Carlos Zan¨®n: ¡°Mi Carvalho es m¨¢s torturado y violento¡±
El escritor publica 'Problemas de identidad', el nuevo libro del famoso detective creado por V¨¢zquez Montalb¨¢n
Pepe Carvalho, quiz¨¢ el m¨¢s popular de todos los detectives patrios, ha resucitado. M¨¢s delgado, seriamente enfermo casi seguro, sin comer ya las excelencias que guisa, un punto lastimero para consigo mismo y amargado, sin duda m¨¢s esc¨¦ptico con brotes de cinismo; tambi¨¦n m¨¢s violento y mujeriego. 16 a?os despu¨¦s de la muerte de su creador, Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n, y 24 aventuras despu¨¦s, as¨ª lo ha ensamblado Carlos Zan¨®n (Yo fui Johnny Thunders; Marley estaba muerto, Taxi...) en, no pod¨ªa tener otro t¨ªtulo, Problemas de identidad (Planeta).
La clave para resolver su resurrecci¨®n se la proporcion¨® el mismo V¨¢zquez Montalb¨¢n: publicadas ya las dos primeras entregas, en sus art¨ªculos para Intervi¨² el escritor se hac¨ªa pasar por un personaje que visitaba a unos vecinos que eran un detective y su ayudante. Ah¨ª com¨ªan, beb¨ªan y hablaban del tema motivo del art¨ªculo. ¡°Me gust¨® la idea de jugar con que existiera el Carvalho de verdad y luego hacerlo en primera persona, para saber qu¨¦ pensaba directamente, sin la voz de su creador, algo que ya me hab¨ªa planteado como lector¡±, asegura Zan¨®n.
El Carvalho original era un derrotado moral y ahora lo es tambi¨¦n f¨ªsico y casi ps¨ªquico, que siente mucha conmiseraci¨®n de s¨ª mismo, claramente. Parece disfrutar chapoteando en su hundimiento moral, sintiendo ¡°la maravillosa liberaci¨®n de la derrota total¡±, como dice en la novela. ¡°Es m¨¢s torturado porque tambi¨¦n habla en primera persona, pero es que he hecho un libro con Carvalho, con el m¨ªo, no un libro de V¨¢zquez Montalb¨¢n; aun as¨ª, creo haber preservado sus rasgos esenciales: el humor, la ternura con los suyos, el odio al abus¨®n, al mat¨®n, al poderoso, cierta conciencia de clase¡¡±, recita. Pero, sobre todo, ha respetado ¡°esa mezcla de conocimiento y decepci¨®n, de que la verdad siempre es decepcionante: te hace m¨¢s sabio, pero no te sana¡±.
Tambi¨¦n es menos nost¨¢lgico el nuevo Carvalho, le duele menos la transformaci¨®n de la ciudad como met¨¢fora de la mutaci¨®n de su propio mundo emocional. ¡°Excepto su domicilio en Vallvidrera y su despacho en La Rambla, que es como si Sherlock Holmes no estuviera en Baker Street, el resto del mapa de la ciudad de Carvalho ha cambiado. Yo no tengo esa mirada global que ten¨ªa V¨¢zquez Montalb¨¢n sobre Barcelona, esos paseos que hac¨ªa por las calles con las llaves para entender la situaci¨®n sociopol¨ªtica¡±. En cambio, ha usado como tramas y subtramas detectivescas casos reales ocurridos en la capital, pero distorsionados: una muerte turbia de un mantero a manos de un guardia urbano; un robo en un piso del Eixample barcelon¨¦s que acab¨® en carnicer¨ªa; prostitutas asesinadas en la ladera oscura de Montju?c (que ya quiso usar en su novela Taxi), la inmigraci¨®n ilegal con pisos patera ¡ª¡°con restos de serie de siete nacionalidades distintas del Cirque du Soleil¡±¡ª, un asomo del drama de los narcopisos en Ciutat Vella, un bullying?a un adolescente¡ ¡°Es una manera de denunciar que Barcelona no solo es la del Mobile Congress y una postal tur¨ªstica, de que a nuestras espaldas tambi¨¦n hay en Montju?c chicas que se alquilan por cinco euros¡±.
He aprendido mucho. Nunca hab¨ªa trabajado con la primera persona
Es consciente Zan¨®n de que haciendo de Carvalho casi un enfermo de la bulimia, un mujeriego sin muchas contemplaciones, un tipo ¡°m¨¢s violento¡± o alguien poco ¨¦tico con sus clientes pone contra las cuerdas a los esencialistas de Carvalho. ¡°Si le resucitaba, ten¨ªa que jugar fuerte; sin riesgo no hay creaci¨®n¡ Aun as¨ª, creo que su relaci¨®n con la nueva secretaria, Estefan¨ªa, o con su amante, Laura, son muy de igual a igual; tambi¨¦n admite colaborar con otros en la investigaci¨®n, ahora no es un detective autista¡±. Es la punta de iceberg de uno de los leit motiv t¨¢citos del libro: ¡°Carvalho no sabe si act¨²a como ¨¦l siente o si es as¨ª por c¨®mo le han escrito¡ Es la idea del artificio y la m¨¢scara que est¨¢ en todo el libro: qu¨¦ hay detr¨¢s de la m¨¢scara¡±.
?No es, sin embargo, imperdonable el dur¨ªsimo trato al fiel Bisc¨²ter, por m¨¢s que el protagonista se sienta tan vigilado por ¨¦l y por los m¨¦dicos, que le est¨¦ t¨¢citamente echando en cara su abandono de Charo, su novia de siempre (que ni aparece en la trama) y que todo est¨¦ agravado porque participa en el concurso Masterchef??¡°Bisc¨²ter aqu¨ª se independiza, no es un lacayo, por vez primera hace lo que quiere... Y creo que Carvalho sabe que es injusto con ¨¦l. Problemas de identidad?denuncia, en el fondo, las relaciones de maltrato, de dependencia, de poder, entre la fuerza f¨ªsica y el m¨¢s d¨¦bil, ya sea en el bullying?escolar, en la clase alta, o con unas prostitutas: el fuerte siempre abusa del d¨¦bil y Carvalho se posiciona ah¨ª claramente¡±.
S¨ª se respeta el ritual pir¨®mano del detective de quemar libros en su chimenea. Pero el sacrilegio alcanza a que uno de los devorados por el fuego es un t¨ªtulo de la serie, Asesinato en el comit¨¦ central, por el que su autor ten¨ªa estima sentimental. ¡°La idea de que quemara un libro de su creador me tentaba; adem¨¢s, es de los que menos me gustan a m¨ª¡±, dice quien se los ha rele¨ªdo todos menos el ¨²ltimo, Milenio, ¡°por si no diera un testamento o cosas que uno no podr¨ªa hacer con el personaje¡±.
No quiero verme hipotecado siendo aquel que hizo dos o tres carvalhos
Rezuma la novela un cierto descreimiento con la cultura, si bien est¨¢ cargada de referencias cin¨¦filas y bibliogr¨¢ficas, con gui?os a la obra del propio V¨¢zquez Montalb¨¢n. ¡°Los libros y las pel¨ªculas nos enga?an al solucionar conflictos con amor o ¨¦pica¡±, dice el nuevo Carvalho. Su nuevo padre se reafirma: ¡°La cultura no nos salva, nos convierte en seres mutantes e inh¨¢biles para la vida de acci¨®n. El Carvalho original quemaba libros porque, en un momento, crey¨® que le sirvieron para algo y luego se dio cuenta de que son artefactos in¨²tiles¡ Ser m¨¢s l¨²cido no te salva de la felicidad, te da matices de vida, pero poco m¨¢s. Menos feliz, pero m¨¢s sabio; eso es Ad¨¢n y Eva: ?quieres ser feliz o quieres saber? Y escogi¨® saber¡±. El tema es muy zanoniano, como el de la predestinaci¨®n, que tambi¨¦n rezuma en el nuevo Carvalho. ¡°Nada cambia. Nadie puede cambiar. El car¨¢cter es el destino¡±, se escribe. ¡°No creo que tengamos mucho margen de elecci¨®n, aunque creamos que s¨ª. Tengo una mirada negra sobre los personajes, la realidad y la vida: como eres es lo que te va a pasar¡±.
Madrid es un inopinado escenario para Carvalho. ¡°Todo, en 2017, a nivel sociopol¨ªtico, pasaba por la capital y el di¨¢logo de sordos entre ambas urbes. Me gustaba eso y la novela lleg¨® a tener como t¨ªtulo provisional Madrid-Barcelona y hasta Carvalho iba a enamorarse de la mujer de un fiscal de ah¨ª¡ Con el tel¨®n de fondo del proc¨¨s, si lo enviaba a Madrid, Carvalho tendr¨ªa una manera de explicar qu¨¦ estaba pasando en las bambalinas pol¨ªticas¡±. Porque el independentismo, como las cr¨ªticas a Ikea o a La Caixa, est¨¢ en frases como ¡°banderas patriotas, banderas idiotas¡±, ¡°cuatreros espa?olistas¡±, o independentistas que, en el fondo, no quieren independizarle y lo son solo ¡°para sentirse moralmente superiores a los fachas espa?oles¡±. ¡°Carvalho se lo mira desde fuera, le parece que es una lucha entre dos derechas, dos patriotismos, dos banderas. Bisc¨²ter, por su parte, dice que votar¨¢ en el refer¨¦ndum¡ En realidad, ni sab¨ªamos los catalanes lo que estaba pasando ni qu¨¦ quer¨ªamos en el fondo; todo era confuso¡ He intentado reflejar eso: Carvalho siempre daba hostias a todos, desde el Partido Comunista a CiU; siempre me recordaba a Pepe Rubianes, menos en su parte desquiciada, repartiendo por doquier¡±. ?Qu¨¦ lectura hacer de la quema en su chimenea de una Constituci¨®n de 1978? ¡°Me gustaba esa irreverencia; pero si Carvalho ya quem¨® Moby Dick, tambi¨¦n puede quemar la Constituci¨®n¡±.
Habla por el momento Zan¨®n, muy en forma en las cortantes r¨¦plicas que suelta su detective, de un ¨²nico Carvalho. Un solo disparo. ¡°Me ha costado publicar y hacer carrera y no quiero verme hipotecado siendo aquel que hizo dos o tres carvalhos. He aprendido mucho: nunca hab¨ªa trabajado con la primera persona, no hab¨ªa hecho un policial, nunca hab¨ªa trabajado con personajes de otros ni seriado, ambientado en dos ciudades; adem¨¢s, mis personajes suelen ensimismarse y aqu¨ª se requer¨ªa acci¨®n¡ No s¨¦, en cualquier caso, el pr¨®ximo no ser¨¢ un Carvalho¡±.
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