Otro pasaje del terror

No se le puede negar la ambici¨®n a James Wan, autor que, tras consolidarse como renovador del cine de terror estadounidense equilibrando un s¨®lido conocimiento de la tradici¨®n y un eficaz y generoso uso de la pirotecnia de los golpes de efecto, se dispuso a crear, a partir del ¨¦xito de Expediente Warren: The Conjuring (2013), una suerte de universo ficcional compartido entre varias franquicias. Tras las dos pel¨ªculas centradas en la mu?eca Annabelle ¨Chay una tercera en preproducci¨®n-, Wan abre con La monja un nuevo afluente derivado de las andanzas de la pareja de parapsic¨®logos formada por Lorraine y Ed Warren: el personaje del t¨ªtulo ten¨ªa su primera aparici¨®n en el pr¨®logo de Expediente Warren: el caso Enfield (2016), con el matrimonio en plena lidia con el c¨¦lebre asunto de Amityville -?querr¨¢ construir la saga el mapamundi de la memoria parapsicol¨®gica mundial?-. Esta entrega, subordinada al tronco principal de este universo narrativo intrincado s¨®lo en apariencia, se dispone a revelar el origen de esa fuerza oscura.

No obstante, desde que Wan hiciera su aparici¨®n en un paisaje creativo bastante adocenado, el g¨¦nero de terror ha experimentado una veloz sofisticaci¨®n de formas y planteamientos que, de manera inevitable, proyecta una luz algo severa sobre las propuestas del cineasta-productor, que, en el fondo, no son m¨¢s que sofisticados ¨Cy ruidosos- pasajes del terror a los que se les empieza a transparentar la mec¨¢nica. Un convento rumano levantado sobre una puerta avernal es el enclave elegido para la aut¨¦ntica monta?a rusa de sustos que propone esta atracci¨®n, cuya vagoneta principal est¨¢ ocupada por una joven novicia (Taissa Farmiga) y por un t¨®pico de reciente cu?o, el exorcista con ni?o muerto dentro de su carga de culpa que act¨²a como una suerte de rudo agente especializado del Vaticano (Demi¨¢n Bichir).

Corin Hardy, director reclutado con tan solo una ¨®pera prima a sus espaldas ¨CThe Hallow (2015)- parece haber dado con unas escasas secuencias eficaces ¨Cel suicidio inicial, el repiqueteo de campanillas en el cementerio- por azar, porque su manera de afrontar esta pel¨ªcula parece seguir un ¨²nico norte: disparar sustos elementales como ca?onazos.