La segunda vida de los tercios
Proliferan libros, conferencias, recreaciones al aire libre y perfiles en redes sociales dedicados a alimentar un creciente inter¨¦s por la historia de las unidades militares espa?olas
Los 1.800 soldados del tercio se levantaron el 5 de septiembre de 1634 con las primeras luces. Se vistieron con sus mejores ropas, de los m¨¢s vivos colores, se ataron un lazo o una banda roja al brazo, se pusieron morriones o chambergos de plumas blancas y empu?aron las armas que les correspond¨ªan: picas, mosquetes, arcabuces, ballestas o espadas. Horas despu¨¦s, sobre la colina de Allbuch (N?rdlingen, Alemania), el mariscal de campo Mart¨ªn de Idi¨¢quez tom¨® la decisi¨®n de no retroceder a pesar de las brutales cargas de los regimientos suecos. ¡°Seis horas enteras sin perder pie, acometidos diecis¨¦is veces, con furia y tes¨®n no cre¨ªble; tanto, que dec¨ªan los alemanes que los espa?oles peleaban como diablos y no como hombres¡±, relatan las cr¨®nicas de la ¨¦poca. Tras dos d¨ªas de lucha, el ej¨¦rcito protestante se derrumb¨®.
Historias como esta alimentan un renovado inter¨¦s por la peripecia del ej¨¦rcito que domin¨® Europa durante al menos 110 a?os, y cuyas haza?as (y derrotas) llenan conferencias y recreaciones a cielo abierto, levantan pasiones en las redes sociales, inspiran nuevos t¨ªtulos y hasta la apertura de librer¨ªas especializadas en una unidad creada en 1536 y cuya presencia fue sin¨®nimo de victoria hasta 1643.
Rafael Rodrigo, doctor en Historia y coordinador del Foro de Historia Militar Gran Capit¨¢n, explica que los seguidores de su asociaci¨®n han pasado en pocos a?os de 3.000 a 30.000. ¡°Las conferencias son multitudinarias. Convocas actos sin demasiada publicidad y se presentan 300 personas de toda Espa?a¡±. Rodrigo cree que las causas est¨¢n relacionadas con las ¡°recreaciones pict¨®ricas de Augusto Ferrer-Dalmau, las novelas de Arturo P¨¦rez-Reverte [Alatriste] y series televisivas como El Ministerio del Tiempo¡±. ¡°Hay quien conecta este fen¨®meno con la pol¨ªtica. Yo creo que no. Interesa a gente de todo tipo e ideolog¨ªa, pero puede que la existencia de movimientos independentistas haya incrementado el inter¨¦s¡±, agrega.
Los tercios eran el ej¨¦rcito que los Austrias espa?oles usaban para dominar el mundo, un arma de guerra imposible de derrotar y que no se correspond¨ªa con ninguna anterior dentro del arte militar. Hunden sus ra¨ªces entre el final del siglo XV y el principio del XVI. Existen especialistas que los relacionan con las tropas de los Reyes Cat¨®licos y con las coronel¨ªas de Gonzalo Fern¨¢ndez de C¨®rdoba. De todas formas, lo m¨¢s aceptado por los historiadores es que no fue hasta las llamadas Ordenanzas de G¨¦nova de 1536 cuando por primera vez aparecen en un texto escrito.
Estaban formados, en el papel, por 3.000 hombres e, inicialmente, fueron cuatro tercios: N¨¢poles, Sicilia, Lombard¨ªa y Niza (tambi¨¦n llamado M¨¢laga). Carec¨ªan de denominaci¨®n militar oficial y sus nombres proced¨ªan del lugar de nacimiento del maestre de campo que las comandaba. La presi¨®n b¨¦lica que sufr¨ªa Espa?a en el continente hizo que su n¨²mero aumentase y tuviesen que diferenciarse los antiguos (tercios viejos) de los de nueva creaci¨®n (tercios nuevos). Todos, viejos y nuevos, mezclaban en sus filas soldados de experiencia y biso?os. Y todos dispon¨ªan del mismo material militar.
Jos¨¦ Alberto Rodrigo, uno de los cuatro socios de la librer¨ªa Tercios Viejos (Mar¨ªa Pan¨¦s 4, Madrid), admite que la apertura de su negocio est¨¢ relacionada con este incremento del inter¨¦s por los tercios. ¡°Hay una afici¨®n enorme, lo que hace que cada vez se publiquen m¨¢s libros relacionados con este tema. De Pav¨ªa a Rocroi,de Julio Albi de la Cuesta, va ya por su quinta edici¨®n. Nosotros, por ejemplo, damos charlas en nuestro local y los llenos son absolutos. Cuando se convoca una recreaci¨®n hist¨®rica, como la que se hizo en Riaza [Segovia] en mayo, el ¨¦xito est¨¢ asegurado¡±.
Cada tercio estaba formado por 10 unidades o compa?¨ªas que inclu¨ªan tres tipos de soldados: piqueros, arcabuceros y rodeleros. Cada maestre de campo, el m¨¢ximo responsable del tercio, contaba con una decena de capitanes, de los que depend¨ªan sargentos, alf¨¦reces, sargentos mayores, capellanes (jesuitas), barberos¡ Los soldados, si no confiaban en su capit¨¢n, pod¨ªan cambiar de compa?¨ªa sin ning¨²n problema. Los asuntos internos nunca se resolv¨ªan a golpes. Solo hab¨ªa una soluci¨®n ante cualquier insubordinaci¨®n: la espada.
El historiador militar Agust¨ªn Rodr¨ªguez cree que el resurgimiento del inter¨¦s por los tercios procede de pa¨ªses anglosajones donde es habitual estudiar y recrear batallas. ¡°Hemos perdido esa verg¨¹enza, y la pasi¨®n por nuestra historia ha dejado de ser particular. Poca gente sabe que Cervantes, Lope de Vega o Calder¨®n estuvieron en los tercios. Lo est¨¢n descubriendo ahora. Eran como nuestros mosqueteros particulares¡±.
Los tercios espa?oles solo pod¨ªan ser comandados por soldados que hablasen castellano, catal¨¢n, portugu¨¦s o sardo. Cualquier otro ten¨ªa vedado su ascenso, por eso los italianos que chapurreaban espa?ol se hac¨ªan pasar por valencianos para intentar su promoci¨®n. ¡°Era algo as¨ª como que los ej¨¦rcitos del Rey que dominaban Europa solo los pod¨ªa dirigir un espa?ol¡±, indica Rafael Rodrigo.
El ingreso se llevaba a cabo mediante el llamado documento de firma, que inclu¨ªa un anticipo de la paga (el resto de abonos se hac¨ªan de rogar) y no conllevaba ning¨²n juramento. El contrato era de por vida y solo se pod¨ªa abandonar con una dispensa del virrey o del maestre.
Se mantuvieron invictos hasta Rocroi (1643),?aunque siguieron peleando hasta 1659 con la Paz de los Pirineos. Su ¨²ltima gran victoria fue en Valenciennes (Francia) en 1656. Felipe V los elimin¨® para crear los regimientos, de origen franc¨¦s, y que perviven desde entonces, aunque los tercios han vuelto ahora.
P¨¦rez-Reverte: ¡°Europa se form¨® luchando contra Paco o Manolo¡±
El escritor Arturo P¨¦rez-Reverte, al que todos identifican como uno de los pilares de este fen¨®meno, se queja de que haya quien relacione la historia de los tercios con el franquismo. ¡°Es verdad que el R¨¦gimen lo utiliz¨®, pero no tiene nada que ver. Nuestra historia est¨¢ escrita por desesperados y muertos de hambre que dominaron el mundo. Los tercios eran los marines del XVI, y hay avidez por conocer nuestro pasado¡±, se?ala. ¡°Los planes de estudios de los que se ha eliminado esta parte de nuestra historia nos han dejado hu¨¦rfanos y hay un gran deseo por aprender algo fascinante¡±.
P¨¦rez-Reverte admite que en 1996, cuando public¨® la primera novela de Alatriste, abri¨® un camino, porque ¡°los tercios estaban olvidados. Nadie hablaba de ellos. Nadie se atrev¨ªa a contarlo. Rescat¨¦ su recuerdo contando la parte oscura de aquellos hombres¡±.
Cree que la pintura de Augusto Ferrer-Dalmau El ¨²ltimo tercio, en la que se describe la derrota en Rocroi, "de soledad y abandono, con una infanter¨ªa destrozada", fue un hito porque recre¨® la "imagen f¨ªsica" de aquellos ej¨¦rcitos. "Europa se form¨® luchando contra aquellos hombres que se llamaban Paco o Manolo".
El escritor destaca el libro De Pav¨ªa a Rocroi, de Julio Albi, para entender el inter¨¦s por este arma. "Yo cre¨¦ un personaje. Albi lo convirti¨® en historia. No se puede entender nada sin leerlo".
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