El Wagner posapocal¨ªptico y ecologista llega al Real
Madrid acoge el montaje de 'El anillo del Nibelungo¡¯ que dirige Robert Carsen, con el debut en la obra de Pablo Heras-Casado
Cuando extraes el metal sin brillo del agua y lo pones al sol est¨¢s perdido. Se convierte en oro que reluce maldito y la avaricia de ese destello, no s¨®lo destruye a quien la persigue. Tambi¨¦n al mundo. Puede parecer un resumen de la historia de la humanidad. De hecho, lo es. Y esa era la intenci¨®n de Richard Wagner al crear su obra m¨¢xima: la tetralog¨ªa de El anillo del Nibelungo. La gran alegor¨ªa del universo y la especie que lo puebla, esa construcci¨®n de la destrucci¨®n, explica como pocas cosas qu¨¦ nos pasa, nos ha pasado y nos seguir¨¢ pasando. Con El oro del Rin, la primera parte de las cuatro que lo componen, abren en el Teatro Real el director de escena Robert Carsen y el m¨²sico Pablo Heras-Casado este pr¨®logo a una aventura de cuatro a?os consecutivos.
Para Heras-Casado, ¡°esta es la obra de arte m¨¢s grande jam¨¢s concebida por un ser humano¡±. Lo dijo este lunes en la presentaci¨®n de la que a partir del jueves d¨ªa 17 y hasta el 3 de febrero -con patrocinio del BBVA- estar¨¢ en cartel, acompa?ado de Carsen, del escen¨®grafo Patrick Kinmonth y del director art¨ªstico del Real, Joan Matabosch.
Supone el debut del m¨²sico con la obra en el foso. Ning¨²n director sale indemne de la traves¨ªa. El anillo¡ te transforma. Y Heras-Casado es consciente de lo que supone desde que con 20 a?os lo vio por primera vez en el Festival de Bayreuth. ¡°Es un desaf¨ªo de dimensiones ¨¦picas: 110 m¨²sicos en el foso, pero no s¨®lo para aumentar los decibelios, sino para buscar todos los colores y sonidos posibles para apoyar el discurso psicol¨®gico de los personajes y la obra¡±.
Cuatro a?os para una obra total
En una sola entrega, las casi 20 horas de duraci¨®n resultan complejas. Por eso, casi todos los teatros del mundo racionan El anillo del nibelungo en cuatro sesiones durante temporadas sucesivas. As¨ª ser¨¢ con este montaje de Robert Carsen, que pudo verse tambi¨¦n en el Liceu barcelon¨¦s con Josep Pons en el foso. Llega ahora a Madrid, siempre con la direcci¨®n de Pablo Heras-Casado, hasta su culminaci¨®n en 2022. A El Oro del Rin lo seguir¨¢n La valquiria, Siegfried y El ocaso de los dioses. El reparto de este pr¨®logo est¨¢ encabezado por Greer Grimsley (Wotan), Samuel Youn (Alberich), Ain Anger (Fasolt), Alexander Tsymbalyuk (Fafner) o Joseph Kaiser (Loge) y Sarah Connolly (Fricka).
Una pieza prof¨¦tica que Carsen mont¨® por primera vez en el a?o 2000 y ha viajado con su est¨¦tica posapocal¨ªptica y su entronque ecologista por todo el mundo. En su visi¨®n, se mezclan todas las posibles vertientes contempor¨¢neas de la codicia: de la destrucci¨®n industrial del planeta a los pelotazos inmobiliarios. ¡°Desde el inicio, Wagner nos pinta una cat¨¢strofe. Y a trav¨¦s de la obra nos va describiendo como la lucha por el poder destroza el mundo¡±, comenta Carsen. Pero que adem¨¢s, en el fondo, seg¨²n ¨¦l, es tambi¨¦n la peripecia de una familia disfuncional.
Desde los dioses a los esclavos, del explotador al explotado, todo resbala hacia la pendiente y ha dejado tras su paso un r¨ªo contaminado, p¨¢jaros moribundos, una penumbra perpetua y criaturas desahuciadas. Con otro cambio de paso visionario para nuestra ¨¦poca, seg¨²n Patrick Kinmonth: ¡°Empieza con un hombre y acaba con una mujer¡±, asegura. Como ciclo abierto y esperanza de transformaci¨®n del mundo, en esa profec¨ªa consciente tan adecuada al siglo XXI.
La obra simboliza con fuerza el poder del genio, la certeza del arte visionario. Todo eso pre?a la tetralog¨ªa wagneriana. ¡°No podemos saber si lo hizo de manera consciente. Lo que s¨ª parece evidente es que constantemente nos previene sobre lo que nos puede pasar si cada quien persigue lo suyo. Pero, adem¨¢s de todo eso, predice el poder del subconsciente en los elementos musicales y dramat¨²rgicos antes de Freud¡±, comenta Carsen.
Con la ayuda, sobre todo de Nietzsche y la teor¨ªa del eterno retorno pero tambi¨¦n de Schopenhauer y El mundo como voluntad y representaci¨®n, dos de sus grandes referencias filos¨®ficas para entender El anillo del nibelungo.
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