Mussolini, santo en Montreal
El dictador aparece en un fresco que decora la iglesia del barrio italiano desde la d¨¦cada de los 30 del siglo pasado
El barrio italiano de Montreal?¡ªconocido popularmente como La Petite Italie¡ª?aloja caf¨¦s, pizzer¨ªas, galer¨ªas y tiendas de art¨ªculos deportivos. Tambi¨¦n el templo de Nuestra Se?ora de la Defensa, de principios del siglo XX, considerado el epicentro espiritual de los italianos en Canad¨¢ y reconocido por un llamativo detalle: el dictador Benito Mussolini aparece, a lomos de un caballo, en el fresco que decora la b¨®veda de su ¨¢bside.
¡°No es l¨®gico ver a Mussolini en la iglesia si pensamos en todo lo que hizo. Recuerdo que me sorprend¨ª mucho cuando contempl¨¦ la imagen por primera vez¡±, afirma uno de los feligreses, Arcangelo Burcheri, que lleg¨® a Montreal desde su Sicilia natal con 14 a?os. Era 1953. Hoy disfruta de su jubilaci¨®n, tras d¨¦cadas de trabajo en la industria textil. ¡°Hay gente a favor y en contra de la imagen entre los italianos de la ciudad, pero no es un tema que levante pasiones¡±.
La comunidad extranjera m¨¢s antigua de Canad¨¢
La comunidad italiana de Montreal es la m¨¢s antigua del pa¨ªs norteamericano. El primer grupo considerable de familias procedentes del pa¨ªs europeo lleg¨® en 1860, aunque las dos olas migratorias m¨¢s numerosas tuvieron lugar de 1880 a 1925 y de 1950 a 1960. ¡°Hacer las Am¨¦ricas¡± era un proyecto que marcaba las coordenadas de Nueva York y Buenos Aires, pero tambi¨¦n las de la urbe m¨¢s poblada de Quebec que, en aquellos a?os, era la m¨¢s grande de Canad¨¢.
El autor del fresco es Guido Nincheri, nacido en Prato (Toscana) en 1885, instalado en la ciudad canadiense a partir de 1915 y fallecido en 1073. La autor¨ªa est¨¢ clara, pero con las fechas hay m¨¢s dudas: fue en alg¨²n punto, a¨²n indeterminado, entre 1930 y 1933, seg¨²n los especialistas. Nincheri es considerado uno de los artistas m¨¢s importantes del arte religioso en Am¨¦rica del Norte. Adem¨¢s de sus trabajos en arquitectura, pintura y vitrales en iglesias, como la de Saint-Viateur (Montreal) o la de San Antonio de Padua (Ottawa), mostr¨® tambi¨¦n su talento en recintos laicos como la Casa de la ?pera de Boston y el Museo de Historia Natural de Providence (Rhode Island).
A finales de la d¨¦cada de los cuarenta, Nincheri fue acusado de hacer propaganda a favor del r¨¦gimen de Mussolini con el fresco de Montreal y enviado al campo militar de Petawawa (Ontario). M¨¦lanie Grondin, editora de la revista Montreal Review of Books, public¨® el a?o pasado The Art and Passion of Guido Nincheri, una extensa biograf¨ªa del artista. ¡°Tuvo m¨¢s suerte que otros. Estuvo encarcelado ¨²nicamente tres meses. Giulia, su esposa, consigui¨® su liberaci¨®n. Logr¨® que varios miembros de prestigio de la comunidad montrealesa testificaran para aclarar que no ten¨ªa v¨ªnculos con el fascismo. Tambi¨¦n mostr¨® el plano original de la obra, donde no aparec¨ªa ni Mussolini ni el papa P¨ªo XI. Y fue obligado a incluir estas im¨¢genes por las autoridades religiosas bajo amenazas de romper el contrato¡±, dice Grondin a EL PA?S. ¡°La raz¨®n detr¨¢s de la negativa de Nincheri todav¨ªa es poco clara. Su hijo George dec¨ªa que el artista no quer¨ªa pintar eventos de tipo secular en edificios religiosos. Sin embargo, lo hizo en otros sitios¡±, agrega.
En los a?os de la guerra, diversas voces pidieron borrar la imagen de Mussolini de la iglesia. Los responsables del templo cubrieron con mantas el fresco a lo largo del conflicto b¨¦lico. Las opiniones cr¨ªticas cesaron durante varias d¨¦cadas. Sin embargo, volvieron a escucharse en 2002, cuando el fresco fue restaurado con un costo de 1.5 millones de d¨®lares canadienses (unos 990.000 euros). Loris Palma, l¨ªder del proyecto de restauraci¨®n, coment¨® en esos d¨ªas al diario Le Devoir: ¡°No es una publicidad del fascismo. Mussolini seguir¨¢ apareciendo, ya que es una de las figuras del episodio que muestra la obra. No se puede borrar, como piden, porque implicar¨ªa da?ar todo el fresco¡±. La iglesia fue declarada sitio hist¨®rico nacional por el Gobierno canadiense en noviembre de ese a?o.
La obra que inmortaliza al dictador fue realizada para celebrar la firma de los Pactos de Letr¨¢n, los acuerdos que en 1929 otorgaron independencia pol¨ªtica al Vaticano y reestablecieron las relaciones entre Roma y la Santa Sede. Adem¨¢s de Mussolini, en el fresco figura el papa P¨ªo XI y Guglielmo Marconi, el inventor que gan¨® el Nobel de F¨ªsica en 1909 y que fung¨ªa como senador italiano cuando se rubricaron estos pactos.
En su libro Fascism and the Italians of Montreal, Filippo Salvatore, profesor en la Concordia University, muestra que el Duce era admirado entre muchos miembros de la comunidad italiana en la ciudad canadiense. Incluso, se llegaron a organizar algunas marchas, con las distintivas camisas negras, en su apoyo. Salvatore tambi¨¦n relata c¨®mo diversos actores de peso en el nacionalismo quebequ¨¦s de la ¨¦poca no ocultaban su simpat¨ªa por el s¨¢trapa. En el lado contrario, muchos italianos cercanos al comunismo o al socialismo o que simplemente prefer¨ªan llevar una vida alejada de la pol¨ªtica, mostraban abiertamente su posici¨®n contraria al dictador.
A¨²n circula una petici¨®n en Internet, dirigida al Partido Quebequ¨¦s, exigiendo que Mussolini desaparezca del fresco. ¡°No olvidemos que abri¨® m¨¢s de 50 campos de concentraci¨®n para jud¨ªos, gitanos y eslavos despu¨¦s de haber instaurado una de las dictaduras m¨¢s sanguinarias de Europa¡±, reza un documento elaborado por el colectivo Quebec Facho Watch. ¡°Nincheri dijo que el arte nunca deber ser destruido. La obra es una herramienta para mostrar a la gente la historia italiana y, de igual modo, para contar la encarcelaci¨®n de varios ¨ªtalocanadienses durante la guerra¡±, afirma M¨¦lanie Grondin. Arcangelo Burcheri, que siempre se ha mostrado en contra de la imagen del dictador en el templo, piensa, en cambio, que los devotos van a la iglesia sin pensar en Mussolini desde hace mucho tiempo: ¡°Me preocupa m¨¢s la fuerza que ha vuelto a cobrar el fascismo en Italia que ese fresco¡±.
Babelia
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