¡°M¨¦xico es un pa¨ªs tartamudo¡±
El escritor mexicano presenta ¡®Esa luz que nos deslumbra¡¯, novela sobre el verano y el oto?o de 1968, contada desde los ojos de un funcionario de medio pelo de la Secretar¨ªa de Hacienda
El escritor Fabrizio Mej¨ªa es un habitual de la historia contempor¨¢nea de su pa¨ªs. M¨¦xico bulle en sus textos, burbujas ardientes del pasado reciente: la Guerra Sucia, la Direcci¨®n Federal de Seguridad, el presidente D¨ªaz Ordaz, Televisa y ahora los hechos del verano y el oto?o de 1968; agua antigua, sublimaci¨®n de aquello que Octavio Paz llam¨® r¨¦gimen de partido dominante. "Una tonter¨ªa, un eufemismo", dice tajante el autor.
Mej¨ªa llega a la entrevista con bolsas de pl¨¢stico en las manos. "?Fuiste a hacer el mandado?", le suelta, ir¨®nico, el escritor JM Serv¨ªn, que anda por aqu¨ª, en la misma librer¨ªa, atendiendo igualmente a los medios. Servin y Mej¨ªa, la vieja guardia canallesca y bohemia de Ciudad de M¨¦xico, tan queridos como repudiados, admirados y tambi¨¦n marginados.
Este a?o, coincidiendo con el 50 aniversario de la matanza de Tlatelolco, Mej¨ªa publica Esa luz que nos deslumbra (Random House, 2018), una novela sobre los hechos de 1968. Flaco como alambre de espinas, perdido en un mar de ropas negras, Mej¨ªa dice que el libro puede explicarse a partir de dos met¨¢foras. Una, las luci¨¦rnagas, dos, Ledezma, su personaje principal. Ledezma, un pat¨¦tico funcionario de la Secretar¨ªa de Hacienda, que ha vivido bajo la sombra de su mam¨¢, tartamudo, enamorado de una ni?a que ve por la ventana, cesado de su puesto por balar como las ovejas en una marcha en apoyo al partido ¨²nico, que acaba yendo a un doctor que le dice que si quiere acabar con su tartamudez debe relajar su ano.
Pregunta.?Parece un desgraciado Ledezma, pero al final resulta que es casi casi un superviviente.
Respuesta.?Ledezma es el s¨ªmbolo de la mayor¨ªa silenciosa mexicana, la gente a la que le toca la historia porque s¨ª, porque estaba por ah¨ª. Se ve enredado por las circunstancias y trata de protegerse, m¨¢s que resolver nada. La generaci¨®n que fue joven en los 70 alcanz¨® a sobrevivir al horror de la Guerra Sucia, y a las miles de prohibiciones que hab¨ªa en la ¨¦poca. Es una generaci¨®n de sobrevivientes. Mart¨ªn Luis Guzm¨¢n dice en La Sombra del Caudillo que el verbo que m¨¢s conjuga la pol¨ªtica mexicana es madrugar. Aunque yo dir¨ªa que despu¨¦s del 68 es acomodarse. Porque para sobrevivir, todo el mundo acaba encontrando un lugar. Menos el h¨¦roe, cuyo lugar es el cementerio.
Ledezma va y viene. Aparece y desaparece, tartamudeando, escribiendo cartas a morosos. Su historia navega el texto junto a la Historia, esto es, las conversaciones del presidente Gustavo D¨ªaz Ordaz con sus subordinados en los albores de la noche de Tlatelolco, las eternas discusiones del Comit¨¦ Nacional de Huelga, la represi¨®n, la tortura. Aparece y desaparece.
P.?Hay un cap¨ªtulo al final en que hablas de la luz que emiten las luci¨¦rnagas. Hay una frase que dice: "?Y si la revoluci¨®n era solo querer ser de otro modo distinto del que quieren que sea necesario, el aceptable, el decente?"...
R.?Las dos met¨¢foras que yo creo que son m¨¢s importantes... Una son las luci¨¦rnagas, que no alumbran, pero se sabe que est¨¢n ah¨ª porque de pronto se encienden. Esos son los movimientos sociales mexicanos. Ah¨ª est¨¢n, se encienden aunque nunca alumbran realmente. Claro, esto est¨¢ escrito antes del 1 de julio -cuando gan¨® la presidencia el candidato izquierdista Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador... La idea de las luci¨¦rnagas es jugar con la met¨¢fora de la luz y la oscuridad en que est¨¢ el movimiento del 68 en ese momento. La luz del movimiento es agosto, hasta el informe presidencial. Y luego empieza a oscurecerse hasta la noche del 2 de octubre.
La otra met¨¢fora es el tartamudeo. Una historia que se repite porque el pa¨ªs no se enfrenta a s¨ª mismo, como Espa?a... Esta conversaci¨®n la tuve con Cercas hace tres a?os cuando sac¨® El Impostor. Si no miramos lo que nos hicimos entre nosotros no podemos avanzar. El pa¨ªs va a estar tartamudeando las mismas cosas.
Para Mej¨ªa, el presente podr¨ªa pensarse como la consecuencia de un c¨²mulo de masacres, primero el 68, luego El Halconazo, otro episodio de represi¨®n del r¨¦gimen priista tres a?os despu¨¦s de Tlatelolco, recogido ahora en la ¨²ltima pel¨ªcula de Alfonso Cuar¨®n, y as¨ª hasta llegar a la desaparici¨®n de los 43 estudiantes de Ayotzinapa en Iguala, hace cuatro a?os.
P.?En 2013 publicaste un ensayo corto, So?ar el 68 y escrib¨ªas: "Lo siniestro siempre es doble: lo oscuro de los victimarios y los estragos de esa oscuridad sobre las v¨ªctimas". ?Dir¨ªas que ha cambiado lo siniestro en estos a?os?
R.?No. He estado siguiendo los foros y son una colecci¨®n de horrores. [Se refiere a las reuniones organizadas por L¨®pez Obrador, para escuchar a las v¨ªctimas de la violencia de estos a?os]. Es decir, tienes por una parte a las v¨ªctimas, que est¨¢n contando historias terribles, porque no saben qu¨¦ pas¨® con sus familiares. El horror es no saber, pero tambi¨¦n la idea de que las v¨ªctimas deban de perdonar. ?Por qu¨¦ no piden primero perd¨®n los victimarios? En el caso de la Guerra Sucia y luego el calderonato y las matanzas, si antes eran comunistas y estaban metidos en pol¨ªtica, ahora son crimen organizado y est¨¢n metidos en el narco. Entonces se justifica ante la sociedad que es por un bien mayor que desaparezcan 100.00 personas.
Hace tres a?os lo platicaba con S¨¢nchez Cordero -pr¨®xima secretaria de Gobernaci¨®n. Y me dec¨ªa, 'en derecho un juez puede decidir c¨®mo se repara un da?o, pero existe lo irreparable'. Quiz¨¢ lo m¨¢s siniestro sea eso, ya no puede haber reparaci¨®n del da?o, porque buena parte de los desaparecidos no van a aparecer.
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