Las tertulias que nunca m¨¢s tendr¨¢n lugar
Calvo Serraller nos cautivaba a todos con su forma tan ingeniosa de hablar de arte y de cultura
No hace mucho, cenando en mi casa Paco Calvo Serraller y Blanca Mu?oz, me pidi¨® el profesor, como le llam¨¢bamos, que le bajara de la biblioteca algunos libros suyos pendientes de dedicatoria. Aprovech¨¦ para devolverle los ¨²ltimos que me hab¨ªa dejado ¡ªcuriosidades de la historiograf¨ªa del arte¡ª entre ellos el que escribiera Juli¨¢n G¨¢llego sobre la condici¨®n liberal de los artistas cl¨¢sicos, tema recurrente de nuestras conversaciones en las que arte, cultura, filosof¨ªa, derecho y actualidad pol¨ªtica se entremezclaban durante horas, las tertulias que nunca m¨¢s tendr¨¢n lugar.
Paco pose¨ªa un fondo humano extraordinario.T¨ªmido pero educado y amable como pocos, distante a veces con los extra?os, cari?oso con los pr¨®ximos, intenso y cr¨ªtico siempre, a todos nos cautivaba con su forma tan ingeniosa de hablar de arte y de cultura, tan diferente de la de los dem¨¢s historiadores y cr¨ªticos.
Cuando se acordaba constantemente de Cristina Rodr¨ªguez Salmones y cuando depositada de modo tan delicado su brazo en Blanca Mu?¨®z, mostraba el profesor esa cara human¨ªsima y sensible del intelectual que, mas all¨¢ de su sabidur¨ªa, vive del recuerdo y de la compa?¨ªa. Pienso que el impacto de la muerte s¨²bita de su querid¨ªsima hija Marina y de la de su longevo padre, casi todo de golpe, y aun m¨¢s cerca la de amigos tan queridos como Eduardo Arroyo, a los que nunca les falt¨® una necrol¨®gica, quebraron las ganas de vivir del maestro, abrieron su alma a la melancol¨ªa y su cuerpo a la vulnerabilidad que la enfermedad traidora aprovecha para extender sus tent¨¢culos mortales y fulminar a los seres humanos sin piedad en cuesti¨®n de meses.
Me quedo con su disposici¨®n a compartir sus conocimientos, con la experiencia de su vida, con la sagacidad de la palabra clarividente. Me quedo con su compromiso con la democracia, las libertades y el progreso. Me quedo, sobre todo, con la amistad fiel, la lealtad incondicional y con tantos momentos felices compartidos en torno a los palillos chinos del ¡°men¨² del profesor¡±, los viajes a Dresde, a Colonia y otros lugares de la mano de su querido Museo del Prado. Ya le not¨¦ algo cansado hace poco m¨¢s de un a?o en su investidura como doctor?honoris causa en Salamanca y he asistido al entusiasmo que puso en los esfuerzos de los ¨²ltimos meses. En la cena de su 70? aniversario, en la colaboraci¨®n en el cat¨¢logo de la exposici¨®n de arte y arquitectura de Bankinter, en la muy reciente exposici¨®n de Blanca o, en fin, en su intervenci¨®n hace solo unos d¨ªas en el homenaje a Manuela Mena. Tambi¨¦n en la generosidad de sus ultimas disposiciones.
Privilegio de los elegidos, ha tenido Paco, dentro de todas las desdichas, la lucidez de mente y la fuerza de ¨¢nimo final que nos seguir¨¢n asombrando ¡ªy acompa?ando¡ª siempre.
Rafael Mateu de Ros es Doctor en Derecho.
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