Un ¡®selfie¡¯ para completar la provocaci¨®n de Banksy
Decenas de curiosos acuden a ver la obra triturada ¡®El amor est¨¢ en el cubo de la basura¡¯, que su propietaria accedi¨® a exponer durante un tiempo limitado
Las decenas de curiosos que a media ma?ana de ayer se iban amontonando en la acera de la londinense New Bond Street se miraban entre ellos y comenzaban a sospechar que estaban siendo protagonistas y v¨ªctimas de una nueva trampa/montaje. La casa de subastas Sotheby¡¯s hab¨ªa anunciado que durante este fin de semana el p¨²blico podr¨ªa ver expuesta la obra de arte que m¨¢s revuelo ha causado en los ¨²ltimos d¨ªas: Ni?a con un Globo, del artista grafitero Banksy, que ha rebautizado su creaci¨®n Love Is In the Bin (El amor est¨¢ en el cubo de la basura), despu¨¦s de triturarla a medias antes el pasmo de todos los que asist¨ªan a la subasta.
La mujer an¨®nima que compr¨® el lienzo, por m¨¢s de un mill¨®n de euros, y que se reafirm¨® en su decisi¨®n a pesar del destrozo (¡°Despu¨¦s del susto inicial, empec¨¦ a darme cuenta poco a poco de que ten¨ªa en mis manos una pieza de la historia del arte¡±, dijo), permiti¨® que los curiosos pudieran ver por un tiempo limitado la obra. Pero el anuncio se hab¨ªa hecho en el ¨²ltimo momento y nadie ten¨ªa claro a partir de qu¨¦ hora se podr¨ªa acceder o si la puerta desde la que comenzaba a crecer la fila hasta dar la vuelta a la manzana era la correcta. Algunos viandantes se sumaban por pura curiosidad y solo despu¨¦s preguntaban el motivo por el que estaban esperando.
Para Instagram
¡°No tengo ni idea de arte, pero por nada del mundo me perder¨ªa la oportunidad de hacerme una foto al lado de lo que todo el mundo est¨¢ comentando esta semana¡±, explicaba con una sonrisa Dennis, un hombre en la treintena que trabaja en el sector financiero de Londres, en la City, y que lo primero que miraba en cada cuadro de arte africano expuesto en la sala anterior a la obra de Banksy era el precio, encantado de que las creaciones contempor¨¢neas fueran, seg¨²n ¨¦l, tan asequibles. Si por asequible se entiende un promedio de entre 30.000 y 40.000 euros por pieza. ¡°Imagino que todos los que est¨¢n aqu¨ª vienen con la misma intenci¨®n. Hacerse un selfie en cuanto est¨¦n delante y colgarlo en Instagram¡±. No se equivocaba. En peque?os grupos de 10 en 10 iban entrando los curiosos al sanctasanct¨®rum del edificio de Sotheby¡¯s durante unas horas, m¨®vil en ristre, y comenzaban a inmortalizarse a s¨ª mismos o entre ellos. ¡°?Te importa hacernos una foto?¡±, ped¨ªa una mujer rubia con beb¨¦ y carrito delante del cuadro. Ella miraba a la c¨¢mara. El beb¨¦, sin entender nada, al globo en forma de coraz¨®n y a los colgajos de la ni?a triturada que se desprenden por debajo del marco.
Expertos y no tan expertos se han lanzado a debatir apasionadamente esta semana si Banksy ¡ªque tantos a?os despu¨¦s de mofarse con sus obras subversivas de la autoridad, y especialmente del opaco y elitista mundo del arte se ha convertido en el gamberro tolerado y protegido del que todos acaban benefici¨¢ndose¡ª ha creado con su montaje una nueva obra de arte o se le ha ido la mano.
La respuesta, vista la excitaci¨®n con que el p¨²blico esperaba a que llegara su momento de ver de cerca a la ni?a triturada, es que el arte reside en la mirada del espectador. ¡°Por supuesto que es arte. Banksy ha sido capaz de enga?ar a todos y dar una bofetada en la cara a este mundo de estirados y encima, seguro que gracias a su gamberrada lograr¨¢ que sus obras suban en cotizaci¨®n¡±, dec¨ªa entusiasmada Carolina, una mujer latinoamericana que aguard¨® pacientemente la cola junto a su hija para poder ver de cerca el objeto del momento.
La cara de satisfacci¨®n de los responsables de Sotheby¡¯s durante la jornada lo dec¨ªa todo. Cada pocos metros, un empleado de la casa de subastas indicaba a los curiosos, con amabilidad desbordada, qu¨¦ otras exposiciones pod¨ªan ver aprovechando su visita.
Muebles de estilo art dec¨®, todo tipo de pintura contempor¨¢nea, joyas de cualquier ¨¦poca. El acto rebelde e iconoclasta del grafitero ha dado un impulso inesperado a la instituci¨®n, sin consecuencias no intencionadas. M¨¢s all¨¢ de alguna que otra columna de opini¨®n en la prensa brit¨¢nica cuestionando los est¨¢ndares de credibilidad y la transparencia contable del mercado del arte contempor¨¢neo, los centenares de curiosos, de toda clase y condici¨®n, que han acudido durante el fin de semana a Sotheby¡¯s se dan por satisfechos, como la flamante propietaria de la obra, con hacerse una foto al lado de un pedazo de la historia del arte del que todo el planeta ha hablado durante los ¨²ltimos d¨ªas.
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