elecciones de 1933? ?Y si el socialista Indalecio Prieto hubiera aceptado la presidencia del Gobierno espa?ol en mayo de 1936? ?Qu¨¦ hubiera pasado con la entrada de Espa?a en la Segunda Guerra Mundial? ?Y si Franco no hubiera aceptado el Plan de Estabilizaci¨®n? ?Y si Carrero Blanco no hubiera sido asesinado por ETA en 1973? ?Y si Aznar no hubiera apoyado en 2003 la guerra de Irak? A estas nueve preguntas contrafactuales ofrecieron respuestas, en Historia virtual de Espa?a (1870-2004).?Qu¨¦ hubiera pasado si¡?, los historiadores Nigel Townson, Jos¨¦ ?lvarez Junco, Juan Pan-Montojo, Fernando del Rey, Santos Juli¨¢, Javier Tusell, Pablo Mart¨ªn Ace?a y Charles Powell.
El ejercicio intelectual era interesante, sugestivo y novedoso. Public¨® el libro, en 2004, la editorial Taurus como una suerte de continuaci¨®n de otro producto que la misma empresa hab¨ªa traducido en 1998: Historia virtual. ?Qu¨¦ hubiera pasado si¡?, dirigido por el historiador brit¨¢nico Niall Ferguson. El subt¨ªtulo de la edici¨®n original inglesa, del a?o anterior, era otro: Alternativas y contrafactuales. En el volumen traducido se incorpor¨® un art¨ªculo sobre Espa?a, escrito por Santos Juli¨¢: Espa?a sin guerra civil. ?Qu¨¦ hubiera pasado sin la rebeli¨®n militar de julio de 1936? Tres elementos sobresal¨ªan en la propuesta fergusoniana: la notable indeterminaci¨®n del pasado, la especial atenci¨®n a las actuaciones humanas y, asimismo, la constataci¨®n de que para los contempor¨¢neos el futuro no estaba escrito. La historia virtual, con su potencialidad y limitaciones, no se presentaba como historia alternativa, sino complementaria; serv¨ªa, a fin de cuentas, para reflexionar sobre la propia historia.
A diferencia de lo que ocurre en Espa?a o Latinoam¨¦rica, la historia contrafactual es una aut¨¦ntica moda en EE UU y Reino Unido
Mientras que en Espa?a y en otros pa¨ªses europeos y de Am¨¦rica Latina la historia virtual o contrafactual ha tenido poco recorrido ¡ªespecialmente en el ¨¢mbito acad¨¦mico, aunque ha favorecido proyectos interesantes en el terreno de la did¨¢ctica y los juegos de simulaci¨®n¡ª, en Estados Unidos y Reino Unido se convirti¨®, en la ¨²ltima d¨¦cada del siglo XX y en la actual centuria, en una aut¨¦ntica moda. De esta manera la califica, en un libro reci¨¦n traducido por la editorial Turner, el historiador Richard J. Evans, especialista de la historia alemana contempor¨¢nea y autor, entre otras obras, de una gran trilog¨ªa sobre el Tercer Reich y de La lucha por el poder. Europa, 1815-1914. En Contrafactuales. ?Y si todo hubiera sido diferente?, que tiene su origen en unas conferencias pronunciadas en Jerusal¨¦n en 2013 y reunidas en un volumen al a?o siguiente, Evans nos ofrece una visi¨®n muy cr¨ªtica ¡ªaunque bastante m¨¢s matizada que la que ¨¦l mismo hab¨ªa propuesto hace alg¨²n tiempo, cuando vio la luz el citado libro de Ferguson¡ª sobre el manejo de acontecimientos contraf¨¢cticos en la investigaci¨®n y la escritura de la historia.
El uso de los contrafactuales ¡ªesto es, en definici¨®n del autor, versiones alternativas del pasado en las que una alteraci¨®n en la serie de sucesos conduce a un resultado distinto del que realmente ocurri¨®¡ª no supone, sin embargo, una novedad de la historiograf¨ªa de los ¨²ltimos decenios. Podemos encontrar claros antecedentes en el siglo XIX, como Napole¨®n y la conquista del mundo, de Louis Geoffroy, que constituye, seg¨²n Evans, ¡°la primera historia alternativa extensa, reconocible y especulativa¡±. Algunos ensayos m¨¢s vieron la luz en aquel siglo y a lo largo del siguiente. Se trataba, con raras excepciones, de productos con voluntad l¨²dica, nost¨¢lgica o simple expresi¨®n de deseos. Aunque en ocasiones las fronteras resulten algo borrosas, no deben confundirse con las ficciones futuristas ¡ªen estas, en la segunda mitad del siglo XX, un nazismo no derrotado constituye un argumento algo obsesivo¡ª. La primac¨ªa de la causaci¨®n en las historias contrafactuales resulta esencial.
A partir de mediados de los noventa, las tentativas se multiplicaron en Reino Unido y Estados Unidos hasta convertirse en un g¨¦nero en s¨ª, en el que algunos temas, como las victorias de la Armada Invencible o de Napole¨®n en Waterloo, la no participaci¨®n inglesa en las guerras mundiales o el triunfo del nazismo, aparecen con recurrencia. Al margen del contrafactualismo econom¨¦trico del estado?unidense Robert Fogel, de naturaleza algo dispar, destacan en esta tendencia historiogr¨¢fica, al lado de Niall Ferguson, autores como Robert Cowley, Geoffrey Parker, Peter Tsouras o Jeremy Black. Ni la incertidumbre, ni la crisis de las grandes ideolog¨ªas ni el peso del posmodernismo deben considerarse ajenos a este resurgimiento y boga de los contrafactuales.
Sostiene Evans que la historia contrafactual es pol¨ªtica y metodol¨®gicamente conservadora ¡ªen una ¨¦poca que dejaba atr¨¢s a Thatcher y Reagan¡ª, abusa del azar y la contingencia y contiene un exceso de especulaci¨®n y arbitrariedad. Solo le parece aceptable como opci¨®n marginal, en condiciones y con objetivos limitados. Lo m¨¢s interesante del contrafactualismo resulta, asegura sin mucho matiz, el fen¨®meno en s¨ª. La posici¨®n del autor es clara, pero en el an¨¢lisis infravalora el peso del determinismo ¡ªno solo el marxista¡ª, de las estructuras y del teleologismo en la historiograf¨ªa contempor¨¢nea. Pienso que un uso riguroso de los contrafactuales puede contribuir a la construcci¨®n de una historia m¨¢s humana y compleja. Su abuso, en cambio, coincido aqu¨ª plenamente con el autor, produce monstruos.
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Autor:?Richard J. Evans.
Editorial:?Turner (2018).
Formato: tapa blanda (192 p¨¢ginas).
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