Un ¡®blockbuster¡¯ teatral con estreno paralelo en Par¨ªs y Sevilla
Pascal Rambert estrena en Espa?a 'Hermanas' pocos d¨ªas despu¨¦s de bajar el tel¨®n en Francia
Como si fuera un blockbuster cinematogr¨¢fico u otra temporada de una serie de ¨¦xito, el estreno de la nueva obra de Pascal Rambert,?Hermanas, ha sido casi simult¨¢neo en Espa?a y en Francia. El tel¨®n se abre en Sevilla pocos d¨ªas despu¨¦s de cerrarse en Par¨ªs. La versi¨®n gala del proyecto, titulada Soeurs, termin¨® de representarse el pasado domingo con el p¨²blico parisino en pie. Y con Rambert uni¨¦ndose al saludo final de sus dos protagonistas: Marina Hands, actriz teatral que fue Lady Chatterley en el cine, y Audrey Bonnet, la impetuosa int¨¦rprete que firma su quinta colaboraci¨®n con el director.
La obra se representaba en el interior, tan decr¨¦pito como cautivador, de Les Bouffes du Nord, la escena parisina que Peter Brook dirigi¨® entre 1974 y 2010, convertida en base de operaciones de Rambert desde que abandon¨® la direcci¨®n del Teatro de Gennevilliers, en la empobrecida banlieue de la capital, hace apenas dos a?os.
Su nueva obra es un duelo de titanes. En ¨¦l se enfrentan las hermanas del t¨ªtulo, una periodista de poca monta y una trabajadora social, que se intercambian cada cinco minutos los papeles de David y Goliat. No ser¨¢ una pelea limpia, porque entre consangu¨ªneos casi nunca lo son. De lo que se trata es de evacuar tres d¨¦cadas de rivalidad y rencor en algo m¨¢s de hora y media. Una escenograf¨ªa austera, aunque no descuidada, rodea a sus protagonistas: algunas sillas de pl¨¢stico de colores y esas luces de ne¨®n que ya son recurrentes en la gram¨¢tica teatral del director. Esta vez, la cr¨ªtica francesa ha acogido su nueva obra con divisi¨®n de opiniones. ¡°Su devoci¨®n por las posibilidades del verbo no deja de recordar a la fe po¨¦tica de Paul Claudel¡±, dijo Le Monde en una cr¨ªtica elogiosa. En cambio, Le Figaro mostr¨® su decepci¨®n. ¡°Rambert se repite¡±, sentenci¨® el diario, tildando el espect¨¢culo de ¡°vano, est¨¦ril y sin emoci¨®n¡±.
Es cierto que el dispositivo escogido recuerda al de Clausura del amor, que se convirti¨® en un inesperado ¨¦xito internacional traducido a 23 lenguas. Pero eso no es intr¨ªnsecamente malo: como en aquel doble mon¨®logo sobre el final de una historia de amor, Rambert vuelve a recordar que la palabra es el arma m¨¢s cruel que uno pueda empu?ar.
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