Ve all¨¢ arriba a ver si estoy
Misterio, humor y poes¨ªa se entrelazan en 'El mago', la obra que Juan Mayorga ha estrenado en el teatro Valle-Incl¨¢n de Madrid
La pasada primavera me dijo Mayorga a prop¨®sito de El mago: ¡°Me hablan de Ionesco o Pirandello como posibles referentes, pero en realidad quisiera estar bajo la protecci¨®n de Eduardo De Filippo. De su coraz¨®n, de su humor misterioso y su ligereza¡±. Pienso en el maestro napolitano (imposible olvidar el patronazgo de La gran magia), y en la m¨¢s reciente obra de Modiano, Nuestros comienzos en la vida, que sugiere el teatro como territorio de lo on¨ªrico. El mago transcurre en un piso n¨ªveo, tan elegante como claustrof¨®bico: excelente escenograf¨ªa de Curt Allen Wilmer y soberbia luz de G¨®mez-Cornejo y Portes. La pieza y el ambiente tienen un aire de comedia francesa de los sesenta: un interior burgu¨¦s donde parecen flotar, como en un imaginario cuadro de Magritte, una espada y un conejo blanco que quiz¨¢s no sea un conejo blanco.
Una mujer, Nadia (Clara Sanchis), vuelve a casa y cree verlo todo a trav¨¦s del arquet¨ªpico velo de Maya. Cuenta que viene de un espect¨¢culo de magia, y el mago le ha dicho: ¡°Est¨¢s ante la puerta de tu casa. ?Quieres abrir los ojos y la puerta? Puedes hacerlo, pero si lo haces recuerda que lo que te ocurra ser¨¢ m¨¢s o menos real, porque no est¨¢s all¨ª realmente, sino aqu¨ª, conmigo. En el teatro¡±.
Nadia canta y baila, como pose¨ªda por una risue?a lucidez: ¡°Dormimos sin saber qu¨¦ mundo habr¨¢ ma?ana¡¡±. En la casa est¨¢n el marido, V¨ªctor (Jos¨¦ Luis Garc¨ªa-P¨¦rez), y la hija, Dulce (Julia Piera), que parecen no reconocerla. La hija acusa al padre de ser el culpable de la situaci¨®n. Esperan a Aranza (Mar¨ªa Galiana), la madre de Nadia, y a una pareja: Lola (Ivana Heredia), antigua pareja de Nadia, y Ludwig (Tom¨¢s Pozzi), su actual compa?ero. Lo que les sucede a continuaci¨®n es la obra.
Juan Mayorga es de los poqu¨ªsimos autores cuyas piezas tienen misterio, interrogaci¨®n metaf¨ªsica, sin perder de vista el humor y, para decirlo a la manera de Brossa, sin otro pedestal que sus zapatos. Podr¨ªa calificar El mago de juguete paranoico, con tantas honduras como vericuetos. Su antiqu¨ªsimo tema es lo inaprensible de lo ?real; asunto barroco por excelencia, aunque se remonta a las primeras f¨¢bulas de la historia. Hablando de magos, me viene a la cabeza El m¨¢gico de Toledo, tan alabada por Borges, y escrita por el infante don Juan Manuel en 1330. Despu¨¦s de ver la funci¨®n comentamos (?ah, el feliz plural de la salida de los teatros!) un posible v¨ªnculo con Jardiel y Neville. Dud¨¦ unos instantes, pero es cierto que el dibujo de Ludwig (y la interpretaci¨®n de Pozzi) son jardielescos, y hay ratos en los que Clara Sanchis recuerda el encanto sabio, ani?ado y singular de Conchita Montes. (Digo ¡°ani?ado¡± y creo que al personaje le sobra un poco de gesticulaci¨®n en ese sentido).
La abuela Aranza pod¨ªa haber sido imaginada por un primo hermano de Jardiel y Neville: Jos¨¦ L¨®pez Rubio. Y me resulta prima hermana, a su vez, de otra abuela de Mayorga: la Rosa interpretada por Alicia Hermida en El arte de la entrevista (2016).
El reparto es ideal. Todos est¨¢n estupendos y tienen ¡°su¡± escena, e incluso varias. El interrogatorio que dirige Aranza, por ejemplo, es central en la pieza. Y un regalo el trabajo de Galiana: c¨®mo sabe mirar, c¨®mo sabe escuchar, c¨®mo pasa del humor natural¨ªsimo (¡°Todos estamos m¨¢s o menos hipnotizados, yendo de aqu¨ª para all¨¢ sin saber por qu¨¦¡±) a tensar, amenazadora, la cuerda de la dureza. La medida de la funci¨®n es id¨®nea (hora y media), pero quiz¨¢s tiene una densidad un poco asfixiante en el tercio final. ?Convendr¨ªa cortar? Releo el texto y veo que no. Voy a contradecirme otra vez, porque echo en falta m¨¢s l¨ªneas para Lola: querr¨ªa saber algo m¨¢s de la vida anterior de este personaje. Vuelvo a lo de la densidad, posiblemente debida a que est¨¢n muy juntos dos pasajes: la revelaci¨®n de Nadia (el fragmento de ¡°las casas brillan como cuchillos o como ojos de animales cautivos¡±), que tiene un ritmo y un fulgor casi claudeliano, con la poes¨ªa fiera de Prouh¨¨ze en El zapato de raso, y lo que le replica V¨ªctor (y comienza por ¡°est¨¢s con una paz que no te conoc¨ªa¡±). Dos hermosos momentos, muy bien dichos por Clara Sanchis y Jos¨¦ Luis Garc¨ªa-P¨¦rez, y muy bien dirigidos por Mayorga. No se me ocurre c¨®mo aligerar esa densidad, porque las dos tiradas han de estar juntas: es una escena de amor de muy alto vuelo. Vuelve la canci¨®n de Nadia, y vuelve a mi cabeza una posible frase clave, la m¨¢s cercana a De Filippo, que son¨® al principio: ¡°El espect¨¢culo no habr¨¢ acabado mientras haya un espectador¡±. Y tambi¨¦n me gusta mucho la enigm¨¢tica intervenci¨®n final de la espada, seg¨²n el precepto de Ch¨¦jov.
El mago. Escrita y dirigida por Juan Mayorga Teatro Valle-Incl¨¢n. Madrid. Hasta el 30 de diciembre.
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