El mayor peligro del Museo del Prado no es el fuego, sino el agua
Un informe alerta a la instituci¨®n de la influencia de las corrientes subterr¨¢neas y recomienda crear nuevos pozos y bombas de achique para evitar humedades y grietas
Un museo teme a la voluntad humana de destrucci¨®n tanto como a su negligencia, como ha demostrado esta semana las noticias llegadas desde Brasil. El del Prado se libr¨® de un devastador incendio el 16 de noviembre de 1936 tras un bombardeo selectivo del escuadr¨®n de los Junker alemanes, pero el agua no ha dejado de fluir nunca bajo el suelo de la pinacoteca madrile?a, que se levanta sobre el acu¨ªfero m¨¢s extenso de Madrid, que corre y se filtra por arenas finas, limos y arcillas. Hoy es el Paseo del Prado, pero hasta el siglo XIX era el arroyo del Prado. Entonces fue soterrado, no aniquilado. Un cuadro del pintor Antonio Joli, de 1750, descubre la vista de lo que hoy es la Plaza de Cibeles. No hay una fuente en el cuadro, pero s¨ª aparece el riachuelo, que cruza la ciudad en plena expansi¨®n. El agua bajo la zona es como el ruido de un coraz¨®n enfermo. No ha dejado de circular desde que Juan de Villanueva levantara el edificio, pero solo ahora la direcci¨®n de la pinacoteca cuenta un an¨¢lisis detallado de las causas de las grietas y humedades que aparecieron en 2014.
Aquella noche de la Guerra Civil fue la peor experiencia vivida por el museo, a punto de cumplir doscientos a?os. Tiraron nueve bombas incendiarias, que los operarios apagaron con arena, precavidos de la depravaci¨®n de los ingenieros nazis: la carga del proyectil inclu¨ªa un compuesto de sodio que se inflamaba al contacto con el agua. Francisco S¨¢nchez Cant¨®n, subdirector, hab¨ªa dado la orden de trasladar las obras a los pisos inferiores para salvarlas. Ahora, Miguel Falomir, actual director del museo, tiene el diagn¨®stico realizadopor la empresa Geocisa para poner freno a un enemigo mucho m¨¢s silencioso. EL PA?S ha tenido acceso al informe por el que se pag¨® 50.000 euros, en 2016, para estudiar la reacci¨®n del edificio al nivel fre¨¢tico. Las conclusiones de los ingenieros y ge¨®logos son tajantes: ¡°Hay una relaci¨®n directa¡±. El acu¨ªfero podr¨ªa ahogar el museo si no se construyen nuevos pozos de drenaje para achicar agua. La primera grieta surgi¨® en la fachada norte, junto a las taquillas. Luego llegaron las humedades en el pasillo del s¨®tano que comunica los edificios Villanueva y Jer¨®nimos.
Estudiado el comportamiento del agua bajo el museo y las precipitaciones entre noviembre de 2016 y julio de 2017 la conclusi¨®n es que si se detuvieran las extracciones de agua, el edificio correr¨ªa peligro de hundimiento. Cuando la empresa contratada interrumpi¨® los bombeos para observar el comportamiento, la crecida en los pozos y los niveles se duplicaron y las grietas de las paredes crecieron. Las bombas liberadoras de agua dejaron de funcionar 16 d¨ªas. Cuando las volvieron a encender, los ¨ªndices se estabilizaron.
Guerra contra la humedad
La Anunciaci¨®n, que el Greco pint¨® en 1597 para el retablo de do?a Mar¨ªa de Arag¨®n, sabe de estas humedades, porque fue uno de los cuatro cuadros del artista griego almacenados durante la Guerra Civil en la c¨¢mara acorazada del Banco de Espa?a. En contra de los dict¨¢menes t¨¦cnicos, la Junta de Incautaci¨®n y Conservaci¨®n del Tesoro Art¨ªstico Nacional de la Rep¨²blica decidi¨® "salvarlos" de la guerra meti¨¦ndolos en un secano que sufre las mismas humedades que el Prado.
El periodista Manuel Chaves Nogales escribi¨® en El tesoro de Briesca c¨®mo estuvieron a punto de desaparecer por la humedad y la oscuridad a la que fueron abandonados durante siete meses.
Cuando sacaron las cajas y las abrieron el espect¨¢culo era terrible: no se distingu¨ªan las pinturas; estaban tapadas por el moho, con los bastidores alabeados y los lienzos arrugados. El arquitecto del Museo del Prado, Jos¨¦ Lino Vaamonde, dej¨® escrita su impresi¨®n: ¡°Una capa de vegetaci¨®n par¨¢sita cubr¨ªa la pintura por completo, hasta el punto de no poder saber en absoluto qu¨¦ pintura hab¨ªa debajo¡±. Las fotos de los efectos de la humedad son escalofriantes.
El informe confirma algo que imaginaba la direcci¨®n. Aunque no hay alarma: ¡°De las distintas recomendaciones apuntadas en el informe, se ha completado y mejorado la red de drenaje existente en la zona del s¨®tano afectada por humedades procedentes del nivel fre¨¢tico. Las humedades est¨¢n controladas y no se considera necesario llevar a cabo actuaciones m¨¢s complejas¡±, explican desde el museo.
Lo m¨¢s llamativo de la investigaci¨®n, que fue entregada a la pinacoteca en 2017, es que las precipitaciones no est¨¢n relacionadas con las humedades que aparecen en los s¨®tanos. El flujo subterr¨¢neo, en direcci¨®n suroeste hacia el r¨ªo Manzanares, es constante y la ampliaci¨®n de Rafael Moneo, dicen, no ayud¨® al drenaje natural. Se construyeron dos grandes pantallas de diez metros de profundidad, ¡°que han generado una sobreelevaci¨®n de la superficie piezom¨¦trica¡± y ¡°han favorecido la aparici¨®n de humedades en los s¨®tanos¡±. El Prado, que est¨¢ a 632 metros de altitud, se levanta sobre un desnivel de 10 metros.
Las bombas de los pozos extraen agua ¡°en funci¨®n del nivel piezom¨¦trico existente en cada momento¡±, se?alan desde la direcci¨®n del museo. ¡°Cada pozo est¨¢ dotado de un electronivel que pone en funcionamiento la bomba correspondiente cuando el aumenta el agua y supera el nivel recomendable¡±. Pese a ello, los autores del informe apuntan que las tres bombas de los pozos del interior del museo ¡°no son suficientes para deprimir el nivel de manera eficiente y extensiva en todo el ¨¢rea¡±, por eso aparecen las humedades.
Emplazan a la instituci¨®n a que mejore el drenaje del fondo en toda la superficie del edificio, ¡°construyendo peque?as obras de drenaje bajo la solera¡±, como complemento a las que existen. ¡°Es una soluci¨®n extensiva y densa, aunque de poca profundidad¡±. Recomiendan hacer m¨¢s pozos de bombeo y zanjas que evacuen hacia dichos pozos.
La segunda soluci¨®n propuesta es la construcci¨®n de un drenaje desde el exterior de las instalaciones, mediante pozos verticales de los que partir¨ªan drenajes horizontales radiales al edificio, capaces de evacuar la afluencia subterr¨¢nea. Es decir, rodear la arquitectura con pozos de extracci¨®n para ¡°deprimir el nivel fre¨¢tico¡±. El robot con c¨¢mara que visit¨® los pozos de bombeo encontr¨® da?os como taponamientos de canales. La recomendaci¨®n es que ¡°los saneamientos se ejecuten urgentemente¡± para evitar m¨¢s da?os y garantizar la seguridad est¨¢tica e hidr¨¢ulica. Esos obst¨¢culos al flujo del agua pueden provocar el embalse por reflujo en el s¨®tano.
Babelia
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