Muere el catedr¨¢tico Francisco Calvo Serraller, referencia indiscutible en el mundo del arte

A Francisco Calvo Serraller, fallecido ayer a los 70 a?os tras una enfermedad dolorosa que ¨¦l hizo invisible, que no lo dobleg¨® nunca, el mundo del arte lo tiene que despedir con muchos honores. En primer lugar, con el que merece la claridad con que expres¨® su sabidur¨ªa, en la c¨¢tedra y en la prensa; fue cr¨ªtico de arte de este peri¨®dico, donde ense?¨® a valorar lo desconocido y regal¨® a los lectores un conocimiento exhaustivo que explic¨® con brillantez e inteligencia. Otro honor, como catedr¨¢tico y divulgador, y tambi¨¦n como servidor p¨²blico. Fue un audaz director del Prado y fue en esta instituci¨®n en la que tuvo su ¨²ltima intervenci¨®n p¨²blica, el lunes 5 de noviembre, en el homenaje de despedida, por jubilaci¨®n, de su amiga Manuela Mena, conservadora jefa del departamento de Pintura del siglo XVIII y Goya.

Ese d¨ªa, venciendo una enfermedad que intentaba sin ¨¦xito disminuir tanto su voz como su mente, explic¨® la trayectoria de Mena con el esp¨ªritu de un periodista ilustrado; record¨® c¨®mo la figura de Mena se hab¨ªa instalado entre los iconos del pop ingl¨¦s. Un amigo suyo, que lo escuch¨® dictar esa conferencia sin papeles, le envi¨® esa noche un mensaje en el que destacaba lo que hab¨ªa dicho, de qu¨¦ modo. Se hab¨ªa servido de la palabra para construir el monumento que se le deb¨ªa a Mena. ¡°Un retrato tan po¨¦tico y humano¡±, dec¨ªa el mensaje.

Paco era as¨ª, capaz de hacer retrato de otros y de usar, como los grandes de la historia de la escritura sobre el arte, el lenguaje escrito para que la pintura, sobre todo la pintura, y cualquiera de las artes pl¨¢sticas, fuera un correlato de la belleza que intentaba descifrar.

Madridista, discutidor de f¨²tbol y de cualquier cosa, hombre con sentido del humor, era de la estirpe de Javier Pradera, su amigo. Como catedr¨¢tico de Historia del Arte Contempor¨¢neo de la Complutense de Madrid, era como el flautista de Hamel¨ªn, capaz de llevarse consigo alumnos fascinados por su manera de explicar. El Prado lo contrat¨® en 1993; las burocracias imperantes lo apearon de ese puesto un a?o despu¨¦s (dimiti¨® tras la cesi¨®n de una sala del museo para un reportaje de una revista), pero ¨¦l no guard¨® resquemor ni nunca us¨® su autobiograf¨ªa para desmerecer esa zona tan importante de su dedicaci¨®n, que prosigui¨® desde la cr¨ªtica y la docencia. Escribi¨® ensayos y monograf¨ªas de los artistas relevantes del panorama espa?ol y public¨® libros de relevancia para las artes (Teor¨ªa de la pintura del Siglo de Oro, La imagen rom¨¢ntica de Espa?a, Los g¨¦neros de la pintura, El Guernica de Picasso¡­). La reconstrucci¨®n espa?ola de la imagen de Picasso, el respeto nacional por esta figura trasterrada, tiene en Paco Calvo uno de los responsables m¨¢ximos.

Acad¨¦mico y columnista

Acud¨ªa cada dos martes a su cita con los lectores de este peri¨®dico a trav¨¦s de sus columnas bajo el ep¨ªgrafe de Extrav¨ªos. La ¨²ltima, sobre el Museo de Bellas Artes de Bilbao, se public¨® el 6 de noviembre. Nacido en Madrid, en 1948, era miembro, desde 2001, de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Fue comisario de importantes exposiciones como La imagen de la mujer y Picasso. Tradici¨®n y vanguardia (ambas en el Museo del Prado, en 2001 y 2005, respectivamente)

Era un hombre comprometido con el arte y con la vida. Fue emocionante siempre su relaci¨®n con su familia, con sus hijos, con sus amigos. Con este peri¨®dico. En tiempos en que la juventud nos animaba a todos a olvidar o a competir, su relaci¨®n dial¨¦ctica con estas p¨¢ginas ayud¨® a consolidar su opini¨®n como una forma de poner dique a la tentaci¨®n period¨ªstica de olvidarse de lo importante. Y por eso fue uno de los pilares de EL PA?S, no solo por lo que este peri¨®dico se?alaba sino por lo que ¨¦l nos advert¨ªa como camelos que ¨¦l desvelaba.

Para quienes hemos trabajado con ¨¦l, y en cierto sentido a sus ¨®rdenes, pues ten¨ªa la autoridad moral y profesional para hacerlo, esta p¨¦rdida es una enorme herida. Cuando uno de nosotros le escribi¨® hace d¨ªas para darle las gracias por sus palabras de homenaje a Mena, respondi¨® as¨ª: ¡°Gracias por tan buen aliento¡±. ?l fue para nosotros un aliento mayor, un maestro.