Grande o peque?a, pero a la carta

Dicen los hermanos Coen. o al menos uno de los dos, que en sus vidas siempre ha existido la posibilidad de ver cine fuera de los cines. En la tele o en el video, por ejemplo. Pero cuando estos sistemas triunfaron, la industria se levant¨® en armas agrandando el tama?o de las pantallas del cine, enriqueciendo los efectos sonoros o visuales o m¨¢s modestamente con aquella campa?a que pregonaba que ¡°El cine dentro del cine¡±, con similar entusiasmo publicitario con el que ahora se est¨¢n lanzando las plataformas televisivas como Netflix que acaba de promocionar la estupenda aunque irregular ¨²ltima pel¨ªcula de los Coen La balada de Buster Scruggs. Es inevitablemente irregular ya que al tratarse de un largo con seis historias cortas e independientes, alguna de ellas acabar¨¢ interesando m¨¢s que sus compa?eras; ya ocurr¨ªa en los tiempos de los largometrajes compuestos por episodios y sigue ocurriendo igual, siendo del mismo director o de directores distintos, el cl¨¢sico Fritz Lang o el actual Daniel Szifron.

?Se puede comprobar con toda facilidad en la tele o el ordenador, incluso hay p¨¢ginas especiales para ello. Por ejemplo, se acaba de relanzar la llamada FlixOl¨¦, que re¨²ne a buena parte del mejor cine espa?ol de todos los tiempos, junto a una selecci¨®n de cl¨¢sicos de Hollywood; de momento cerca de 3.000 pel¨ªculas por unos tres euros al mes. Hace unos d¨ªas fue presentada en la Real Academia de la Lengua por, entre otros, Manuel Guti¨¦rrez Arag¨®n, Santiago Segura, Concha Velasco, Jos¨¦ Sacrist¨¢n y Enrique Cerezo. Tal y como dicen los hermanos Coen existe la posibilidad de ver pel¨ªculas al margen de las salas de cine, tanto actual¨ªsimas como la ¨²ltima suya as¨ª como joyas cl¨¢sicas a trav¨¦s de esta FlixOl¨¦ como de otra, Filmin, que tambi¨¦n sirve su cat¨¢logo a la carta y que no se deber¨ªa dejar de conocer.