Editorial Tusquets: as¨ª se hizo
El sello fundado por Beatriz de Moura cumple medio siglo el a?o que viene. Su archivo es un retrato plural de la literatura contempor¨¢nea
Albert Camus la puso a pensar sobre la vida. Toni L¨®pez, su compa?ero, la ayud¨® a hacer de Tusquets una empresa. Y Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez salv¨® su editorial del naufragio un a?o despu¨¦s de su fundaci¨®n en Barcelona.
Beatriz de Moura llam¨® a su amigo Gabo, que era un muchacho al que hab¨ªa conocido antes de la fama, en alg¨²n local nocturno de Barcelona. ¡°Gabo, t¨² eres muy rico y Tusquets necesita dinero¡±. De pocas palabras, el que luego ser¨ªa Nobel colombiano, que ya disfrutaba de la miel de Cien a?os de soledad, le respondi¨®: ¡°Te voy a hacer un regalo que te har¨¢ rica¡±.
Ese regalo fue Relato de un n¨¢ufrago, que sali¨® en 1970, un a?o despu¨¦s de fundada Tusquets, por Oscar Tusquets y por ella, y del que se llevan vendidos millones de ejemplares de m¨¢s de un centenar de ediciones. Salv¨® a Tusquets, como si a ella misma tambi¨¦n la rescatara de un naufragio.
Ahora lo cuenta ella en la oficina del Fondo Antonio L¨®pez Lamadrid, que ha acogido hasta ahora el grueso del legado recopilado por ella a lo largo de medio siglo de historia editorial. Perfectamente clasificado (por el departamento de manuscritos que dirigen los responsables del departamento, Javier Docampo y Mar¨ªa Jos¨¦ Rucio) ahora esa historia, repleta de correspondencia y de documentos editoriales, reposa donde ella ha querido, la Biblioteca Nacional de Espa?a. Est¨¢ a¨²n en proceso de clasificaci¨®n y tardar¨¢n alg¨²n tiempo los investigadores en tener acceso completo a la historia de esta mujer, que, parafraseando a Gabo en el t¨ªtulo de su reportaje m¨¢s famoso, es ¡°una editora que estuvo cincuenta a?os en Tusquets y a veces en La Balsa [un restaurante de Toni en Barcelona], fue convertida en hero¨ªna, [no] se hizo rica y fue recordada para siempre¡±.
Ella no ha sido rica, ni falta que le hizo, pero su experiencia es el tesoro de una de las m¨¢s audaces editoras de la historia contempor¨¢nea espa?ola. En el despacho de su oficina, a la que ella llama El Palomar, recuerda ese suceso mayor con Gabo. En los documentos que ya est¨¢n en la BNE hay un riguroso, y cuidado, manuscrito en el que Garc¨ªa M¨¢rquez escribe a l¨¢piz (que no se ha despintado) el primitivo t¨ªtulo del libro. ¡°Cuando lleg¨® a Barcelona ¨¦l ven¨ªa de la miseria m¨¢s absoluta, y Cien a?os de soledad le solucion¨® la vida¡±. Por eso, cuando Tusquets estaba en peligro de naufragar, le hizo aquella llamada de socorro. Y el regalo que, seg¨²n ¨¦l, la har¨ªa rica fue la historia del n¨¢ufrago. ¡°Vino un d¨ªa, en efecto, me entreg¨® unos recortes del peri¨®dico El Espectador, me dijo que hab¨ªa publicado esa historia de un n¨¢ufrago y que por eso se tuvo que ir de su pa¨ªs. Entonces me propuso que lo public¨¢ramos¡±.
?l sab¨ªa d¨®nde: en la colecci¨®n Marginales, una idea que tra¨ªa Beatriz de Moura de su paso por Lumen (con Esther Tusquets, entonces su cu?ada, hermana de ?scar, su compa?ero en aquel tiempo). A Gabo ella lo presentaba, cuando a¨²n no lo nimbaba la fama, como ¡°este colombiano que dice que es escritor¡±. ¡°Mi llamada fue franca, y su respuesta tambi¨¦n, 'te voy a hacer un regalo que te har¨¢ rica¡'. Me trajo unos trozos de peri¨®dico, empiezo a leer la aventura, 'es divertid¨ªsimo, ?lo tienes todo?', le dije. '?Claro, si me hice rico gracias a este reportaje!', me solt¨®. '?Crees que se puede publicar sin pagarle nada al peri¨®dico?', segu¨ª. 'De eso me encargo yo¡±.
El mejor amigo de Gabo, ?lvaro Mutis, envi¨® todos los reportajes. Quiz¨¢ fue la propia Beatriz la que mecanografi¨® el conjunto. Nunca se escribieron, pero ese texto mecanografiado y el papel en el que Gabo escribi¨® de su pu?o y letra el t¨ªtulo que quer¨ªa para el libro reposan como el simb¨®lico rescate que Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez hizo de una joven editora que naufragaba entonces entre las dudas de su mesa camilla en Barcelona.
De Mario Vargas Llosa, el otro intr¨¦pido sudamericano que trajo el boom bajo el brazo a Barcelona, s¨ª hay correspondencia entre los donativos de Beatriz de Moura. Entre esas cartas, ¡°una preciosa, de despedida, cuando yo decid¨ª dejar la editorial en las manos de Juan Cerezo y del grupo Planeta¡±. En esa carta ¡°Mario expresaba una cierta tristeza porque ¨¦l consideraba mi adi¨®s como una especie de abandono¡ Yo le cont¨¦ la crisis que hab¨ªa entonces, 2009, con cuarenta personas a mi cargo y con la ausencia de Toni, que nos hab¨ªa dejado un a?o antes¡±. El Nobel peruano tiene una intensa relaci¨®n de amistad que Tusquets pero un solo libro, Elogio de la madrastra, en su cat¨¢logo. ¡°?l vino personalmente de Londres a entregarnos el manuscrito. Segu¨ªa viaje a Lima, para presentarse a las elecciones. Quer¨ªa que su libro saliera en 1990, cuando empezaba su campa?a. ?Y nos entrega un libro que quer¨ªa que apareciera en la colecci¨®n er¨®tica, La Sonrisa Vertical! ?Quiere ser presidente y publica erotismo! Mario es as¨ª¡±.
-?Qu¨¦ sinti¨® al dejar toda esta documentaci¨®n en Biblioteca Nacional?
-Alivio. Permit¨ªa que ese fondo tuviera su espacio propio.
Descansan ah¨ª cincuenta a?os de historia. No todo ha sobrevivido; los faxes, maldici¨®n que sepult¨® correspondencias, se ven mal, pero hay registrado abundante intercambio literario, personal o editorial, con escritores como Milan Kundera (muy abundante), Jorge Sempr¨²n, Fernando Aramburu, Almudena Grandes, Javier Cercas, Luis Landero o Carlos Castilla del Pino¡ No hay cartas con Marguerite Duras, cuyo El amante fue un suceso mundial y, para Tusquets, una especie de reedici¨®n del ¨¦xito de Relato de un n¨¢ufrago¡ ¡°Con Marguerite Duras la correspondencia era por tel¨¦fono. O¨ªa su voz, potente, llena de su historia de alcohol y cigarros. Fui a visitarla varias veces porque me di cuenta de que era un personaje arisco. Tengo cartas enormes de su propio editor, Jer?me Lindon, en las que me contaba las crisis personales que ¨¦l mismo pasaba¡ Pero con la Duras la relaci¨®n era telef¨®nica¡±.
Esa relaci¨®n con Lindon la acerc¨® a la Duras. ¡°?l me recomendaba, era 1990, que no aumentara el tama?o de Tusquets. Pero ya hab¨ªamos empezado a vender libros en Am¨¦rica, gracias a las gestiones de Toni, y se estaba produciendo un crecimiento lento de la editorial. Ah¨ª es cuando entra en escena Marguerite Duras, a la que yo apreciaba como escritora. Ella ped¨ªa fortunas. Y acababa de escribir El amante, que a¨²n no se conoc¨ªa. 'Prep¨¢rense a pagar mucho dinero si la quieren', nos advirti¨® Lindon. Fue una loter¨ªa, y Toni era muy aficionado a las apuestas. Ella no hablaba de dinero, pero le interesaba mucho, y tambi¨¦n se interesaba por lo que hab¨ªamos publicado. Le gust¨®. El acuerdo se firm¨® cuando ella sal¨ªa de su segunda cura de alcohol¡±.
La escena en la que se establece la portada es casi tan emocionante como aquel regalo de Gabo. Estaban Toni y Beatriz con la autora de El amante ante una mesa llena de fotograf¨ªas que la Duras hab¨ªa puesto all¨ª para que fuera elegida la que ser¨ªa adecuada para la cubierta. ¡°Era un libro duramente autobiogr¨¢fico, requer¨ªa una fotograf¨ªa suya¡±. Y de pronto Beatriz de Moura ve asomar lo que parec¨ªa un retrato de la joven Duras, de la ¨¦poca en que sucede esa tremenda historia de amor. ¡°Su cara se ilumin¨®. La foto era de aquella cara suya, era ella verdaderamente, una ni?a atenta y temerosa del mundo. '?Est¨¢ dispuesta a poner su cara en la portada?', le dije. '?Y la de qui¨¦n si no?', me dijo. Y entonces nos hizo levantar para que fu¨¦ramos a la calle a comer¡±.
Con Milan Kundera, otro de los ¨¦xitos buscados con ah¨ªnco por la editora a la que Gabo salv¨® en 1970, s¨ª hay mucha correspondencia, risue?a o profesional. ¡°Personalmente era histri¨®nico, hac¨ªa teatro. No era, cuando lo conocimos, una persona muy conversadora, expansiva o franca¡±. Pero en sus cartas (y en sus postales), avanzada la relaci¨®n, ya era chispeante. ¡°En un principio era como suelen ser los emigrantes del Este, un emigrado que anda con pies de plomo. Para ¨¦l Chequia, su 'peque?o pa¨ªs', como le dec¨ªa, era historia del principio de Europa, la cuna de la que parti¨® todo. Me estudi¨¦ esa historia, y tambi¨¦n aprend¨ª a no hablar ante ¨¦l de pol¨ªtica, '?esa mierda!¡±
En la primera carta que subsiste en la historia de la correspondencia Moura-Kundera la editora le explicaba su deseo de publicarlo, le ofrec¨ªa su cat¨¢logo y le dec¨ªa que estar¨ªa dispuesta a ir (con Toni, que era el gerente de Tusquets) a verle en Par¨ªs. Kundera la llam¨® por tel¨¦fono, ¡°se qued¨® encantado con mi voz, le gust¨® mucho que en nuestro cat¨¢logo estuvieran Samuel Beckett y Czeslaw Milosz, aunque a este lo consideraba un mal escritor¡¡±. Y se fueron a ver a Kundera, ¡°?como quienes se ponen a escalar el Everest!¡±. Histri¨®nico, teatral, ir¨®nico, risue?o. ?Su car¨¢cter se transparenta en su correspondencia? ¡°Muy poco. Iba muy al grano, no se sal¨ªa del tema que tocaba, correg¨ªa cosas, preguntaba por las traducciones¡±. Ese fue el primer escollo de la relaci¨®n: Kundera quer¨ªa traducciones rigurosas, y ella le garantiz¨® esa pureza, y le demostr¨® que la traducci¨®n francesa a la que hab¨ªa sido vertida su obra no le hac¨ªa justicia, esos periodos tan largos para alguien que escrib¨ªa como Kafka. ¡°Ah¨ª me pidi¨® que yo fuera la que lo tradujera. Me toc¨®. Creo que ¨¦l se hab¨ªa informado, sab¨ªa que yo hab¨ªa traducido del franc¨¦s¡±. Fue amiga de Kundera, s¨ª. ¡°Lo fui mientras ¨¦l quiso¡ Fue muy claro. Hab¨ªa firmado una carta diciendo que mientras estuvi¨¦ramos al frente sus libros ser¨ªan de Tusquets. ?l sinti¨® como una cat¨¢strofe cuando le fuimos a decir qu¨¦ pod¨ªa suceder con la salud de Toni. En los ¨²ltimos tiempos creo que, de todos los editores que tiene, solo se ve con Gallimard¡±.
El otro patr¨®n de Beatriz de Moura, en este caso de trascendencia ¨¦tica, espiritual, es Albert Camus, en cuyo pa¨ªs, Argelia, ella vivi¨® en la infancia, con su padre diplom¨¢tico. Y la correspondencia que se conserva en su legado con la hija del autor de El extranjero, Catherine Camus, explica esa relaci¨®n filial con el escritor y fraternal con su descendiente. La conoci¨® por casualidad, y por casualidad Tusquets es editor de un libro decisivo de Albert Camus: el ¨²ltimo. Se hab¨ªan encontrado en Fr¨¢ncfort, en un bar; a Catherine le sorprendi¨® escuchar espa?ol. La amistad (y la proximidad a la literatura del Nobel de origen argelino, y menorqu¨ªn) los llev¨® a la casa de Catherine. Por casualidad, Beatriz vio que ella y su marido de entonces, Robert Gallimard, trabajaban en un manuscrito, que result¨® ser El primer hombre.
Fue un revoltijo de emociones que dieron de s¨ª otro de los grandes ¨¦xitos de la editora que se salv¨® del naufragio. Era, dice, como hablar con Camus. ?Y qu¨¦ sent¨ªa, en esa correspondencia que ahora est¨¢ en la BNE, hablando con su hija? ¡°?Como si me estuviera escribiendo con ¨¦l! Todas las cartas de esa ¨¦poca de la edici¨®n que preparamos juntas ten¨ªan que ver con el libro. Con mucho cuidado, con mucho respeto. Cuando Robert y ella me dec¨ªan que se quitaba o se manten¨ªa determinado p¨¢rrafo, yo pensaba en ¨¦l, y maldec¨ªa o me alegraba, seg¨²n¡±.
Argelia marc¨® la infancia de Beatriz de Moura. Aquel sol que rein¨® sobre la ¨¦poca en que Camus sit¨²a El primer hombre es ahora, cuando lo evoca en la humedad mediterr¨¢nea de Barcelona, como una luz que viene de lejos.
La donaci¨®n est¨¢ llena, claro, de nombres espa?oles. El descubrimiento ¡°gozoso¡± de Luis Landero, los esfuerzos tremendos (¡°qu¨¦ talento, qu¨¦ rigor de esta gran mujer trabajadora¡±) de Almudena Grandes, ¡°el dolor secreto¡± de Jorge Sempr¨²n, la prosa de Fernando Aramburu (¡°creo que me di cuenta de que ven¨ªa Patria"), la fortaleza literaria, y humana, de Cristina Fern¨¢ndez Cubas, de sus grandes amigas¡ Y, ay, la ruptura con Javier Cercas, cuyo Soldados de Salamina fue otro de los ¨¦xitos que cosech¨® esta editora cuyo gusto por leer resplandece en la historia de la edici¨®n en lengua espa?ola.
Ahora investigadores y curiosos pueden reconstruir (casi) toda esa historia, y podr¨¢n percibir humores y malhumores, negativas y afirmaciones. Es como sumergirse en una conversaci¨®n infinita que, miren por donde, comienza casi con un naufragio.
Las andanzas espa?olas
Muchos textos contenidos en la correspondencia est¨¢n resguardados por el copyright. Afectan tambi¨¦n a los autores espa?oles que han publicado en Tusquets, y que en una medida muy amplia siguen publicando en la editorial fundada por Beatriz de Moura. Sobre el tenor de esa relaci¨®n con ellos algunas cosas dice la editora.
Sempr¨²n. "Hab¨ªa en ¨¦l un dolor concreto, oculto. Est¨¢ en el silencio que ¨¦l mismo quiso imponer a su periodo en el campo de concentraci¨®n. Y a su salida, que no debi¨® ser f¨¢cil, y que no aparece por ning¨²n lado. Era muy pudoroso, con las palabras tambi¨¦n. En franc¨¦s puedes irte por las ramas, y en espa?ol no. ?l no ten¨ªa palabras que le parecieran adecuadas para explicar ni la m¨¢s m¨ªnima an¨¦cdota sobre el campo".
Almudena Grandes. "Hay muchas cartas entre ella y Toni. Es muy seria en su trabajo, no he visto a ninguna mujer trabajar as¨ª; quiz¨¢ solo a Cristina Fern¨¢ndez Cubas, a la que no le sobra ni una palabra, es una de las grandes, al nivel de Almudena, pero por otros motivos... El trabajo de esta es profuso, por su propio car¨¢cter, por su curiosidad, que no tiene fin. Se impone esta disciplina que no es propia de una mujer. No conozco otras escritoras que tengan el mismo rigor en la escritura y en la percepci¨®n de un hecho. Ella va a la base de un hecho hist¨®rico un poco a la manera de Maigret, con la misma severa mirada, aunque sus personajes no est¨¢n desquiciados. Yo tuve un problema con ella y me volv¨ª a Barcelona pensando que ¨ªbamos a perder a una gran autora por mi culpa. Ella hab¨ªa incluido una caja m¨¢gica en una narraci¨®n y a m¨ª me parec¨ªa que sobraba. Entonces Toni tom¨® las riendas y lo resolvi¨®. Y ten¨ªan una larga correspondencia que est¨¢ ah¨ª, y adem¨¢s com¨ªan muchas veces, sin m¨ª, por supuesto. Cuando hubo otra novela le pas¨¦ el texto a Juan Cerezo, entonces joven editor. 'Enti¨¦ndete t¨², que Almudena se entiende mejor con hombres".
Luis Landero. "Su primera carta es de 1990, y yo le contesto. Juegos de la edad tard¨ªa est¨¢ tan ajustadamente escrita que no hay posibles desencuentros entre editora y escritor. No hab¨ªa imperfecci¨®n. Vi desde ese principio que era un escritor como la copa de un pino. Lo ¨²nico que me cabre¨® fue saber que hab¨ªa enviado antes el manuscrito a otros. Lealtad mutua, sin problemas".
Fernando Aramburu. "Hay mucha correspondencia con ¨¦l. Recib¨ª su primera novela a principios de los ochenta; ya ten¨ªa que ver con Patria. Cuando le¨ª esta me di cuenta. Tiene cosas muy buenas; a veces tiene ca¨ªdas, pero leves, que quiz¨¢ yo note ahora porque leo por placer. Pero creo que cada d¨ªa est¨¢ m¨¢s libre, que cada libro es un paso adelante. Su cambio vino con El trompetista de la utop¨ªa. Ahora escribe cosas que tienen que ver con ¨¦l. En sus viajes a Euskadi se encontraba con cosas que est¨¢n en Patria. Finalmente, ya puede hablar de ese reencuentro. Y creo que ahora va a escribir cosas infinitamente mejores".
Javier Cercas. "Fue muy bonita nuestra correspondencia, hasta que dej¨® de serlo, cuando irrumpi¨® Carmen Balcells con un correo electr¨®nico en el que parece que ya se acababa nuestra relaci¨®n, tras el ¨¦xito de Soldados de Salamina. Hubo un silencio. All¨¢ ¨¦l si consideraba que con Carmen estaba m¨¢s seguro. Nosotros no hemos hecho p¨²blicas nunca esas cartas".
El a?o pr¨®ximo se cumplen 50 a?os de Tusquets, y Beatriz de Moura cumple ochenta a?os. Es posible que entonces este volumen de documentos (m¨¢s de 150 cajas) sea del dominio de los investigadores que acudan, en persona o por web, a la Biblioteca Nacional, a consultar la historia de una de las editoras m¨¢s cosmopolitas de Europa.
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