Esos nost¨¢lgicos objetos de deseo musical
En la era inmaterial del ¡®streaming¡¯, la industria apuesta por revisar su archivo en forma de cofres del gran tonelaje. ?Sucumbir¨¢ el pop al peso de su pasado?
En contra de lo que se suele creer, las grandes discogr¨¢ficas nunca estuvieron en contra de la digitalizaci¨®n de la m¨²sica. Todo lo contrario: carentes de sentimentalismo, las multinacionales apostaban por la eliminaci¨®n del objeto f¨ªsico, fuera vinilo o CD, ya que eso supon¨ªa prescindir de f¨¢bricas, almacenes, distribuidores, viajantes. Un sue?o h¨²medo empresarial.
Veinte a?os despu¨¦s de que el futuro llamara a la puerta bajo la forma de Napster, la industria discogr¨¢fica est¨¢ volviendo atr¨¢s a marchas forzadas. S¨ª, la m¨²sica digital est¨¢ aqu¨ª para quedarse, pero las realidades econ¨®micas obligan tambi¨¦n a resucitar y potenciar los soportes supuestamente superados (?hasta se pretende un revival de las casetes!). Ahora se trata de fabricar productos de gama alta para baby boomers y hipsters con dinero fresco: el disco de vinilo y, como m¨¢ximo objeto del deseo, la caja cara y voluminosa, que permite vender de nuevo grabaciones cl¨¢sicas, ahora con el a?adido de los descartes de aquellas sesiones, los directos y todos los complementos ¡ªlibros, fotos, carteles¡ª que quepan.
Ni siquiera necesitan hacer testeos comerciales. El p¨²blico potencial lleva d¨¦cadas consumiendo este tipo de material sonoro, a trav¨¦s de sellos para coleccionistas, m¨¢s o menos legales. Para las compa?¨ªas, la belleza del asunto consiste en que incluso los fan¨¢ticos que poseen los discos piratas ahora deben adquirir los nuevos lanzamientos oficiales, ya que son m¨¢s completos, tienen mejor calidad sonora y lucen preciosos. Plantean adem¨¢s una prueba de fidelidad: cuestan un ojo de la cara.
Aqu¨ª no hay piedad. El consumidor leal de los Beatles ya ha adquirido al menos cuatro encarnaciones del ?lbum blanco: el doble vinilo, la primera versi¨®n en CD, el remaster de 2009, la edici¨®n monoaural... Ahora, coincidiendo con el 50? aniversario de su publicaci¨®n, se han a?adido un Blu-Ray m¨¢s las llamadas Esher demos (maquetas desenchufadas, registradas en casa de George Harrison) y tres CD conteniendo ensayos, tomas alternativas, versiones instrumentales, jams espont¨¢neas y gamberradas. ?Es justo cobrar ese material de trabajo como si fueran obras acabadas? Ante la respuesta obvia, est¨¢ la postura inflexible de los dos beatles supervivientes y las herederas de los difuntos: se justifican en que, por su ingenuidad, fueron estafados en los sesenta y ahora quieren resarcirse. Ante esa explotaci¨®n antip¨¢tica, ser¨ªa cruel recordar hoy al McCartney de 1968, diciendo que ten¨ªan todo el dinero que necesitaban y que su nueva aventura, Apple Corps, ser¨ªa ¡°una especie de comunismo occidental¡±.
Obviamente, todo lo tocado/cantado por los Beatles tiene valor para el estudioso, el seguidor hardcore, el curioso. Pero la verdad es que esos discos extra carecen de poder de enganche. Puede que se escuchen una vez y que vuelvan a la caja para quedarse all¨ª. Y entonces, ?para qu¨¦ sirven? Prueban el grado de nuestra devoci¨®n. Reconfortan, ya que te¨®ricamente aclaran el misterio del proceso creativo del cuarteto. Tranquilizan, ya que sabemos que est¨¢n ah¨ª, como los museos de cer¨¢mica, del traje, del ferrocarril; no urge visitarlos.
Buenos h¨¢bitos
Estas cajas tambi¨¦n celebran una manera org¨¢nica de hacer m¨²sica, hoy de capa ca¨ªda: se trabajaba con todos los m¨²sicos juntos, tocando en el estudio. Tambi¨¦n nos recuerdan los buenos h¨¢bitos de estudios y discogr¨¢ficas, que catalogaban y almacenaban todas las cintas generadas durante un proyecto. Si se preguntan la raz¨®n de que no se editen box sets similares de artistas espa?oles, aqu¨ª est¨¢ la explicaci¨®n. En Espa?a no se puede hacer este tipo de arqueolog¨ªa: los elep¨¦s se confeccionaban deprisa y corriendo, con el objetivo de llegar a los 10 o 12 cortes, sin margen para experimentar. Aparte, las maquetas, los descartes y hasta las partes de producci¨®n (portadas, galletas) se iban desechando seg¨²n se mudaban de sede o entraban nuevos propietarios. Con la era digital, suprimieron las engorrosas cintas anal¨®gicas de dos pulgadas. Mientras se desmontaba el estudio de Fonogram, en Madrid, Ricardo Pach¨®n, productor de La leyenda del tiempo, encontr¨® la cinta de los ensayos de Camar¨®n con el grupo Dolores en un contenedor de basura, perdida entre otras destinadas al vertedero.
Que conste que esa pr¨¢ctica burocr¨¢tica de guardar todo no era universal. En More Blood, More Tracks, el m¨¢s reciente volumen de la Bootleg Series dylaniana, se explica que se conserv¨® todo lo grabado en los neoyorquinos A & R Studios mientras que, durante el segundo tramo de la elaboraci¨®n de lo que ser¨ªa Blood On The Tracks, en un estudio modesto de Mine¨¢polis, solo se preservaron los masters (versiones acabadas) de los temas que all¨ª regrabaron.
El deseo del m¨¢ximo tonelaje se traduce en monstruos como la caja de The Kinks Are The Village Green Preservation Society, que combina lo previsible (versiones mono y est¨¦reo, restos de estudio, maquetas, sesiones para la BBC...) con carnaza para fetichistas del vinilo: singles, la edici¨®n sueca del LP, etc. Uno tiene la sospecha de que los genios de la mercadotecnia nos han tomado la medida y saben que, b¨¢sicamente, ansiaremos conseguir todo lo que nos propongan. Que conste que casi todos los lanzamientos aqu¨ª rese?ados tienen su s¨ªntesis econ¨®mica, un doble o triple CD que contiene lo esencial de cada obra. Pero en estos territorios no se ganan puntos ejerciendo la sensatez.
Entre el fetichismo y la revelaci¨®n
THE JIMI HENDRIX EXPERIENCE
Electric Ladyland
Legacy/Sony
La cumbre de Hendrix en el estudio, con su nunca suficientemente ponderada Experience m¨¢s ilustres amigos en su onda. Se suman maquetas, tomas alternativas, manuscritos, un directo y un documental making of.
VARIOS ARTISTAS
Complete Cuban Jam Sessions
Craft Recordings
Por vez primera se juntan los cinco famosos discos de descargas plasmados en el estudio Panart de La Habana batistiana, en sesiones nocturnas, tras los compromisos habituales de los m¨²sicos. Dirigidos por Cachao, Ni?o Rivera, Fajardo y Julio Rodr¨ªguez.
BOBBIE GENTRY
The Girl from Chickasaw County
Virgin
La b¨²squeda de referentes femeninos ha propiciado el rescate de todo lo grabado por esta peculiar cantautora sure?a entre 1967 y 1971. El olvido sufrido durante d¨¦cadas se compensa con 75 temas in¨¦ditos e interpretaciones hechas para la BBC.
DAVID BOWIE
Loving the alien
Parlophone
La "etapa comercial" de Bowie comenz¨® con un terremoto (Let's dance) y termin¨® con un petardo (Never let me down). Esta caja da densidad a aquella perversa trayectoria con directos, remezclas para las pistas y encargos cinematogr¨¢ficos.
METALLICA
¡And justice for all
Blackened Recordings
Tal vez el pin¨¢culo de la creatividad del grupo californiano, combinando abrasador thrash metal con caprichos prog (y decisiones discutibles, como minimizar el bajo). La deluxe edition incorpora maquetas, mezclas provisionales y directos hasta un total de 27 discos, entre elep¨¦s, CD y DVD.
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