¡°Se nos va Toti¡¡±
Unas setecientas personas del mundo editorial de Barcelona y Madrid despiden a Claudio L¨®pez Lamadrid
Le gustaba al editor Claudio L¨®pez Lamadrid cultivar la relaci¨®n personal, en especial con sus autores, ¡°y si no empatizo, inconscientemente suelo apartarlo de mi lado, dejo de trabajar directamente con ¨¦l¡±. Le debi¨® de ocurrir poqu¨ªsimas veces con los escritores o con cualquiera, a tenor de las m¨¢s de 700 personas que han rebosado el oratorio del tanatorio de Sant Gervasi de Barcelona para despedir al director literario de Penguin Random House, inopinadamente fallecido la noche del viernes a los 59 a?os tras un infarto cerebral que le atropell¨® en su oficina.
¡°Dios no tiene calendario ni reloj¡±, record¨® en su homil¨ªa el sacerdote por esa ausencia a destiempo del editor a unos asistentes que desbordaban pasillos y que en parte se quedaron tambi¨¦n sin poder entrar. Todo el sector editorial estaba ah¨ª. Tanto de Barcelona (Sandra Ollo, de Acantilado/Quaderns Crema; Juan Cerezo, de Tusquets, donde L¨®pez Lamadrid se estren¨® como editor; los presidentes del Gremio de Editores de Catalu?a y de los editores en lengua catalana, Patrici Tixis y Montse Ayats¡); como de Madrid (Ofelia Grande de Andr¨¦s, de Siruela¡.). De veteranos y competidores directos (Jes¨²s Badenes, responsable de la divisi¨®n de Librer¨ªas del Grupo Planeta) a j¨®venes cachorros ya crecidos (Aniol Rafel, de Edicions del Periscopi; Luis Solano, de Libros del Asteoride; Eug¨¨nia Broggi, de l¡¯Altra Editorial¡). De libreros (Llu¨ªs Morral, de Laie) a escritores (Javier Cercas, Ignacio Mart¨ªnez de Pis¨®n, Jordi Soler, Santiago Roncagliolo; Paticio Pron, Marcos Giralt Torrente, Elvira Navarro y Ray Lorgia, desde Madrid; Sergio del Molino, desde Zaragoza¡) y agentes literarios (M¨®nica Mart¨ªn, tambi¨¦n de la agencia Carme Balcells). Y hasta pol¨ªticos (del ministro de Cultura, Jos¨¦ Guirao, al socialista Miquel Iceta, pasando por el tercer teniente de alcald¨ªa de Barcelona, Jaume Asens). No se vio a la consejera de Cultura de la Generalitat, Laura Borr¨¤s, que fue a visitar a los pol¨ªticos presos catalanes en Lledoners. Envi¨® a la delegada de Cultura en Barcelona, ?ngels Torras, arguyeron en su departamento, donde recordaron que ¡°el viernes ya tuite¨® el p¨¦same¡±.?
Pero no se distingu¨ªan, tampoco se buscaban, procedencias, ni lenguas ni edades¡ Ni espacio ni tiempo, como dec¨ªa el capell¨¢n. Ni presencias ni ausencias. As¨ª lo constat¨® Borja L¨®pez Lamadrid, que record¨® la facilidad de su hermano mayor Claudio por ¡°escaquearse por la patilla¡± de todo acto aunque lo organizara ¨¦l; o de su puntual reto de verano que lanzaba al llegar a Comillas, la residencia familiar. El del pasado verano fue: ¡°Llegas a un aeropuerto y en esas puertas autom¨¢ticas aparecen a la vez cuatro hijos tuyos. ?A cu¨¢l abrazas primero?¡±, plante¨® quiz¨¢ pensando en los dos que tuvo ¨¦l de sendos matrimonios y los otros dos que ten¨ªa ya la que fue su ¨²ltima compa?era, la cineasta ?ngeles Gonz¨¢lez-Sinde.
¡°Todos sois ya de esta gran familia¡±, les dirigi¨® a estos ¨²ltimos Miriam, hermana de quien se autoproclamaba, record¨®, ¡°el favorito de mam¨¢¡±. Mam¨¢ Carmen estaba ah¨ª presente, entera como el resto de la familia, todos con un elegante punto de iron¨ªa y humor gen¨¦tico que explicaba el del editor. Fue Miriam la que desvel¨® que en casa le llamaban Toti: ¡°Se nos va Toti,¡±, se le escap¨® antes de pedirle que le diera un beso al padre de ambos, fallecido hac¨ªa apenas tres meses.
¡°Transmit¨ªa que todo saldr¨ªa bien, con esa imagen suya de invulnerabilidad, siempre fiel a s¨ª mismo en su huida eterna; no dec¨ªa mucho y muchas veces tampoco se le entend¨ªa, pero era capaz de inventarse cl¨¢usulas inexistentes para no pasar a bolsillo un t¨ªtulo¡±, le evoc¨® en una h¨¢bil y sentido patchwork personal y profesional el editor de Debate y Taurus, Miguel Aguilar, con quien trabajaba. Una entereza y un estar silenciosamente atento a los otros que ratificaron el directivo italiano Riccardo Cavallero, que llego a ser su jefe en 1997 en Grijalbo-Mondadori (¡°su mera presencia era tranquilidad absoluta¡±), y el fil¨®logo y tambi¨¦n joven editor Andreu Jaume, con quien compart¨ªa poes¨ªas y, hace unas semanas, sonatas de Schubert.
En el poli¨¦drico perfil que iba forj¨¢ndose, colorido como el retrato que de ¨¦l hizo el dibujante El Roto que reposaba en un lado del altar, Rodrigo Fres¨¢n asegur¨® que cumplir¨ªa el ¨²ltimo mandato de su editor de incluir la an¨¦cdota en un libro, cuando hace unos meses el escritor crey¨® que Claudio hab¨ªa muerto, confundiendo con la noticia del deceso de su padre. Con gafas oscuras, en un intento quiz¨¢ de ocultar la tristeza de su alma, el editor y cr¨ªtico Ignacio Echevarr¨ªa profundiz¨® en la de su amigo ¨ªntimo, ese de ¡°cabeza grande, manazas imponentes, ojos azul fr¨ªo, voz honda, seductora¡±, todo culminado en ¡°una presencia s¨®lida, imponente¡ Creo que puso la personalidad en consonancia con esa misma l¨ªnea f¨ªsica¡±, dijo ante el f¨¦retro, de roble claro, rematado por un sencillo c¨ªrculo de rosas blancas. Ten¨ªa ¡°la autoridad de los patriarcas, su generosidad y su bondad, m¨¢s de la que le gustaba admitir, era protector¡±, desliz¨® Echevarr¨ªa, hablando de ese ¡°cotilla impenitente, curioso y claustrof¨®bico¡± que, cuando desaparec¨ªa, lo hac¨ªa a veces tambi¨¦n ¡°para refugiarse de s¨ª mismo¡±.
Gonz¨¢lez-Sinde hizo honor a su oficio y, para recordar al ¡°esp¨ªritu viajero que ten¨ªa que entrar ni que fuera a la librer¨ªa o quiosco m¨¢s peque?o de La Mancha¡±, enlaz¨®, a ritmo de La mer de Charles Trenet, selfies y fotos con escritores, amigos y familiares que el editor colgaba en las redes sociales, secuencia que se cort¨® como la cinta salida por sorpresa del proyector, un poco como se fue la vida de Claudio L¨®pez Lamadrid mismo. Al acabar, por megafon¨ªa del oratorio, la voz del chileno Ra¨²l Zurita recitaba un poema propio, Gu¨¢rdame de ti, que el editor hab¨ªa recordado no hac¨ªa mucho y que qued¨® inmortalizado en el recordatorio. ¡°¡ y [cuando] las nubes nos indiquen / que la vida se nos fue entre los dedos / gu¨¢rdame todav¨ªa en ti¡±¡
Las escasas nubes blancas, muy horizontales, sobre el espectacular skyline de Barcelona que se divisa desde tanatorio de Sant Gervasi parec¨ªan rendir ese recuerdo a todo ¡°un artista de la fuga, como su t¨ªo, el tambi¨¦n editor Toni L¨®pez Lamadrid¡±, recordaba al final del acto el fundador de Anagrama, Jordi Herralde, a¨²n relami¨¦ndose gastron¨®mica e intelectualmente de la comida que compart¨ªa cada verano con Claudio L¨®pez Lamadrid, Echevarr¨ªa y Fres¨¢n. S¨ª, Claudio L¨®pez Lamadrid, ese Pr¨®spero shakesperiano de poderes m¨¢gicos para seducir a los dem¨¢s, como lo comparaba Jaume, lo volvi¨® a hacer, sin que nadie se diera cuenta: los convoc¨® a todos¡ y se fue.?
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