La pionera en el olvido
La escultora mexicana Geles Cabrera inaugura a sus 92 a?os una exposici¨®n que rescata su obra
Hasta hace unos meses, las esculturas de Geles Cabrera se amontonaban en el patio de su casa en Coyoac¨¢n, al sur de Ciudad de M¨¦xico. Sinuosas figuras de mujer talladas en piedra yac¨ªan sobre el pasto. Im¨¢genes casi ancestrales de hombres sentados envejec¨ªan en las esquinas. Algunas solo se intu¨ªan, ocultas entre la maleza de ese jard¨ªn escult¨®rico del olvido.
Se almacenaban all¨ª siete d¨¦cadas de trabajo ininterrumpido de una de las precursoras de la escultura moderna mexicana. Una pionera que, sin embargo, pocas veces encontr¨® espacio para sus obras en los principales museos de M¨¦xico. A sus 92 a?os, la artista acaba de inaugurar en el Museo Experimental El Eco la exposici¨®n Geles Cabrera: primera escultora de M¨¦xico, la mayor revisi¨®n de su trabajo que se haya hecho nunca. En ella se re¨²nen muchas de las piezas que se apilaban en su casa, otras tantas que don¨® al Colegio de M¨¦xico y una que forma parte de la colecci¨®n del Museo Universitario Arte Contempor¨¢neo (MUAC). La muestra es fruto de una serendipia, un azaroso encuentro entre la escultora y el artista Pedro Reyes.
¡°En libros de escultura de los a?os 50 y 60 hab¨ªa visto im¨¢genes de la obra de Geles, pero pens¨¦ que era una escultora del pasado¡±, cuenta Reyes en su casa estudio, una moderna construcci¨®n de concreto y techos altos situada a pocas calles de la casa de Cabrera.
Un d¨ªa decidi¨® investigar sobre ella en Internet, pero la b¨²squeda no arroj¨® m¨¢s que el n¨²mero telef¨®nico del Museo Escult¨®rico Geles Cabrera. ¡°Llam¨¦ y para mi sorpresa Geles contest¨® el tel¨¦fono¡±. Esta le cont¨® que el museo ya no exist¨ªa, pero acordaron conocerse. ¡°As¨ª empez¨® una amistad en la que me encontr¨¦ visit¨¢ndola todas las semanas¡±.
De esos encuentros naci¨® la idea de hacer una exposici¨®n que rescatase el trabajo de la escultora, pasado por alto durante d¨¦cadas en lo que Reyes califica como un ¡°grave caso de amnesia¡±.
La escultura no es de mujeres
Una amnesia que no fue fortuita, sino producto en gran medida de haber elegido una profesi¨®n dominada por hombres en la que una mujer no parec¨ªa tener cabida.
¡°No era una labor de mujer. No hab¨ªa mujeres escultoras en M¨¦xico¡±, dice Cabrera sentada en su estudio, donde sigue trabajando incansablemente con esculturas de papel de peri¨®dico. ¡°Yo me acuerdo que los maestros se enojaban mucho conmigo porque dec¨ªan que la escultura era nada m¨¢s de hombres¡±.
No son su pelo negro azabache ni el carm¨ªn en sus labios los que esconden su edad, sino una vitalidad en sus ojos negros, en sus inquietas manos de dedos alargados.
Nacida en Ciudad de M¨¦xico en 1926, Cabrera se abri¨® paso a golpe de cincel a pesar de que afamados escultores de la ¨¦poca se opusieran a ello, como Juan Fernando Olagu¨ªbel o Ignacio As¨²nsolo. ¡°Se mor¨ªan de coraje. No les gustaba la idea de ver a una mujer tallar piedra, dec¨ªan que eso era varonil¡±.
Los obst¨¢culos no pudieron contra su pasi¨®n por la escultura. Con una memoria que no flaquea, recuerda que de peque?a su padre le regalaba los moldes de la f¨¢brica de papel mach¨¦ de su abuelo, para que jugase haciendo esculturas ¡°en lugar de los trastecitos normales de las ni?as¡±.
Desde entonces no lo dej¨® nunca. Hasta hacerlo su forma de vida. En 1948 se convirti¨® en la primera mujer en exponer esculturas en M¨¦xico despu¨¦s de que la galer¨ªa Mont-Orend¨¢in le abriese las puertas. ¡°Me dijeron: ¡®?C¨®mo? ?Una mujer escultora? ?Qu¨¦ barbaridad! ?Claro que le prestamos la galer¨ªa!¡±.
Su paso por Cuba, donde entr¨® en contacto con artistas como Wifredo Lam, provoc¨® un giro en su trabajo. Al regresar se distanci¨® r¨¢pidamente del realismo y empez¨® a experimentar nuevas formas de escultura que no encajaban en la entonces estrecha visi¨®n de la Academia de San Carlos, donde estudiaba.
¡°Cuando empec¨¦ a hacer cosas diferentes el maestro me dijo: ¡®Aqu¨ª no puedes trabajar eso. Si no quieres hacer lo cl¨¢sico salte del sal¨®n¡¯. Y me sal¨ª del sal¨®n, simplemente¡±.
Preservar el legado
Sigui¨® explorando nuevas formas de representaci¨®n del cuerpo humano, formas sensuales en las cuales la piedra dejaba de ser ¨²nicamente un material para convertirse en un motivo. Colabor¨® con el reconocido arquitecto Luis Barrag¨¢n y form¨® parte del grupo GUCADIGO junto con ?ngela Gurr¨ªa, Juan Luis D¨ªaz y Mathias Goeritz.
Pero mientras los grandes escultores de la ¨¦poca consagraban sus carreras creando museos con ayuda p¨²blica, Cabrera ve¨ªa c¨®mo su obra quedaba relegada a las paredes de su casa. Por ello decidi¨® financiar ella misma el Museo Escult¨®rico Geles Cabrera, que estuvo abierto al p¨²bico 40 a?os de forma gratuita.
Lo cerr¨® hace unos a?os, incapaz de seguir sosteni¨¦ndolo, y las obras regresaron al patio de su casa.
Nada parec¨ªa indicar entonces que a sus 92 a?os estar¨ªa posando junto al p¨²blico en la inauguraci¨®n de su exposici¨®n en El Eco y recibiendo propuestas para hacer m¨¢s exhibiciones. ¡°Es verdaderamente asombroso e incre¨ªble. Nunca pens¨¦ que en un final de vida podr¨ªa tener esta oportunidad tan grande¡±. La esperanza de Reyes es despertar el inter¨¦s entre coleccionistas, museos y galer¨ªas para que ese legado se conserve y no vuelva a caer en el olvido.
Babelia
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