Ministra, partidos, taurinos..., ?por qu¨¦ todos se empe?an en utilizar los toros?
La tauromaquia, en la picota y sin rumbo, por la ofensiva de unos y la pasividad de otros
Primero, fue Vox, el partido pol¨ªtico que ha conseguido un inesperado triunfo en las pasadas elecciones andaluzas. Algunos andan empe?ados en demostrar que el sector taurino del sur ha tenido una influencia capital en esta sorpresa porque la formaci¨®n dice defender la fiesta, Morante se present¨® como ferviente ch¨®fer de una furgoneta de reparto publicitario electoral, y su l¨ªder, Santiago Abascal, visit¨® la tumba de Joselito el d¨ªa de las elecciones junto al torero de La Puebla.
Despu¨¦s, la ministra para la Transici¨®n Ecol¨®gica, Teresa Ribera, acudi¨® a Onda Cero, le preguntaron su opini¨®n sobre la fiesta de los toros y su respuesta antitaurina encendi¨® los ¨¢nimos.
Y, por ¨²ltimo, los taurinos -las figuras m¨¢s reconocidas, los grandes empresarios, los ganaderos de post¨ªn y las asociaciones que los representan-, callan, fieles a su pol¨ªtica de silencio y a su tradicional apego a guarecerse bajo un gran paraguas cuando diluvia.
En fin, que el patio taurino anda revuelto e inmerso en una vana pol¨¦mica; los toros, otra vez, utilizados pol¨ªticamente por unos y otros, y entre todos los van a matar.
Teresa Ribera, aunque inoportuna, tiene derecho a expresar su opini¨®n sobre los toros
?Qui¨¦n ha dicho que Vox es un partido taurino? ?Qu¨¦ dice su programa? Defiende la tauromaquia como ampara el jam¨®n, la paella, el sombrero cordob¨¦s o la jota; defiende los toros como lo hace con todos los supuestos signos nacionales de este pa¨ªs. Y hace bien, pero esa caracter¨ªstica no lo convierte en partido taurino.
En uso de su libertad como ciudadano, Morante de la Puebla puede apoyar al partido que su coraz¨®n le dicte, pero, a efectos taurinos, su ¨²nico escenario posible es el ruedo. Intentar erigirlo en representante del toreo en el partido de Abascal es, cuando menos, una insensatez.
Si fuera verdad, como mantienen algunos, que quienes comen y disfrutan con los toros han elevado a las alturas a Vox, habr¨ªa que concluir que ya ha tardado el sector y la afici¨®n en aclarar las ideas; nada menos que 36 a?os, que son los que ha gobernado el PSOE en Andaluc¨ªa. No. No est¨¢n los aficionados tan vertebrados y concienciados como para un cambio de tim¨®n de ese calibre.
En suma, no hay constancia cient¨ªfica alguna de que el partido sorpresa haya recibido un voto masivo de taurinos. Y, adem¨¢s, ?no estaba claro hasta ahora que la tauromaquia no es propiedad de ninguna sigla y que sus seguidores se reparten entre las distintas clases sociales y credos pol¨ªticos? Pues, eso; que no es imaginable que un votante inteligente cambie el sentido de su voto porque Morante se fotograf¨ªe al volante de una furgona con publicidad de Vox. El cambio se produce por razones m¨¢s serias.
Por cierto, a rengl¨®n seguido, Pablo Casado, presidente del PP, se ha aprendido unos cuantos datos taurinos, ha salido a la palestra p¨²blica y solo le ha faltado fotografiarse vestido de luces. A buenas horas¡
La ministra.
Ni la ministra es el problema ni Vox la soluci¨®n
Teresa Ribera acude a Onda Cero, le preguntan por los toros y responde textualmente lo siguiente:
¡°Me gustan los animales vivos, y no soy partidaria de los toros ni de la caza. Ninguno de los dos forma parte de mi responsabilidad, o sea, que soy prudente. Y desde el punto de vista personal tengo mi opci¨®n, y es disfrutar de los animales vivos, y siempre me ha resultado llamativo que haya gente que disfrute con ver morir o sufrir a los animales. La verdad es que no lo entiendo. Creo que eso est¨¢ cambiando r¨¢pidamente, y que los patrones culturales y valores sociales lo hacen a ese ritmo. Por tanto, sin interferir con lo que no me toca, simpatizo con ese planteamiento¡±.
El periodista aprovecha la circunstancia y le hace la pregunta del mill¨®n:
-A nivel personal, ?prohibir¨ªa la caza y los toros?
La ministra se lo piensa, titubea, guarda silencio por un instante y, finalmente, balbucea.
-¡°Bueno¡, efectivamente¡±.
Tambi¨¦n son ganas de molestar¡, ciertamente, pero la se?ora Ribera est¨¢ en su derecho de expresar libremente lo que considere sobre la caza y los toros. Es decir, no tiene que ser aficionada por formar parte del Gobierno. Adem¨¢s, su declaraci¨®n es tan inoportuna para los aficionados como coherente y acertada para quienes no lo son. Y ella pensar¨ªa, qui¨¦n sabe, que es m¨¢s rentable y pol¨ªticamente correcto manifestarse en contra de la caza y los toros que mantenerse al margen de la pol¨¦mica, a pesar de que se le supone un vasto conocimiento sobre las bondades medioambientales de la caza y la ganader¨ªa brava. Pero el medio ambiente no vota.
Porque no est¨¢ claro cu¨¢l es el problema. ?Qu¨¦ es m¨¢s grave? ?Qu¨¦ la ministra exprese su opini¨®n y avive la porf¨ªa o que guarde silencio? Porque son legi¨®n los pol¨ªticos de todo el arco ideol¨®gico que mantienen la boca cerrada y no votan nunca a favor de una iniciativa taurina (el PSOE, por ejemplo), o aprueban leyes taurinas y las encierran en un caj¨®n (el caso del PP).
Mientras tanto, los taurinos callan, cuando son ellos los llamados a defender su pan de cada d¨ªa, a levantarse contra el olvido y el maltrato de las administraciones p¨²blicas (recu¨¦rdese el tiempo que hace que TVE dio la espalda a los toros con gobiernos de unos y otros), y luchar de verdad, por el respeto debido a un patrimonio cultural que interesa a millones de espa?oles.
Todo lo dem¨¢s es una vil utilizaci¨®n, una milonga, echar balones fuera, culpar a otros de los males propios y perder el tiempo que otros ganan.
La fiesta de los toros no necesita a Vox ni a partido pol¨ªtico alguno porque solo es propiedad de quienes disfrutan con el toro en la plaza.
La fiesta no tiene que contentar a todos.
La fiesta exige seriedad, compromiso y respeto.
Precisamente por ello, lo m¨¢s grave no es que una ministra exprese una opini¨®n contraria, sino que muchos pol¨ªticos no digan ni p¨ªo y permitan que la tauromaquia se desangre.
Debiera preocupar m¨¢s que el taurinismo al completo hiberne al margen de la actualidad, alejado y despreocupado de los problemas reales.
La fiesta de los toros no la salvar¨¢ Vox ni la hundir¨¢n los antitaurinos; morir¨¢ de inanici¨®n el d¨ªa que los enemigos proclamen la victoria final por la cobard¨ªa, la hu¨ªda y la ineptitud de quienes tienen la obligaci¨®n de velar por ella.
Ese s¨ª es el drama. Ni la ministra es el problema ni Vox la soluci¨®n.
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