La cultura no es prioridad en el Brasil de Bolsonaro
El nuevo presidente elimina el ministerio aunque mantiene una ley de mecenazgo central para la financiaci¨®n del sector
El nuevo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, no dedic¨® ni una l¨ªnea a la cultura en su programa electoral. Solo se refiri¨® al tema despu¨¦s de que un incendio destruyera en septiembre el Museo Nacional y conmocionara al pa¨ªs. Bolsonaro prometi¨® eliminar el ministerio del ramo y absorber esas competencias en una secretar¨ªa espec¨ªfica como parte de su plan de encoger la Administraci¨®n y ahorrar. Las promesas se hicieron realidad el segundo d¨ªa de su mandato, la semana pasada. Ahora, la cultura est¨¢ en una cartera junto al Deporte y la Ciudadan¨ªa.
Qu¨¦ suceder¨¢ con la asignaci¨®n p¨²blica a la cultura, que cada a?o no llega al 1% de los presupuestos, es una inc¨®gnita para el sector, que debate estos d¨ªas sobre el alcance de la desaparici¨®n del ministerio. Cuando el anterior presidente, Michel Temer, elimin¨® el ministerio, la protestas le obligaron a reinstaurarlo en pocos d¨ªas. Ahora las quejas han sido muchas menos.
El legendario cantante Chico Buarque, que nunca ocult¨® su afinidad con el Partido de los Trabajadores (PT), es uno de los m¨¢s contundentes: ¡°En vista de la calidad de los ministros de este Gobierno, es preferible que la cultura no tenga ning¨²n ministerio¡±. Pero no todos coinciden en que estos cambios sean necesariamente negativos. Christian de Castro, presidente del organismo p¨²blico que regula y promueve el cine, sostiene que el sector no sufrir¨¢ ning¨²n impacto, que la producci¨®n es s¨®lida y est¨¢ amparada por una legislaci¨®n consolidada. No obstante, recalca que la libertad creativa es necesaria para hacer pel¨ªculas y venderlas. ¡°Siempre que hay censura, perdemos dinero¡±, dice. El cine brasile?o movi¨® en 2017 m¨¢s de 635 millones de euros. En el centro de la disputa est¨¢ la ley Rouanet, norma de mecenazgo que ofrece a las empresas exenciones fiscales a cambio de su apoyo a proyectos culturales. Aprobada por el presidente Fernando Collor de Mello en 1991, ha sido constantemente criticada, pero es la principal v¨ªa de financiaci¨®n cultural en Brasil. De ella dependen la mayor¨ªa de teatros y museos.
La principal objeci¨®n a ese sistema es que, aunque el Gobierno debe aprobar los proyectos financiados, son los empresarios los que eligen qu¨¦ contenidos apoyar. Y suelen apostar sobre seguro. Bolsonaro insiste en que esa norma ha sido usada por el PT para comprar los artistas famosos. ¡°Hoy en d¨ªa, el Ministerio de Cultura es un centro de negociaciones de la ley Rouanet¡±,proclam¨® el exmilitar. Pese a ello, de momento mantendr¨¢ una norma que, seg¨²n datos del extinto ministerio, representa solo un 0,3% de las exenciones fiscales brasile?as, pero tiene un importante impacto en la econom¨ªa: por cada real invertido, se generan 1,59.
La actriz Fernanda Montenegro est¨¢ convencida de que la desaparici¨®n del ministerio perjudicar¨¢ a la producci¨®n teatral. ¡°Nos tratan como si estuvi¨¦ramos fuera de la ley¡±, declar¨® al canal de televisi¨®n Globo. ¡°No somos ladrones¡±. El cantante Gilberto Gil, que fue ministro de Cultura con Lula, lament¨® en una entrevista con Folha de S. Paulo el cierre del ministerio, aunque se mostr¨® prudente: ¡°Vamos a ver qu¨¦ pol¨ªticas llevan a cabo¡±. Otra int¨¦rprete, Regina Duarte, ha dejado claro p¨²blicamente su apoyo al presidente: ¡°Tiene un alma democr¨¢tica¡±.
Sobre las preferencias culturales del nuevo mandatario sobrevuela la misma sensaci¨®n de inc¨®gnita. Las pocas ocasiones en las que el presidente ha mencionado sus gustos, ha citado el libro A verdade sufocada (La verdad sofocada), escrito por el coronel Brilhante Ustra, un torturador de la dictadura.
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