Muere Joachim Ronneberg, jefe del comando que sabote¨® la bomba at¨®mica nazi
El ¨²ltimo de los h¨¦roes de Telemark, fallecido con 99 a?os, evit¨® en 1943 el gran proyecto militar de Hitler
Ya no quedan h¨¦roes de Telemark, y el mundo est¨¢ m¨¢s vac¨ªo de valor y de aventura. El legendario Joachim Ronnenberg, el ¨²ltimo de los miembros del famoso grupo de comandos que sabote¨® las instalaciones de fabricaci¨®n de agua pesada de Vermok, en Rjukan, en la regi¨®n de Telemark (Noruega), fundamentales para el proyecto de bomba at¨®mica nazi, ha fallecido el pasado d¨ªa 21 en su localidad natal noruega de Aalesund a los 99 a?os. Ronnenberg, entonces con 23 a?os y teniente, era el jefe de la peque?a fuerza de valientes que asalt¨® la planta hidroel¨¦ctrica de la empresa Norsk Hydro el 27 de febrero de 1943 y vol¨® con explosivos su equipo para fabricar agua pesada, alejando los sue?os de Hitler de conseguir un arma nuclear, a Dios gracias.
Eran nueve, llegaron en una helada noche de invierno vistiendo ropa blanca de camuflaje, enterrados en nieve hasta la cintura, armados con metralletas Thompson, pistolas y granadas, cargados con los explosivos y portando cada uno una ampolla con cianuro just in case ¡ªcomo les dijeron los instructores ingleses¡ª, por si acababan en manos de los alemanes, previsiblemente poco comprensivos con los saboteadores aunque llevaran debajo uniforme militar brit¨¢nico.
La osada operaci¨®n en la Noruega ocupada, una de las m¨¢s famosas y exitosas de comandos en la Segunda Guerra Mundial y una verdadera lecci¨®n de supervivencia en condiciones dr¨¢sticas, fue recreada de manera bastante libre ¡ªdemasiado, seg¨²n el propio Ronneberg¡ª en la famosa pel¨ªcula Los h¨¦roes de Telemark (1965), de Anthony Mann, con Kirk Douglas y Richard Harris. La reciente serie noruega La guerra del agua pesada (2015), explica los hechos de manera mucho m¨¢s ajustada a la realidad hist¨®rica. No hubo disparos y los comandos no sufrieron bajas ni tuvieron que matar a nadie.
El ataque de Ronnenberg y su grupo, la denominada Operaci¨®n Gunnerside, montada por las fuerzas especiales brit¨¢nicas del SOE (Special Operations Executive) y la resistencia noruega, era en realidad la culminaci¨®n de una serie de fren¨¦ticos y desesperados intentos para acabar con la amenaza que supon¨ªa el agua pesada ¡ª¨®xido de deuterio, moderador de la reacci¨®n en cadena para fabricar una bomba de plutonio¡ª que se obten¨ªa, antes de la guerra, al producir fertilizante, en la peque?a localidad del centro de Noruega. En el curso de un intento anterior, la Operaci¨®n Freshmann, hab¨ªan muerto, al estrellarse los dos planeadores Horsa que los transportaban para infiltrarlos en la Noruega ocupada o fusilados tras capturarlos los nazis, una treintena de paracaidistas brit¨¢nicos.
La introducci¨®n del comando noruego ¡ªformado por exiliados en Gran Breta?a¡ª en una de las regiones m¨¢s salvajes y fr¨ªas del pa¨ªs escandinavo requiri¨® a sus miembros enormes dosis de coraje y aguante. Un primer grupo de tres (Swallow) se adelant¨® para preparar una peque?a base en una caba?a aislada. Ronnenberg lleg¨® en paraca¨ªdas en el segundo grupo de seis. Tardaron cinco d¨ªas en encontrarse. Esquiaron (no en balde eran noruegos) hasta el objetivo. A la f¨¢brica (hoy visitable como museo) solo se pod¨ªa acceder por un vertiginoso puente sobre el r¨ªo Mana muy vigilado por los alemanes. Los comandos descendieron por uno de los lados de la garganta, cruzaron la corriente por un puente de hielo y treparon esforzadamente por el otro lado. Mientras los dem¨¢s los cubr¨ªan, Ronneberg y Fredrik Kayser, a los que se unieron despu¨¦s otros dos miembros del equipo de demolici¨®n, entraron en la factor¨ªa, pusieron las cargas y salieron pitando. Una operaci¨®n limpia. Quien firma estas l¨ªneas tuvo el privilegio de revivir la acci¨®n durante el rodaje in situ en febrero de 2014 de la serie noruega. Durante unos segundos, en un descanso, en medio de la nieve en el barranco, incluso pude sostenerle la metralleta al actor Tobias Santelmann, que encarnaba a Ronneberg, mientras se com¨ªa un bocadillo.
Mientras los dem¨¢s los cubr¨ªan, Ronneberg y Fredrik Kayser, a los que se unieron despu¨¦s otros dos miembros del equipo de demolici¨®n, entraron en la factor¨ªa, pusieron las cargas y salieron pitando. Una operaci¨®n limpia.
Ronneberg, un hombre alto y en su madurez con aspecto de Clint Eastwood, dec¨ªa que solo hab¨ªa entendido la importancia de lo que sus comandos y ¨¦l hicieron despu¨¦s del lanzamiento de las bombas at¨®micas en Hiroshima y Nagasaki. Pens¨® que, de haber fallado ellos, Londres pod¨ªa haber quedado como las ciudades japonesas. Sab¨ªan que era una misi¨®n casi suicida. ¡°A menudo pens¨¢bamos que era un viaje solo de ida¡±. Tambi¨¦n se?alaba que la huida de 320 kil¨®metros a Suecia tras el sabotaje, con millares de alemanes enfurecidos persigui¨¦ndolos a trav¨¦s de la Noruega cubierta de nieve, hab¨ªa sido ¡°el mejor fin de semana de esqu¨ª de mi vida¡±. As¨ª hablan los valientes. Se salvaron todos, alguno, como Knut Haugland, para luego formar parte de la expedici¨®n de la Kon-Tiki, nada menos. Ronneberg, que hab¨ªa escapado a Escocia en un bote tras la invasi¨®n alemana en 1940 y se hab¨ªa alistado para regresar a luchar, realiz¨® otras misiones durante la guerra. Recibi¨® numerosa condecoraciones, entre ellas la Cruz de Guerra con espadas noruega y la DSO (Orden de Servicios Distinguidos) brit¨¢nica (sin duda todo el equipo mereci¨® la Cruz Victoria). Tras la guerra trabaj¨® en la radio p¨²blica de su pa¨ªs. Siempre se mostr¨® reservado y modesto sobre su papel en la operaci¨®n en Telemark y advirti¨® a los j¨®venes que hay que estar dispuestos en todo momento a luchar por la paz y la libertad.
La primera ministra de Noruega, Erna Solberg manifest¨® al conocer la noticia de la muerte de Ronneberg: ¡°Era uno de nuestros grandes h¨¦roes. La ¨²ltima de las grandes figuras de la Resistencia¡±. En 2014 se le hab¨ªa dedicado una estatua (que lo mostraba de manera muy realista y ataviado de comando) en su ciudad.
El esfuerzo de los h¨¦roes de Telemark sirvi¨® para detener la producci¨®n de agua pesada varios meses, seguramente decisivos para que Hitler no tuviera su bomba. Pero luego, por si acaso, los aliados decidieron bombardear la planta (algo que se hab¨ªa descartado para evitar la muerte de civiles). El ataque masivo de 160 bombarderos estadounidenses en noviembre de 1943 caus¨® la muerte de 22 noruegos. Posteriormente, en febrero de 1944, la resistencia hundi¨® en el vecino lago Tinn el transbordador que part¨ªa para llevar a Alemania las ¨²ltimas existencias de agua pesada. Murieron otros 14 civiles noruegos. Todo lo cual hace m¨¢s notable la gesta incruenta de Ronneberg y los suyos, esos hombres valientes, inolvidables.
Babelia
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