Bernardo Bertolucci: la alegr¨ªa de filmar y de vivir
Es imposible imaginarse el cine europeo sin la figura del director italiano
Es imposible imaginarse el cine europeo sin la figura del italiano Bernardo Bertolucci. En ¨¦l se conjugaron las ansias de la experimentaci¨®n, las vivencias del 68, la pasi¨®n por su pa¨ªs natal y por Francia, una ¨¦poca de fagocitaci¨®n por Hollywood, la militancia a favor del Partido Comunista y por tanto la defensa a ultranza de unos ideales hasta la desilusi¨®n por una ideolog¨ªa que se alej¨® de sus principios, y una madurez que le devolvi¨® a una sencillez que escond¨ªa la complejidad de su alma. Bertolucci ha muerto esta ma?ana en Roma, en su casa del barrio del Trastevere a los 77 a?os, y no por ser una noticia esperada, a causa de su delicado estado de salud que le ten¨ªa atado los ¨²ltimos tiempos a una silla de ruedas, deja de sorprender menos. Porque el cineasta fue siempre un amante temperamental de la vida; le gustaba citar la m¨¢xima de Renoir: ¡°Hay que dejarse llevar por la joie de vivre y dejar las puertas abiertas a la realidad¡±.
Adem¨¢s de un Le¨®n de Oro de Honor de Venecia en 2007 y otra Palma de Oro de Honor en Cannes en 2011, en su paso por las grandes producciones obtuvo dos Oscar personales: los de mejor direcci¨®n y guion adaptado por El ¨²ltimo emperador ¡ªel filme recibi¨® nueve¡ª. Pero los premios no reflejan la huella que ha dejado Bertolucci en Europa, incluso en Espa?a, donde muchos ni?os se llaman Olmo a imagen y semejanza del personaje de G¨¦rard Depardieu en Novecento, el fresco ¨¦pico de la lucha de clases en el siglo XX en Italia.
Nacido en Parma, en 1940, era hijo del poeta Attilio Bertolucci y la profesora Ninetta Giovanardi. ¡°Escrib¨ª poes¨ªa, pero decid¨ª no continuar porque ¨¦l era demasiado bueno y no pod¨ªa ganarle¡±, recordaba el cineasta. Por su padre conoci¨® a Pier Paolo Pasolini, quien se convirti¨® en su padrino. ¡°Fue el ¨²ltimo profeta que hemos tenido los italianos¡±, aseguraba. En el documental Bertolucci on Bertolucci, Luca Guadagnino defin¨ªa su figura a trav¨¦s de sus inicios con ese otro tit¨¢n del arte en Europa: ¡°Bernardo es un cuentista maravilloso y profundo. Su voz ha cambiado en el tiempo, lo mismo que su aspecto f¨ªsico, pero su mirada es potente, lo mismo que su inteligencia y capacidad de expresi¨®n. Es una persona de gran cultura. Vamos, merendaba con Pasolini¡±.
Y aunque empez¨® con Pasolini, en su segunda pel¨ªcula, Antes de la revoluci¨®n (1964) ¡ªla primera en la que pod¨ªa mostrar su propia voz¡ª, afirmaba a trav¨¦s de un personaje que ¡°no se puede vivir sin Rossellini¡±. En realidad, parece el pr¨®logo que anuncia su carrera: es un cineasta elegante, que no puede negar su pasi¨®n por rodar bello, incluso con aire aristocr¨¢tico con la c¨¢mara y en su f¨ªsico, pero a la vez quiere romper, cambiar el mundo a trav¨¦s de una ideolog¨ªa marxista.
El 68 lo vive intensamente y marca su vida, como recordaba en una entrevista en EL PA?S en 2013: ¡°Desde ni?o crec¨ª en la leyenda de la resistencia ¡ªyo soy de Parma, los partisanos, los comunistas¡¡ª, y despu¨¦s me encontr¨¦ con esa onda maravillosa de los a?os sesenta, del 68, que ha sido despu¨¦s muy criticada, olvidada incluso. Pero para m¨ª el 68 ¡ªque dur¨® hasta la d¨¦cada de los ochenta¡ª sigue siendo muy importante: fue el ¨²ltimo momento en que, a trav¨¦s de los j¨®venes, la gran comunidad internacional so?¨® con cambiar el mundo. Y de all¨ª parti¨® de alguna manera el nuevo modelo de sociedad¡±. En 1970 estrena La estrategia de la ara?a, rodada inicialmente para televisi¨®n, y basada en el cuento de Borges Tema del traidor y del h¨¦roe, sobre un hombre que vuelve al lugar donde asesinaron a su padre, y El conformista, con Jean-Louis Trintignant como un tipo d¨¦bil de car¨¢cter, que acaba traicionando a todo lo que le rodea y se dispone a asesinar a su antiguo profesor por orden del fascismo. Esa fue la pel¨ªcula que impresion¨® a Marlon Brando y que le llev¨® aceptar El ¨²ltimo tango en Par¨ªs (1972). Es tambi¨¦n el t¨ªtulo que populariza su nombre, algo que buscaba porque no quer¨ªa encasillarse como cineasta experimental sino llegar a todo el p¨²blico.
El ¨²ltimo tango en Par¨ªs devino en fen¨®meno mundial, porque m¨¢s all¨¢ de la secuencia de sexo con mantequilla, de la enormidad del talento de Brando, de los tonos anaranjados de la fotograf¨ªa de Vittorio Storaro y del saxo de Gato Barbieri, hay un cineasta ahondando en el dolor del ser humano, en el desgarro emocional que muestra con idea de autor¨ªa y de apuesta a la vez por un cierto espect¨¢culo.
Gracias a su ¨¦xito pudo filmar Novecento (1976), con una pl¨¦yade de los mejores actores estadounidenses (Robert De Niro, Burt Lancaster, Sterling Hayden, Donald Sutherland) y europeos (Depardieu, Stefania Sandrelli, Dominique Sanda). En realidad, la historia la conformaban tres partes, y Bertolucci solo pudo rodar las dos primeras, una m¨¢s po¨¦tica, otra m¨¢s militante. Aun as¨ª, se convirti¨® en un t¨ªtulo que marc¨® a una generaci¨®n: no es que de repente muchos ni?os se llamaran Olmo, es que en miles de casas espa?olas se colgaron reproducciones del cuadro Il quarto stato, de Giuseppe Pellizza da Volpedo, que ilustraba el inicio del filme y su cartel.
Tras La luna (1979), sobre un adolescente heroin¨®mano enamorado de su madre, y La historia de un hombre rid¨ªculo (1981), y despu¨¦s de fracasar en el intento de adaptaci¨®n de Cosecha roja, Bertolucci entr¨® en la ¨¦poca de las grandes producciones: El ¨²ltimo emperador (1987), que gan¨® nueve Oscar, incluidos dos para ¨¦l, otro para Storaro y el de mejor pel¨ªcula; El cielo protector (1990), en la que sigue las huellas de Paul Bowles, y Peque?o Buda (1990). El mal resultado de esta le devolvi¨® poco a poco a un cine de menor tama?o aunque m¨¢s significado en su autor¨ªa: Belleza robada (1996), la prodigiosa Asediada (1998), en la que habla del amor, la incomunicaci¨®n y la inmigraci¨®n; y So?adores (2003), una especie de autorretrato de aquel chaval que se comi¨® el Par¨ªs del 68 a la vez que se encerraba en la filmoteca a atracarse de cine. J¨®venes que quieren cambiar el mundo en un sue?o imposible: Bertolucci sabe de lo imposible del esfuerzo, pero cree que el esp¨ªritu importa, que ese ansia es lo que hay que defender por encima del resultado final.
Su ¨²ltimo filme, T¨² y yo (2012), basado en una novela de Niccol¨° Ammaniti, insiste en retratar a la juventud encerrada, asediada por lo que le rodea, que apuesta por vivir, por ilusionarse, aunque en ese recorrido haya ca¨ªdas, depresiones y desv¨ªos en el plan prefijado: la ruta habr¨¢ merecido la pena, subrayaba Bertolucci, en la que fue su testamento f¨ªlmico y su resumen vital.
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